sábado, 30 de septiembre de 2017

Los plátanos y el tiempo

Un hombre se fue a pasar unas vacaciones a un monasterio de Nepal. Una tarde salió a pasear por los alrededores y entró a visitar uno de los numerosos templos de la región, donde se encontró con un monje sentado ante el altar, sonriendo.
—¿Por qué te ríes? —le preguntó con curiosidad.
—Porque acabo de darme cuenta de que entiendo el significado de los plátanos —fue su respuesta—.
Dicho esto, abrió una bolsa de tela que reposaba a su lado y extrajo de ella uno que estaba podrido y mirándole le comentó:
—Esta fruta representa la vida que pasó y que no fue aprovechada en el momento adecuado. Ahora es demasiado tarde.
A continuación, sacó de la misma bolsa otro plátano, pero éste aún estaba verde. Se lo enseñó y volvió a guardarlo:
—Ésta es la vida que aún no ha sucedido. Es necesario esperar el momento adecuado.
Finalmente, cogió un plátano maduro, lo peló y lo compartió con él no sin antes decirle:
—Ésta es la vida en el momento presente. Aliméntate con ella y vívela sin miedos y sin culpa.
Tras escuchar aquellas palabras, el hombre salió del templo habiendo comprendido que hay que vivir el presente intensamente, porque el pasado ya se fue y en cuanto al futuro, nadie sabe cómo será.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Valora lo que tienes

Un hombre vivía en una casita muy pequeña con su esposa y cinco hijos, los cuatro abuelos y varios tíos y tías. Dormían todos en la misma habitación, comían juntos y se peleaban en vano por un poco de espacio propio y silencio.
Desesperado, el hombre fue a ver al rabino del pueblo para decirle que se estaba volviendo loco por culpa de las peleas, los gritos y llantos de los niños y porque su esposa estaba destrozada de no dormir.
—Según recuerdo, tú tienes una vaca, ¿no? Pues métela en tu casa y regresa dentro de una semana —le recomendó—.
El hombre protestó ante aquella idea alocada, pero al final hizo caso al maestro y volvió al cabo de siete días:
—¡Es horrible! —se quejó.
El rabino le dijo entonces que cada semana metiera un animal más en su hogar: la cabra, el caballo, gallinas… hasta llegar al caos más absoluto.
Finalmente, al cabo de un tiempo, el rabí le pidió que expulsara a todos los animales de su hogar.
Cuando el hombre volvió a verle, le dijo:
—¡Gracias, rabino! ¡Esto sí que es vida! Ahora todos vivimos en paz y armonía.
A lo que el maestro concluyó, a modo de reflexión:
—Debemos saber valorar lo que tenemos, porque desgraciadamente, hay veces que las cosas pueden empeorar.

martes, 26 de septiembre de 2017

La mendiga y la flor

Un día, un buen hombre que pasó por la puerta del gran bazar, donde solían reunirse muchos mendigos, vio entre ellos, sentada en el suelo, a una anciana que parecía la más pobre de todos.
—Por favor, llevo tres días sin comer —dijo mientras tendía sus huesudas manos hacia el hombre.
Éste rebuscó en sus bolsillos, le dio dos monedas y después esperó oculto en un zaguán para ver en qué invertía su limosna la mujer.
Cuando la mendiga se levantó, empezó a caminar lentamente entre la multitud que abarrotaba el mercado. Por unos momentos, el hombre la perdió de vista y cuando volvió a verla, notó que se movía como si estuviera más alegre, apretando con cuidado un bulto bajo la túnica. Tomó un callejón que le llevó hasta una plaza, se sentó a la sombra del único árbol que había y sacó un poco de pan y una preciosa rosa roja. Sonrió y empezó a comerse el mendrugo sin dejar de mirar la rosa con los ojos brillantes. Después, una expresión de paz se reflejó en su rostro.
Fue entonces cuando el hombre se acercó y le preguntó:
—¿Por qué alguien tan pobre como usted ha derrochado una moneda en una flor?
La anciana le miró desde sus 100 años de sabiduría y le dijo:
—Tenía dos monedas. Con una compré con qué vivir; la otra la gasté para tener porqué vivir.

