Aquí donde me ven tan fuerte...
Fuerte como el basalto aparento,
que no le afecta la brisa,
ni el mar, ni las olas, ni el viento.
Pero sí que me desgastan
y me corroen por dentro,
y esa fuerza aparente
se desmorona por momento,
porque a la roca volcánica
ya se le acabó el tiempo.
En el ambiente quedará un aroma
cargado de algún recuerdo;
unos buenos, otros no tanto,
por eso al perdón apelo,
que dibuje una sonrisa,
y me pienses en el cielo.
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