sábado, 31 de diciembre de 2011

Iglesia

Fieles en la iglesia.

¿Qué es la Iglesia? La Iglesia es la congregación de los fieles cristianos fundada por Jesucristo y cuya cabeza visible es el Papa. Iglesia somos todos y cada uno, porque somos templo vivo de Cristo que se da como alimento en la Eucaristía. También entendemos como iglesia a un edificio, templo de reunión, lugar de oración, donde los creyentes hermanados en una sola fe se reúnen para alabar, glorificar, dar gracias y pedir perdón a Dios Padre y celebrar el Banquete Eucarístico: la Santa Misa. Pero por lo general, cuando se dice «iglesia» se piensa en los curas… el clero. La jerarquía eclesial: Papa, cardenales, obispos, curas y diáconos, ellos y nosotros somos la Iglesia, con la diferencia de que ellos, hombres de fe, sintieron en su interior la llamada del Señor y respondieron, libres y voluntariamente, con vocación de servicio y se han comprometido a dar testimonio de Jesús.

Recuerdan cuando Dios llamó a Samuel: «Samuel, Samuel» y él contestó: «Habla Señor que tu siervo escucha». Bendita llamada redentora que da sentido a la vida y a través de la cual los curas realizan una labor evangélica, llevando el mensaje de esperanza que llena de alegría a los cristianos porque el fruto de la fe es el amor, un amor que prende en el alma e ilumina el camino de salvación. Palabra de Dios.

Con respecto al clero hay hechos imperdonables, pero me parece injusto que por unos tengan que pagar el resto. Yo no seré quien juzgue a nadie, líbreme Dios, (al final de mis días tendré que rendir cuentas, pero sólo de mis actos). Tampoco es justo sacar a colación las Cruzadas o la Inquisición para justificar el ateísmo o la rebeldía; ojalá eso no hubiese pasado, porque en nombre de Dios sólo cabe el amor. Matar a los hermanos, robar y poseer riquezas está al margen del mensaje de amor de Jesús, por tanto, estos acontecimientos abominables en la historia cristiana, están fuera del camino de salvación. Todo lo despreciable está hecho por hombres y es condenable… «Por sus obras los conoceréis». Manifestar soberbia, egoísmo, avaricia… nada tiene que ver con el mensaje evangélico: ahí está la debilidad humana.

En la actualidad los cristianos no nos sentimos orgullosos de aquellos religiosos que en lugar de dar testimonio de Jesús nos muestran lo más miserable del hombre, y para que la Iglesia no se sienta ofendida sería bueno que se «entonara el mea culpa», o si no, mejor dejar el hábito, porque no se puede escandalizar ni a creyentes, agnósticos o ateos. Un cura que se deja llevar de la miseria humana no será mi guía espiritual, aunque mi fe seguirá inalterable porque la sustenta el Evangelio que es Palabra de Vida. ¡Hombre!, tú que libremente has hecho votos de pobreza, obediencia y castidad para dar testimonio de Jesús, si tu ejemplo no es digno, no eres un buen pastor y el rebaño desencantado se expone al peligro de hambrientos lobos que rondan el redil.

«Donde estén dos reunidos en mi nombre, en medio estaré yo». Iglesia es la Asamblea convocada por Dios. Lugar Santo… Jesús mostró su celo cuando vio el templo convertido en un mercado: «No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre». La iglesia es lugar de oración, de recogimiento interior, por tanto, lugar de respeto y silencio. Jesús habló de que el templo sería destruido y reconstruido en tres días, metafóricamente edificio y vida, su muerte y resurrección. Amor y esperanza.

Jesús que vino, no a condenar sino a salvar. Nos hizo ver la importancia de la familia, más allá de lo que nosotros la entendemos. Él dijo: «Estos son mi madre y hermanos. El que cumple la voluntad de Dios».

Familia es aquel que te une en amor a Dios y a los que te quieren. Hermanos sinceros y auténticos unidos en la verdad; los hipócritas no son hermanos y la medida que usan les será devuelta… por eso, si tienes conciencia de que has dañado a tu hermano, no dejes pasar el tiempo, reconoce tu pecado y reconcíliate con él.

Los fariseos son los que guardan en apariencia, es decir, que se ensanchan las franjas, les gustan los primeros puestos y que les hagan reverencia por la calle. El Señor nos habla de ser no de aparentar. El que quiera ser grande entre ustedes, sea vuestro servidor. Lo que se hace para que lo vea la gente, ese culto está vacío porque está en los labios y no en el corazón. Mirémonos en la humildad de Jesús que vino a servir, no a que le sirviéramos. Ya Jesús dijo a la gente: «Esta generación es una generación perversa, que pide signos…» Hoy muchos que diciendo ser cristianos piden signos mientras se cierran en sus criterios mundanos. Cierran su corazón y no dejan que entre el Espíritu de Cristo, el que con su muerte y resurrección nos mostró todos los signos… amor, verdad y vida. ¿Necesitas más signos?

Jesús y todo lo que viene de él es amor. Los católicos no tenemos religión, porque seguimos el testimonio vivo de Jesús. Enseñanzas del evangelio que emanan amor… ¡Buena Noticia! Hay quienes se encierran en su verdad e intentan imponerla. La única verdad es que, en el amor se cumplen todas las leyes. Algunos dicen que los cristianos católicos tienen un montón de normas y leyes que cumplir. ¡No! La única norma y la única ley es el AMOR, en el amor está la grandeza de los cristianos: «Amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a ti mismo».
El que ama guarda todas las leyes, porque está libre de toda maldad: honrará a sus padres, respetará a sus hermanos; no será envidioso ni soberbio; no dirá falsos testimonios ni mentiras; no matará y cuidará de los animales y la naturaleza; no robará… Recuerden que a los primeros cristianos se les reconocían por manifestar su amor. Vivían compartiéndolo todo, como auténticos hermanos. ¡Cuánto se quieren! decían, y se unían al grupo y así fue creciendo la gran familia cristiana.

Doblo mi rodilla ante la inmensidad del amor que Dios nos tiene, porque tanto nos amó que mandó a su Hijo al mundo, no para condenarlo, sino para que todo el que cree en él, se salve por él. Jesús no vino a abolir la Ley y los profetas, vino a dar plenitud a la Ley con amor de servicio y entrega. El hombre es insignificante y su vida toma sentido en comunión con un Ser Superior.

Los cristianos somos creyentes y la fe es una realidad que hay que cultivar constantemente. A Dios no podemos darle la espalda y exigirle…

«De que te sirve buscar a Dios en lugares santo, si donde lo has perdido es en tu corazón”. Y con razón nos diría: “Que quieres que yo haga por ti, por muy Dios que yo sea, ¡hombre, si no me amas!» Gloria Fuertes.

«Ama, y haz lo que quieras». No es tan importante lo que te ofrezca la vida, sino, lo que aportes. La iglesia primitiva que todo lo comparte, sigue vigente: es una iglesia viva, solidaria, evangelizadora. Somos iglesia diocesana y universal, contigo, con todos, que construye aquí y allá una comunidad familiar, unidos en el mismo amor.

«¿Quién me presta una escalera, para subir al madero, para quitarle los clavos a Jesús el Nazareno?» Antonio Machado.

¡Oh! Jesús, yo me levantaré y cargaré con mi cruz y te acompañaré en el Cenáculo, en Getsemaní y en el Calvario, pero en el Sepulcro me alegraré porque has vencido a la muerte y nos liberas y salvas. ¡Aleluya! El que sigue a Jesús, lo honra con los labios, con el corazón y con la vida…

Fotografía: Iglesia en Valladolid, cc. Desaturada de la original.

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