lunes, 25 de septiembre de 2017

La gaviota y los pescadores

Una gaviota estaba volando muy alto sobre el mar cuando divisó, a lo lejos, la barca de unos pescadores.
«Si yo tuviera una red como la de esos hombres, no tendría que resignarme a coger un solo pez después de varios intentos lanzándome en picado al agua», se dijo. Y mientras la gaviota reflexionaba de aquella manera, uno de los pescadores, desde la barca, se quedó embelesado mirando el vuelo de la gaviota y le comentó al otro:
Si tuviera el privilegio de ver desde las alturas lo que puedo pescar, no me aventuraría en las aguas profundas y ni siquiera me alejaría de la costa de madrugada, cuando todos los pescadores son ciegos y su oído anda perdido en la inmensidad.
A lo que su compañero le contestó sabiamente diciendo:
Yo creo que, en lugar de fijarnos tanto en los demás y en lo que tienen, como en esa gaviota, que puede volar mientras que nosotros no, debemos tomar conciencia de todo aquello que tenemos. Mira, muchas personas viven desgarradas por el afán de imitar a otras o ser como alguien a quien envidian. Y sólo es posible respetar y querer a los demás si uno empieza queriéndose a sí mismo, lo que implica valorarse y aceptarse por lo que uno es y no por lo que aparenta, ni por lo que tiene o dice tener.

viernes, 22 de septiembre de 2017

Homo sapiens/demens

Dos chimpances sentados juntos.


En la actualidad la sociedad vive contra reloj, convulsa, como si le pesara la vida van camino de la locura. Locura: según el diccionario, significa «privación del juicio o del uso de la razón». Antiguamente se creía que era consecuencia de maniobras sobrenaturales, o netamente demoníacas. También se pensaba que actuaba en el hombre como castigo divino por la culpa de sus pecados.

Se designó como locura hasta final del siglo XIX a un determinado comportamiento que rechazaba las normas sociales establecidas. Lo que se interpretó por convenciones sociales como locura fue la desviación de la norma (del latín vulgar delirare, de lira ire, que significaba originalmente en la agricultura «desviado del surco recto»), por culpa de un desequilibrio mental, por el cual un varón o una mujer padecía de delirios enfermizos, impropios del funcionamiento normal de la razón, que se identificaban por la realización de actos extraños y destructivos. Los síntomas de ciertas enfermedades, como la epilepsia u otras disfunciones mentales, fueron también calificados de locura.

miércoles, 20 de septiembre de 2017

Fuego en los montes


En la copa de un pino
el canario lamentaba:
¡Mi casa se ha quemado!
No hay ramas donde anidarla.

Sus plumas las lleva negras
de posarse en cada rama,
busca a su compañera:
¡Ay! ¿Dónde estará mi amada?

Tristes trinos lleva el viento
recorriendo las montañas.
El humo ahoga el aire.
El fuego quema sus entrañas.

El cielo se ha oscurecido.
Los pinos no tienen ramas.
Las ha devorado el fuego…
Cenizas que grita y clama.

¡Fuera el fuego de los montes!
¿Dónde la bendita agua?
que sofoque la agonía
de mi tierra. ¡Ay! qué magua.

Los pájaros están cansados
de tanto agitar sus alas,
para apagar ese fuego…
Gran Canaria se desangra.

En los montes de mi tierra
ya no vive la esperanza.
Se ha teñido de luto.
En el canario… añoranza.

martes, 19 de septiembre de 2017

El turbante

Hace mucho tiempo, un hombre descubrió en un arcón de su desván una pieza de tela que perteneció a sus antepasados. Como en su familia solían usar turbante, pensó que, para honrar a sus ancestros, se haría uno. Pero el trozo de tela no era lo suficientemente grande para ello, así que decidió venderla en la subasta de cada sábado en el mercado. Durante la puja, el subastador comenzó a subir el precio hablando de la calidad de aquella maravillosa tela y, al final, un profesor, muy conocido por ser una de las personas más influyentes de la comunidad, ofreció muchísimo dinero. El propietario del tejido se quedó muy preocupado porque se dio cuenta de que el comprador tampoco podría hacerse un turbante y pensó que le acusaría de intentar engañarle al vendérsela a aquel precio. Se acercó a él y le comentó:
—No vale la pena comprar esa tela. ¡Es demasiado pequeña para hacerse un turbante!
El profesor, sorprendido, le miró y le dijo:
—¿Quién puede pensar en hacerse un turbante con esta reliquia? Voy a enmarcar este maravilloso tapiz y lo colgaré en algún lugar de mi casa donde pueda verlo y tener siempre presente la leyenda que lleva bordada:
«Todo tiene su valor, pero hay que saber reconocerlo».

