Era feliz en el monte
y de su harén se ocupaba,
pero un día los cazadores
acaban con su manada.
Lo sumen en el dolor
y a cada paso sangraba
aquella herida de muerte.
La soledad lo abrumaba.
Desesperado vagaba.
Clamaba a gritos venganza.
Su vida la destrozaron,
enterraron su esperanza.
Se deja ver por las lomas.
Al pueblo lo amenazaba
y la gente temerosa
del venado se alejaba.
Por la mismo razón que el ciervo
también un hombre vagaba.
Lo había olvidado todo
al creer muerta a su amada.
Pensando que su familia
en el accidente moría,
al no poder aceptarlo
loca su mente bullía.
Un día el hombre y el
se cruzaron la mirada.
Sufrían la misma pena,
perdieron a su enamorada.
Gracias a aquel encuentro
el ciervo logró perdonar.
Libre de rencor y cornamenta
del pueblo se pudo alejar.
El hombre recordó entonces
que tenía una familia,
y deseando abrazarla,
nace de nuevo la vida.
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