Eso de regalar… Desde tiempos remotos a todo se le ha puesto precio; todo se compra y se vende. Antes de existir el dinero el sistema de intercambio era el trueque, lo tuyo por lo mío, y cuando inventaron el dinero tuvo el valor que le quisieron dar. Con el paso del tiempo el dinero fue tomando valor y en la actualidad «don dinero» tiene el valor de los valores. El dinero manda. Al dinero se le adora y se le rinde pleitesía, no hay más dios ni más poder, porque el dinero te hace libre e intocable y otorga impunidad y hasta la Ley te ve con otros ojos: donde hay dinero hay atenuantes. Además, tiene la llave para moverte sin problemas por los altos estamentos y todos están dispuestos a «codearse con el puro», ese humo no molesta.
A los «señores del puro» nadie les pide cuenta del dónde y cómo se enriquecen. Se ha comprobado que sudando y trabajando duro, nadie se pone rico (ja, ja, las sospechas son libres…). Yo al dinero le doy el valor que tiene, lo necesito para comprar pan, leche, gofio… lo imprescindible porque no vivo sobre mis posibilidades, hago cuentas y con lo que hay a eso me ajusto. «No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita».
Por lo general se constata que las personas con más recursos tienen menos actitudes éticas, suelen ser poco generosas y se saltan las normas alegremente con la seguridad de que «su dinero» les protege y respalda.
A vuelta con los dineros, en España estamos todos expectantes porque durante años no se ajustaban las cuentas y hoy no sólo están las arcas vacías, sino que estamos endeudados hasta las cejas. Se han gastado hasta lo que no teníamos… ¿Qué quién es el responsable? ¡Nadie!, a la vista está. Los políticos hicieron lo que sabían hacer —dilapidar, derrochar, despilfarrar— y no se les va a pedir cuentas. A los gestores implicados y culpables de tantos males nadie les va a exigir explicaciones; ellos están muy bien puestos, bien cubiertos y respaldados por los compañeros de partido, y tenemos la impresión que hasta por las leyes, ya que no hay ley que les exija rendir cuentas.
Y el resto de los mortales… ¡ojo! que se le exige rendir cuentas hasta del último céntimo. Usted, querido contribuyente, sepa que no se le perdona una, hasta por un euro —sí, por un euro— puede recibir de cualquier Organismo Oficial, una notificación amenazadora de desahucio… Ver para creer.
En España estamos con la soga al cuello, somos más pobres que ayer por culpa de la «casta política corrupta» que ha derivado nuestro dinero a obras faraónicas, bolsillos insaciables y chanchullos varios… Creo y es de justicia que, a los que tomaron decisiones equivocadas se les haga responsables del perjuicio ocasionado a la colectividad, porque ese dinero, aunque no les duela a esos supuestos ladronzuelos, tiene dueño y a ellos hay que rendir cuentas. A los contribuyentes respeto y un buen servicio. No tenemos culpa de que nos gobiernen gente sin la cualificación necesaria, pero eso no le exime de responsabilidad.
Aunque al endeudamiento de este país nuestro se busca culpables de aquí y allá, culpan a las Comunidades, que también, pero no se va todo por ahí. Estos reinos de Taifa son una sangría; ya lo dicen los expertos, que necesitamos de menos organismos para funcionar mejor y que los dineros no se vayan tan alegremente por el cauce de la política de los políticos. Menos políticos y más políticas efectivas al servicio de los ciudadanos. Esperemos que con la Ley de Transparencia todo funcione con claridad y que se rinda cuenta de cada euro que ponemos en sus manos.
Se ha dicho por activa y por pasiva que el Senado con sus Senadores es un Organismo inútil e innecesario, que no cumple ninguna función en el organigrama español… Algo de inutilidad debe tener porque hace unos días Sáenz de Santamaría ha dicho que al Senado se le quiere dotar de mayor peso político. ¡Mire usted! Mejor libere a los españoles de ese peso y los miles de millones de euros que se van a ese saco sin fondo, destínelo a cubrir los servicios básicos de los cuales nos quieren privar a los españoles.