lunes, 18 de septiembre de 2017

Buenos consejos

Consejos de un padre a su hijo pre-universitario:
Jackson Brown no es un gran pensador, ni un Nóbel de literatura. Es sólo un hombre común, un padre preocupado por la felicidad de su hijo que quiso escribir estos simples ‘consejos’, al momento que éste se iría a estudiar a la Universidad, lejos de su casa. Su hijo decidió fotocopiarlos y los distribuyó entre sus compañeros de estudio. Tuvieron tanto éxito, que una editorial le pidió autorización a Brown para editar un libro con ellos. Poco tiempo después, ampliado bajo el título «Vivir Feliz», se convirtió en un Best Seller que lleva decenas de ediciones y millones de ejemplares traducidos a varios idiomas.

VIVIR FELIZ:
Observa el amanecer por lo menos una vez al año.
Estrecha la mano con firmeza, y mira a la gente de frente a los ojos.
Ten un buen equipo de música.
Elige a un socio de la misma manera que elegirías a un compañero de tenis: 
busca que sea fuerte donde tú eres débil y viceversa.
Desconfía de los fanfarrones: nadie alardea de lo que le sobra.
Recuerda los cumpleaños de la gente que te importa.
Evita a las personas negativas; siempre tienen un problema para cada solución.
Nunca existe una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión.
No hagas comentarios sobre el peso de una persona, 
ni le digas a alguien que está perdiendo el pelo. Ya lo sabe.
Recuerda que se logra más de las personas por medio del estímulo que del reproche 
(dile al débil que es fuerte y lo verás hacer fuerza).
Anímate a presentarte a alguien que te cae bien simplemente con una sonrisa y diciendo: 
Mi nombre es fulano de tal; todavía no nos han presentado.
Nunca amenaces si no estás dispuesto a cumplir.
Muestra respeto extra por las personas que hacen el trabajo más pesado.
Has lo que sea correcto, sin importar lo que otros piensen.
Dale una mano a tu hijo cada vez que tengas la oportunidad. 
Llegará el momento en que ya no te dejará hacerlo.
Aprende a mirar a la gente desde sus sandalias y no desde las tuyas. 
Ubica tus pretensiones en el marco de tus posibilidades.
Recuerda el viejo proverbio: Sin deudas, sin peligro.
No hay nada más difícil que responder a las preguntas de los necios.
Aprende a compartir con los demás y descubre la alegría de ser útil a tu prójimo. 
(El que no vive para servir, no sirve para vivir).
Acude a tus compromisos a tiempo. La puntualidad es el respeto por el tiempo ajeno.
Confía en Dios, pero cierra tu auto con llave.
Recuerda que el gran amor y el gran desafío incluyen también ‘el gran riesgo’. 
Nunca confundas riqueza con éxito.
No pierdas nunca el sentido del humor y aprende a reírte de tus propios defectos.
No esperes que otro sepa lo que quieres si no lo dices.
Aunque tengas una posición holgada, has que tus hijos paguen parte de sus estudios.
Haz dos copias de las fotos que saques y envíalas a las personas que aparezcan en las fotos.
Trata a tus empleados con el mismo respeto con que tratas a tus clientes.
No olvides que el silencio es a veces la mejor respuesta.
No deseches una buena idea porque no te gusta de quien viene.
Nunca compres un colchón barato: nos pasamos la tercera parte nuestra vida encima de él.
No confundas confort con felicidad.
Nunca compres nada eléctrico en una feria artesanal.
Escucha el doble de lo que hablas (por eso Dios nos dio dos oídos y una sola boca).
Cuando necesites un consejo profesional, pídelo a profesionales y no a amigos.
Aprende a distinguir quiénes son tus amigos y quiénes son tus enemigos.
Nunca envidies: la envidia es el homenaje que la mediocridad le rinde al talento.
Recuerda que la felicidad no es una meta sino un camino: disfruta mientras lo recorres.
Si no quieres sentirte frustrado, no te pongas metas imposibles.

