Un grupo de sabios discutían sobre cuál era el hombre más generoso de la aldea. Al final quedaron tres candidatos y, para decidirse, propusieron enviar el mismo mensaje a todos:
«Tu amigo José se encuentra en un gran apuro. Te ruega que le ayudes con bienes materiales».
Un mensajero les daría el recado y volvería con la respuesta. Fue a ver al primero y éste contestó:
—No me molestes con pequeñeces. Coge todo lo que quieras y dáselo a mi amigo.
Los sabios pensaron que era el hombre más generoso. Cuando el mensajero fue a ver al segundo candidato, solo habló con su criado:
—Mi señor es muy arrogante, no puedo molestarle con estas cosas, pero me ha dicho que te lleves todo lo que tiene e incluso una hipoteca sobre sus bienes.
Los sabios creyeron que éste sería el hombre más generoso de todos. Pero el tercer hombre dijo:
—Empaqueta todas mis cosas y lleva esta nota al prestamista para que liquide todas mis pertenencias. Cuando acabes, vuelve.
Cuando el mensajero regresó, se encontró a otra persona esperándole en la puerta, que le dijo:
—Tengo que hacerle entrega del importe de un esclavo que se acaba de vender en el mercado.
Y, ese esclavo era el tercer amigo, el hombre más generoso...
Sin duda, la mayor generosidad es dar una parte de ti mismo.
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