Ahora que si todos los Senadores fueran honestos reconociendo que no son útiles, renunciarían como recientemente ha hecho un socialista y así se evidenciaba lo evidente. ¡Senado… fuera!
Aparte del Senado, eliminemos las inútiles Diputaciones, las televisiones autonómicas, que están sólo al servicio de los gobiernos locales; también a los sindicalistas hay que quitarles la mamadera y ponerlos a trabajar, que los afiliados y simpatizantes corran con los gastos de los servicios prestados; que todos los políticos corruptos devuelven lo que se han llevado y lo mal invertido; además, el dinero español evadido a paraísos fiscales debe volver a España y si, además, a la banca le desbancamos tanto mangoneo, ya tenemos para que España levante cabeza. Entonces podremos aliviar la carga que recae, injustamente, sobre los hombros de la clase media: carga de impuestos y recortes de prestaciones, porque los ricos, ricos son, su dinero es suyo y con el de los pobres cubren sus necesidades. Los ricos no notan la crisis, es más, viven mejor que nunca. La clase media clamamos: pedimos recortes justos y rechazamos el abuso, el abandono y la desprotección. No carguen la cruz a quienes no tienen culpa…
Llevamos un tiempo bombardeados con los temas económicos y las noticias no pueden ser peores. Estamos inmersos en el orden mundial del capitalismo más voraz, que mientras se enriquecían sin escrúpulos no teníamos noticias de lo bien que les iba y ahora nos hacen participes para que les ayudemos, es decir, para que paguemos sus platos rotos y sus bolsillos sigan repletos…
Al parecer la única solución para encauzar la economía es a base de recortes o reajustes y éstos, como es natural, recaen sobre las prestaciones básicas y el Estado de Bienestar. Encima, los impuestos gravan sobre los salarios más bajos y que cada día dan para menos porque los precios suben sin parar. Creo que en los servicios básicos no se debe recortar. Lo que sí habría que hacer es algún reajuste para que no hayan tantos abusos y derroches.
A nivel europeo se trabaja por marcar los límites de la deuda, pero antes tienen que fijar, los países, su techo límite… pero ¡si a los de la vieja escuela nos enseñaron a ser honestos y honrados y a no deberle nada a nadie! Lo que son las cosas de los negocios: hasta con las deudas se comercia.
Y los gobiernos ¿cómo piden a los Bancos que condonen deudas millonarias producto de malas gestiones en lugar de exigir a los malos gestores que rindan cuentas y que paguen? No pidan que se haga la vista gorda ¡flaco favor! Y los Bancos prepotentes avasallando a familias humildes por unos míseros euros… Está claro que los poderes están para ayudarse y protegerse entre ellos.
El panorama: España en estado de emergencia, la mayoría de los españoles con ansiedad e insomnio, preocupados porque no hay trabajo y el que lo tiene, temblando por temor a perderlo. El trabajo es el sustento, el pan y la sal de la vida. Tampoco la reforma laboral está para proteger al trabajador, más bien al empresario y la esperanza perdida…
Señor Rajoy, Presidente del Gobierno de España, a partir del pasado noviembre a usted le ha cambiado la vida, pero para bien. Usted no se va a olvidar de esta etapa por muchos motivos: primero porque tiene un buen salario y garantizado de por vida. Segundo, su sueldo no lo necesita para vivir porque vive en un palacio a cuerpo de rey con todos los gastos y caprichos pagados. Además, porque manda en un país «multicolor» se codea y regodea con la élite mundial: presidentes, banqueros, empresarios, reyes, princesas y demás plebe, no se olvide que es Presidente, ocasional, pero es una buena oportunidad para hacer que tampoco los españoles le olvidemos como presidente por haber podido solucionar el mayor desastre social de España en los últimos tiempos, herencia del socialismo Zapatero. Sea firme pero justo y contra el fraude, implacable.
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