«La gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo… simplemente disfruta al máximo de todo lo que Dios pone en su camino».

sábado, 16 de septiembre de 2017

El valor de las personas

Dos marineros, en mitad de su travesía por el Pacífico, se detuvieron a descansar en una isla y allí se encontraron con una muchacha lavando la ropa en el río. Uno de los marineros se acercó y le preguntó por su nombre. La chica le respondió que no podía hablar con él si no se casaban antes.
—Pues me casaré contigo —dijo el marinero, a quien no le importó que hubieran jóvenes más hermosas en la isla—.
Cuando pidió la mano de la muchacha, el padre de ésta le advirtió:
—Si te quieres casar con una de mis hijas, tendrás que pagarme nueve vacas. ¿Con cuál quieres desposarte?
—Con la que lavaba la ropa en el río —respondió—.
Sorprendido, ya que sus otras hijas eran más bellas, le dijo:
—En ese caso, sólo tendrás que darme tres vacas.
Pero el marinero le replicó:
—Te daré nueve.
La pareja se casó y, al cabo de un tiempo el amigo del marinero fue a visitarle y al ver a su esposa no la reconoció, pues se había convertido en una bellísima mujer.
—¿Cómo es posible? No se parece a la que yo conocí —dijo—.
—Muy sencillo. Me dijeron que valía tres vacas y yo la traté como si valiese nueve.
Y es que, como dijo el escritor Goethe: «Si tratas a una persona como lo que es, seguirá siendo como es, pero si la tratas como lo que puede y debe ser, se convertirá en lo que puede y debe ser».

viernes, 15 de septiembre de 2017

Amor ciego

Una pareja de jóvenes enamorados desde hacía tiempo, iban a unirse en matrimonio. Pero, unos meses antes de la boda la novia sufrió un aparatoso accidente que le dejó el rostro desfigurado. Entonces la joven escribió una carta a su novio con la intención de anular la boda:
Creo que no va a ser posible que nos casemos. Un accidente me ha dejado el rostro destrozado. Búscate una mujer hermosa como tú te mereces, porque ya no soy digna de ti. 
Él no tardó en contestar y lo hizo con una asombrosa noticia: 
«Quién soy indigno de ti soy yo. He enfermado de la vista y el médico me ha dicho que quedaré totalmente ciego. Piénsatelo, yo sigo deseando casarme contigo».
Y así fue. Celebraron la ceremonia y nadie había visto a una pareja más enamorada… Vivieron 20 años de plenitud y felicidad, en los que la muchacha fue el lazarillo que le guio entre las tinieblas.
Pero un día, ella enfermó gravemente y mientras agonizaba sólo se lamentaba de la desdicha de tener que dejar a su marido desasistido. Cuando ella abandonó este mundo, su esposo abrió los ojos ante el asombro de los presentes.
Jamás estuve ciego. Fingí para que mi amor no se entristeciera pensando que veía su rostro desfigurado —confesó entre un mar de lágrimas.
¡Esos es verdadero amor…!

jueves, 14 de septiembre de 2017

De qué te quejas…

Decía un anciano que sólo se había quejado una vez en toda su vida. Cuando iba descalzo y no tenía dinero para compra zapatos.
Entonces fue que vio a un hombre feliz que no tenía pies… Y, nunca más volvió a quejarse.

lunes, 11 de septiembre de 2017

Vive remansadamente

Un banco junto a un árbol a la orilla de un lago.


Para alcanzar la felicidad: Vive remansadamente… En el remanso hay tranquilidad, y en la tranquilidad, decía Facundo Cabral: «Hay salud y plenitud dentro de uno. Perdónate, acéptate, reconócete y ámate. Recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad».

Terminada la visita del Papa a Colombia, y aun en el eco viajan sus palabras llenas de esperanza… «Hoy rezamos juntos por la justicia y no la venganza, por la reparación de la verdad y no el olvido». Sí, la verdad debe prevalecer, siempre. Ahora es tiempo de reflexión. Nos encontramos frente a un panorama desolador: la sociedad ha perdido el norte; ya no hay respeto por nadie ni por nada. Los valores pisoteados nos llevan a un callejón sin salida. El todo vale, no vale. El núcleo de la sociedad es la familia y a ésta la están destruyendo. La sociedad impunemente se salta las normas de convivencia. Los políticos se saltan las leyes. Y frente a la hecatombe de la sociedad parece haberse desatado la hecatombe de los elementos y el mundo ruge devastándolo todo a su paso.

viernes, 8 de septiembre de 2017

Sobrevivir a una familia tóxica

Felpudo a la entrada de una casa con un mensaje de advertencia de peligro.


