El “Premio de Literatura Miguel de Cervantes” (si no se hubiera suspendido), su entrega tendría lugar hoy jueves 23 de abril de 2020 en la localidad de Alcalá de Henares, Madrid. Es un premio de literatura en lengua española concedido anualmente por el Ministerio de Cultura de España, a propuesta de las Academias de la Lengua de los países de habla hispana. fue instituido en 1976 y está considerado como el galardón literario más importante en lengua castellana. Está destinado a distinguir la obra global de un autor en lengua castellana cuya contribución al patrimonio cultural hispánico haya sido decisiva. Los candidatos al Premio Miguel de Cervantes son propuestos por el pleno de la Real Academia Española, por las Academias de la Lengua de los países de habla hispana y por los ganadores en pasadas ediciones.
Este Premio se falla a finales de año y se entrega el 23 de Abril, coincidiendo con la fecha en que se conmemora la muerte de Miguel de Cervantes. El rey de España preside la entrega de este galardón en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. Este año 2020 el Premio Cervantes ha recaído en el poeta catalán Joan Margarit, y la entrega del Premio se pospone a causa de la pandemia del COVID-19. Próximamente se fijará la fecha definitiva. El jurado le ha otorgado el galardón al poeta, de 81 años, por "su obra poética de honda transcendencia y lúcido lenguaje siempre innovador, ha enriquecido tanto la lengua española como la lengua catalana, y representa la pluralidad de la cultura peninsular en una dimensión universal de gran maestría".
Un arquitecto que construye versos. "Que hayan premiado la poesía es un milagro. No me lo esperaba ni por asomo", declaraba al saber del Premio. "Con 81 años las cosas se ven de otra manera", ha bromeado el poeta (Sanaüja, Lleida, 1938) que es arquitecto de formación y catedrático en la Universidad Politécnica de Cataluña.
Según Joan Margarit, en la poesía te juegas la vida. Con 77 años publicó la edición bilingüe de "Amar es dónde" (Visor) y la antología "Todos los poemas" (1975-2012) (Austral), poemas que recita con la vivacidad de un hombre joven y con un espíritu de niño.
Mi recuerdo es de mí mismo niño vagando por Girona, muy vacía, muy pequeña, en el año 45. Es la posguerra más dura. Yo no voy a ninguna escuela, lo que quiere decir que no tengo amigos. Mientras estoy en la calle, los demás están cerrados en sus colegios. Este vagar por la ciudad va forjando mi persona.
Recopila en «Todos los poemas» el trabajo de toda una vida y habla sobre la necesaria búsqueda de la verdad, la intemperie moral o la cultura como un arma. Él dice que: “El esfuerzo y el dolor que produce la verdad valen la pena”.
Él en una entrevista al ser preguntado sobre sus comienzos: Yo empiezo a escribir a los 16 años. Escribo cada día desde entonces. A los veinte empiezo a tener claro qué quiero decir. Un ‘claro’ no verbal. Un ‘claro’ que no puedo explicar. Pero yo sé qué es, es decir, que lo sabré reconocer si me lo encuentro. Así empieza el proceso. Y yo, desde los 16 años hasta los 40, exactamente hasta los 42, en que publico LLum de plua (Luz de lluvia), soy básicamente un poeta fracasado. Y, en cambio, un poeta con una fe en mí mismo que ahora me asombra. Me pregunto cómo pude pasar desde los 17 hasta los 42 años escribiendo, y publicando, y pensando de cada poema que no valía nada.
Por eso me sorprendo cuando veo estos poetas que se desesperan porque han ido a un premio y no se lo han dado. ¡La poesía es una cosa en la cual te vas a jugar toda tu vida! Si a uno de estos poetas uno le dice “su poema no vale nada”, contestan “es usted un fatuo, un egocéntrico”. Oiga, un egocéntrico no. Yo he gastado treinta años para escribir un poema. ¿Y usted quiere escribirlo a la primera?
