Hace mucho tiempo, un rey colocó una gran roca obstaculizando un camino, luego se escondió para ver si alguien quitaba el tremendo obstáculo.
Algunos de los comerciantes más adinerados del reino y varios cortesanos pasaron por el lugar y simplemente rodearon la gran roca, y airadamente culpaban al rey de no mantener los caminos despejados, pero ninguno hizo nada por quitar la piedra grande del camino.
Entonces pasó por allí un campesino cargado de verduras. Al aproximarse a la roca, puso su carga en el suelo y con mucho esfuerzo, trató de mover la roca a un lado del camino. Le costó tiempo y sudores mover la enorme piedra, y cuál fue su sorpresa que al desplazar la mole vio que debajo había una bolsa que contenía muchas monedas de oro y una nota del mismo rey que decía: «La bolsa es para la persona que haya retirado la piedra del camino».
El campesino aprendió lo que los otros nunca entendieron: «Cada obstáculo presenta una oportunidad para mejorar tu condición». Si alguna vez caes, levántate y sigue adelante.
Una piedra en el camino es un obstáculo que resolver y una lección para aprender.
Nos quejamos de las piedras del camino, pero las dificultades de la vida son inevitables. Todo camino requiere su esfuerzo, las piedras son lecciones que nos harán darnos cuenta del valor y la importancia de cada situación.
Allá cada cuál… El distraído tropieza. El violentó la utiliza como proyectil. El emprendedor construye. El cansado campesino la utiliza de asiento. Los niños juegan. David mató a Goliat y Miguel Ángel le sacó la mejor escultura… En todos estos casos, la diferencia no está en la piedra, sino en el hombre. No existe piedra en el camino que no puedas aprovechar para tu propio crecimiento.
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