El 8 de septiembre, la Iglesia recuerda el día del nacimiento de la Virgen María. El Evangelio no nos da datos del nacimiento de María, pero hay varias tradiciones. Algunas, considerando a María descendiente de David, señalan su nacimiento en Belén. Otra corriente griega y armenia, señala Nazareth como cuna de María.

La celebración de la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, es conocida en Oriente desde el siglo VI. Fue fijada el 8 de septiembre, día con el que se abre el año litúrgico bizantino, el cual se cierra con la Dormición, en agosto. En Occidente fue introducida hacia el siglo VII y era celebrada con una procesión-letanía, que terminaba en la Basílica de Santa María la Mayor.

lunes, 4 de septiembre de 2017

Catástrofes que no lo son

En una pequeña aldea vivía un sabio. Un día sus caminos aparecieron plagados de gallinas muertas. Entonces los aldeanos fueron en comitiva a preguntarle la razón de ese extraño fenómeno.
—¿Qué cree usted que es esto, una maldición? —le dijeron.
A lo que él respondió:
—No os alarméis. No puedo deciros porqué, pero es por nuestro bien. Los vecinos se marcharon algo disgustados con esa misteriosa respuesta, pensando que el hombre al que tanto admiraban estaba perdiendo la razón. Pero para su sorpresa, al día siguiente todos los perros cayeron desplomados. Y de nuevo se encaminaron hasta la casa del sabio que volvió a tranquilizarlos asegurándoles que, aunque costara creerlo esto también era «para el bien de todos». La misma escena se repitió al tercer día, cuando se apagaron todos las chimeneas.
Pero lo peor estaba por suceder.
Días después, una banda de asesinos llegó al pueblo y todos los habitantes se ocultaron temiendo por sus vidas. Pero el jefe de los malhechores al observar el panorama, dijo:
—No se ven gallinas, ni ladran perros, ni sale humo de las chimeneas. ¡Vámonos que en este pueblo no vive nadie!

A veces suceden cosas que interpretamos como una catástrofe pero, tras una gran pérdida la vida también te puede traer cosas buenas que no esperabas.

domingo, 3 de septiembre de 2017

El abrazo es vida

El abrazo es salvador de vidas. Se ha comprobado que todos necesitamos contacto físico para sentirnos bien, y una de las formas más importantes de contacto físico es el abrazo.
Cuando nos tocamos y nos abrazamos, llevamos vida a nuestros sentidos y reafirmamos la confianza en nuestros propios sentimientos.
Muchas veces no encontramos las palabras adecuadas para expresar lo que sentimos, pues el abrazo es la mejor manera.
Hay veces que no nos atrevemos a manifestar nuestras emociones, ya sea por timidez o porque los sentimientos nos abruman, en esos casos se puede contar con el idioma de los abrazos.
Los abrazos además de hacernos sentir bien se emplean para aliviar el dolor, la depresión y la ansiedad, y tienen el poder de limar asperezas. Son un revulsivo placentero, provocan alteraciones fisiológicas positivas en quién toca y en quién es tocado. Para un enfermo no hay mejor medicina, porque acrecienta la voluntad de vivir. Pues debemos saber que cuatro abrazos al día son necesarios para sobrevivir, ocho para mantenerse y doce para crecer como persona. Y, ¿qué nos brinda un abrazo?
Protección: El sentirnos protegidos es importante para todos, pero lo es más para los niños y los ancianos quienes dependen del amor de quienes los rodean.
Seguridad: Todos necesitamos sentimientos seguros. Si no lo conseguimos actuamos de forma ineficiente y nuestras relaciones interpersonales declinan.
Confianza: La confianza nos puede hacer avanzar cuando el miedo se impone a nuestro deseo de participar con entusiasmo en algún desafío de la vida.
Fortaleza: Cuando transferimos nuestra energía con un abrazo, aumentan nuestras propias fuerzas.
Salud: El contacto físico y el abrazo imparten una energía vital capaz de sanar o aliviar dolencias menores.
Autovaloración: Mediante el abrazo podemos transmitir un mensaje de reconocimiento al valor y la excelencia de cada individuo.

Que no se nos olvide lo importante que es abrazar a quienes amamos y cuanto bien nos hace a todos abrigarnos el corazón con la calidez de un abrazo. ¡Abrázalo todo! Abraza que un abrazo tiene mucho poder: abraza a tus seres queridos, a tus amigos, a tu mascota, porque el abrazo sosiega y calma.