viernes, 30 de diciembre de 2011

Gracias Papá

Un padre tiene a su hija en brazos.


Hoy quiero dar las gracias a mi padre por todo lo que soy: gracias papá por ser mi padre, por enseñarme a amar a Dios y a mamá. Por enseñarme a valorar y respetar la vida a las personas y a la naturaleza. Por indicarme los caminos mejores que me llevan a la luz, la verdad y la vida… Por siempre, gracias.

Papá, físicamente no te tengo, pero no hay un día que no te sienta cerca de mí, es más, te llevo en mi corazón junto con mamá. Ustedes, me animan y me llenan de alegría, por eso me encuentro con fuerzas para seguir pasando este tránsito terrenal al que no me siento apegada, vivo la vida ilusionada y esperanzada, pero puesta en otra dimensión mi mirada.

Soy consciente de quién soy y sé que la vida —mi vida— no me pertenece ya que me fue dada por Dios a través de mamá y de ti, por tanto, los padres no mueren, se prolongan un poco en sus hijos, por eso, me gustaría ser el espejo de la memoria de mi padre y de mi madre, siendo digna hija de las grandes personas que ustedes fueron.

Quiero decirte papá, que me felicito por tenerte como padre. Mi padre y también mi madre, están siempre en mi boca, porque los dos, mi madre y mi padre son únicos e irrepetibles. Ustedes, son todo lo que tengo y lo que soy, lo más grande que Dios me ha dado. Yo, a mi padre y a mi madre no los quiero compartir con nadie, son todo míos. Ellos pueden tener muchos hijos… Yo sólo los tengo a ellos. ¡Papá…Gracias y Felicidades!

No ha podido la muerte,
hacer que te eche al olvido.
Cómo no voy a quererte…
¡Cuánto mi alma te ha querido!

Fotografía: Yogendra Joshi, cc.

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