Reflexiones del Dalai Lama:
Dales a tus seres queridos alas para volar, raíces para
volver y razones para quedarse.
A veces las cosas salen mal, eso es normal, pero tenemos un
dicho en el Tíbet: "Nueve veces fallas, nueve veces lo vuelves a intentar".
Pensar que el futuro de la humanidad se solucionará con rezos
y plegarias religiosas no es realista. Hay que tomar acción. Hacer algo.
El hombre me sorprende, porque sacrifica su salud para ganar
dinero. Luego sacrifica su dinero para recuperar su salud. Luego es tan ansioso
sobre el futuro que no disfruta el presente; como resultado no vive en el
presente ni el futuro; el hombre vive como si nunca fuera a morir, y muere como
si nunca hubiera vivido.
La paz mundial debe desarrollarse a partir de la paz
interior. La paz no es solo la mera ausencia de violencia. La paz es, creo, la
manifestación de la compasión humana.
Solo existen dos días en el año en que no puedes hacer nada.
Uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto, hoy es el día ideal para amar,
crecer, hacer y vivir.
Aprende las reglas para saber cómo romperlas apropiadamente.
Se dice que nuestro enemigo es nuestro mejor maestro. Al
estar con un maestro podemos aprender la importancia de la paciencia, el
control y la tolerancia, pero no tenemos oportunidad real de practicarla. La
verdadera práctica surge al encontrarnos con un enemigo.
Si un problema se puede arreglar, si se puede hacer algo al
respecto con una situación, entonces no hay necesidad de preocuparse. Si no es
corregible, entonces de nada ayuda preocuparse. No existe ningún beneficio en la
preocupación.
El propósito fundamental de nuestra vida es buscar y alcanzar
la felicidad.
Una buena vida no solo significa buena comida, buena ropa, buena
vivienda. Estas cosas no son suficientes. Una buena motivación es lo que se
necesita: compasión sin doctrinas ni complicadas filosofías, solo entendimiento
de que todos somos hermanos y tener respeto por sus derechos y dignidad.
La mayoría de nuestros problemas tienen su origen en el apego
a cosas que de forma errónea creemos permanente.
El verdadero propósito de esta vida es la felicidad, la cual
es sostenida por esperanza. No tenemos ninguna garantía a futuro, pero vivimos
con la esperanza de algo mejor. Esperanza significa seguir intentándolo, pensar
que se puede hacer.
Vive una buena vida honorable. Entonces, cuando seas mayor y
pienses en ello, podrás disfrutarlo por segunda vez.
Hay siete mil millones de personas en el mundo, y ninguna
busca sufrir. Ninguna elige tener problemas. Muchos problemas, incluso graves,
son de nuestra propia creación. Esto sucede por ignorancia. Podemos superar la
ignorancia, pero hace falta decisión y un gran esfuerzo.
Así como fomentamos la higiene física, para preservar nuestra
salud, necesitamos también un sentido de higiene emocional o mental.
Si usted hace felices a los demás, será feliz. Si usted hace
que otros sean infelices, será y se sabrá miserable toda la vida.
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