viernes, 24 de abril de 2020

Sabios pensamientos

Las mentes ocupadas, las personas sinceras y los corazones satisfechos no se meten jamás en la vida de los demás.

No quiero grandes cosas en mi vida, sólo pequeñas cosas que hagan grande mi vida. 

Cuando me toque morir, nadie morirá en mi lugar. Así que hoy he decidido vivir lo que nadie vivirá por mí: Mi vida. 

No siempre se calla para guardar silencio; a veces se calla para estar en paz. A veces estar en paz, es mejor que tener razón. 

El rencor no me quedaba bien, así que lo dejé para los demás. Yo me vestí de elegante indiferencia. 

El secreto no es correr detrás de las mariposas, es cuidar el jardín para que ellas vengan a ti.

Dijo un sabio que para ser fuerte no es necesario levantar mucho peso. Con levantar el tuyo cada vez que te caigas, es suficiente. 
Tu vida cambiará cuando tú cambies. Esto no funciona sentándote a esperar a que suceda. 

La vida tiene horas, y las horas tienen que tener vida. 

Dejé de dar explicaciones cuando comprendí que la gente sólo entiende desde su nivel de percepción, nivel de consciencia y nivel de educación. 

La peor ceguera es siempre la mental. 

Mientras más edad y conocimiento uno tiene, más cerrado es su círculo y menos amistades quedan. Te das cuenta que no es la cantidad, si no la calidad. 

La verdadera fuerza no reside en el coraje de seguir adelante, sino en la absoluta determinación de no volver atrás. 

Recuerda, todos tropezamos, cada uno de nosotros, y es por eso que es un consuelo ir de la mano. 

La esperanza es como el sol, si sólo crees en él cuando lo ves, nunca superarás la noche. 

La mitad de la belleza depende del paisaje, la otra mitad de la persona que mira. 

El poder no tiene ni la mitad de fuerza que la dulzura. 

Todo lo que siempre más he querido está al otro lado del miedo. 

Creo que una de las mejores sensaciones del mundo es reírse con otro y a mitad de la risa, darte cuenta de cuánto disfrutas con esa persona y de su existencia. 

Aunque sacudas con todas tus fuerzas el reloj de arena, cada grano caerá a su tiempo. No fuerces nada… todo llega. 

No es el cambio lo que produce dolor, sino la resistencia. 

El ejemplo tiene más fuerza que las reglas. 

No mires atrás, ya no vas por ese camino. La vida es tan buena maestra, que si no aprendes la lección, te la repite. 

El secreto del cambio es enfocar toda tu energía, no en la lucha contra lo viejo, sino en la construcción de lo nuevo. 

La vida no trata de encontrarse a uno mismo, trata de crearse a uno mismo. 

No cambies para que la gente te ame. Sé tú mismo y la gente correcta te amará. 

Para saber cómo es realmente una persona, no escuches lo que dicen los demás de ella, escucha lo que ella dice de los demás. 

Cuando estés enojado, nervioso y negativo, simplemente practica el silencio. 

Sin importar lo que pasó ayer, cada amanecer hay que decirle a la vida: «Aquí voy otra vez». 

El orgullo te podrá hacer sentir más fuerte, pero no más feliz. 

El día que entendí que lo único que me voy a llevar es lo que vivo, empecé a vivir lo que me quiero llevar. 

Aprender del pasado es siempre buena idea; mortificarnos con él, no. 

La inteligencia no es no cometer errores, sino descubrir el modo de sacarles provecho. 

Tienes que ser capaz de reconocer tus verdades a la luz del día antes de poder encontrarlas en la oscuridad.

Cuando una teoría te parezca la única posible, toma esto como una señal de que no has entendido la teoría ni el problema que se pretendía resolver. 

La timidez tiene un elemento extraño de narcisismo, la creencia de que nuestra apariencia, nuestra forma de actuar es realmente importante para otras personas. 

Yo te duro lo que tú me cuides, yo te hablo como tú me tratas y te creo lo que tú me demuestras. 

La confianza no proviene de tener siempre razón, sino de no temer que esté mal. 

No es necesario decir todo lo que se piensa, lo que sí es necesario es pensar todo lo que se dice. 

Ninguna persona involucrada en una relación debería sentir que para hacerla viable necesita renunciar a una parte esencial de sí misma. 

La mala noticia es que nada es para siempre. La buena noticia es que nada es para siempre. 

Los problemas son como un martillo: si somos de vidrio nos rompe, pero si somos de hierro, nos forma.

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