Cuanto más inculta es una sociedad, la industria del ocio aumenta. Margarit cree que 'un poema es siempre cruel', porque la verdad que encierra un poema siempre tiene un punto de cruel. La verdad es necesaria, es imprescindible, es deslumbrante, pero a la vez hace daño. La mente no busca la verdad por sí misma, hay que enseñarle que la verdad vale la pena. Que el esfuerzo y el dolor que produce valen la pena. La moraleja de un poema sería: 'la verdad duele, pero es necesario'. Viene a ser una versión poética de lo que nos decía nuestro padre cuando éramos chicos: 'si pica, cura'. ¿Cómo va a curar, si no pica?
El poema puede ser algo parecido a lo que en la teoría de la información se llama caja negra. Lo que pasa dentro de un poema no lo sabe nadie. Pero lo que sí sabes es con qué grado de orden interno entras al poema. Con qué grado de infelicidad, de vanidad… y sabes con qué grado sales. Si sales igual que has entrado, ese poema no vale. Pero sólo con que salgas una pizca más ordenado, lo guardas en un sitio cercano a ti. Y entonces vuelves. Y el buen poema es aquel del cual ya no sales.
Margarit también opina sobre lo físico y lo moral: La cultura no es un adorno, sino un arma contra la intemperie moral. Hay dos intemperies. La intemperie física y la intemperie moral. La intemperie física no existe en el mundo occidental porque nos la ha resuelto la técnica. Aquí mismo, gracias a la calefacción, no hace ni frío ni calor. Pero, ¿qué pasa si me deja la persona a la cual yo amo, si se muere alguien querido, si he fracasado en algo? La ciencia no te lo resuelve, no existe un botón que apretar. ¿Qué herramientas tengo para luchar contra la intemperie moral? La poesía, la música, la pintura, la filosofía, la religión para algunos. Apenas cuatro o cinco cosas. Y estas cosas tienen una característica terrible, que es que necesitas haberlas conocido para que te sean útiles. Por eso es imprescindible dar cultura a la gente. Porque dar cultura es dar esta arma contra la intemperie moral. Para eso sirve la poesía. No es un adorno. La recortan porque creen que es un adorno cuando es una herramienta básica. Que pueda parecer que lo suple no hay más que el entretenimiento. Por eso, cuanto más inculta es una sociedad, la industria del entretenimiento aumenta. Si tú no sabes ni que existe Montaigne, no te queda más remedio que ir a la montaña rusa.
Hemos creado mundos inexistentes para no morirnos de miedo en este. Sobre si ¿el dolor transforma la manera de escribir? Contesta: Vivir. Porque el dolor puro no existe. Incluso en los puntos más tremendos, hay algo de felicidad. Por eso no puedes escribir poemas sólo de un lado o sólo del otro.
Sobre la sensación frente a la muerte que refleja en sus poemas, a él no le gusta hablar de la muerte como de un personaje, él habla del fin de la vida, que es lo que es... También le da mucha importancia al silencio, y la relación que ve entre el silencio y la reflexión. Dice que, el silencio tiene menos importancia para un joven que para un viejo. De joven tuve que desarrollar una especie de capacidad de concentración que me permitía estar en un bar rodeado de gente, como si estuviera solo frente al mar. Ahora me falla un poco esta capacidad de concentración.
El ruido es la ausencia de reflexión. Pero depende del ruido. Una calle al lado de la autopista por donde pasan camiones, eso es ruido. En cambio, oír la lluvia no es ruido. No es un problema de tonos, sino de clase de ruido. Hay sones que no son ruidos nunca, hay sones que son ruidos siempre. Los niños de la escuela que juegan ahí delante, enfrente de la Residencia, eso no es ruido. En cambio, no soporto a tres personas al lado hablando de fútbol. Antes cualquier cosa la podía yo reducir, y ahora no.
Para finalizar, unos versos del autor del poema 'Libertad' de su antología de 1975 a 1995 llamada 'El primer frío como poeta de la experiencia', utilizando ejemplos vividos para hablar de ella.
Es la razón de nuestra vida/ La razón de los viejos, matizamos ahora/ La libertad es un extraño viaje / La libertad es hacer el amor en los parques. / Es morir libre…/ Las palabras República y Civil./ La libertad es una librería. / Ir indocumentado. / Las canciones prohibidas. / Una forma de amor … la libertad.
«Tengo un profundo respeto al recuerdo, no lo considero aleatorio. Joan Margarit.
Fotografía: Internet
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