La indiferencia nos hace cómplices;
a gritos nos están llamando:
necesitan de nosotros,
tendámosles nuestras manos.
¿Por qué en los ojos una venda?
¿Por qué los oídos tapados?
No sigamos tan tranquilos;
despertad de ese letargo.
Nuestras manos se hacen pocas
para ayudar a los niños,
los mayores también sufren,
les falta pan y cariño.
Abramos los ojos al mundo,
observa detenidamente;
sentirás mucha tristeza
pero... hay que ser valiente.
Debemos prestar ayuda.
Unamos todo esfuerzo,
con gente que ya trabaja
y dedica todo su tiempo.
Existen pocos voluntarios.
Existen pocos misioneros
para tantas necesidades.
También falta más dinero.
¡Gobernantes del mundo!
¡Cuidad de la gente!
Los pueblos pasan hambre.
¡Fuera armas! y más sopa caliente.
¡Fuera armas! y más sopa caliente.
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