Luis era un niño que le gustaba jugar con el agua. Mejor dicho, le gustaba desperdiciarla. Cada día se olvidaba de cerrar los grifos, se pasaba más tiempo del necesario bajo el agua de la ducha y lanzaba a la calle globos llenos de agua…
El hada Aqua se percató de todo esto y decidió convertir a Luis en pez mientras dormía y lo dejó en un lago, cerca de su casa.
Cuando el niño se despertó, le invadió un miedo enorme. ¡Estaba rodeado de agua! Delante de él vio una gran concentración de peces que discutían preocupados, por la merma del nivel del agua del lago.
Luis se acercó y los peces le miraron con expresión de profundo enfado, porque sabían que él era el responsable de que el lago estuviera quedándose sin agua.
Los peces llevaron a Luis hasta un lugar en el que sólo quedaban unos centímetros de agua y le hicieron ver que allí no podía vivir ningún pez y que de seguir así, pronto el lago se iría secando y la situación de vida de los peces sería catastrófica, porque sin agua morirían.
Luis, entonces, comprendió que lo que hacía en su casa repercutía en la vida de los peces y que muchas de nuestras acciones tienen consecuencias en el medio ambiente, algo que nunca había pensado. Entonces, rogó volver a ser humano y prometió que cuidaría el agua como un bien precioso y escaso.
El hada le hizo regresar y Luis creó un grupo para proteger el lago y concienciar a los niños y a la gente mayor de la importancia de este líquido elemento para la vida de todos los seres vivos de la tierra.
Nunca más dejó un grifo abierto y siempre que se iba a lavar, abría poco el grifo para no desperdiciar ni una gota de más. Así fue concienciando a todos de que el agua es un bien común.
Tenemos que concienciarnos, de que el agua es un elemento imprescindible para la vida de todo ser vivo, y todos tenemos que colaborar porque todos somos responsables de mal uso del agua.
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