domingo, 10 de marzo de 2024

La nostalgia del pasado



La nostalgia es la añoranza del pasado, particularmente por las personas, por una época o por un lugar donde tuvimos buenas experiencias que nos generan buenos recuerdos. Puede ser un momento específico de la época de la niñez, juventud… Son muchas las personas y las vivencias inolvidables de nuestro ayer…

Nostalgia del pasado. Nostalgia de mi ayer.  Se dice que cualquier tiempo pasado fue mejor, ni mejor ni peor, pero sí que muchas de las secuencias vividas las quisiéramos volver a vivir… Recordar no es un refugio exclusivo de personas mayores. La nostalgia no tiene edad y puede ser una emoción positiva (en pequeñas dosis).

Dicen que las emociones son efímeras, yo creo que no, porque son las emociones las que nos lleva a evocar recuerdos inolvidables, y cuando somos mayores con el sosiego del tiempo, las emociones se reavivan con más intensidad... En la nostalgia se mezcla la tristeza y la alegría, sabor dulce y amargo a la vez. ¿Quién no ha sentido esa extraña sensación? Abres el álbum de fotos de tu mente y rescatas un recuerdo, quizás tus días de infancia o tus reuniones familiares. Una sensación recorre rápidamente tu cuerpo, sube desde el estómago hacia el pecho y se instala en el esternón. Ahí está tu nostalgia. Una mezcla de ternura por el pasado, alegría por lo vivido, tristeza porque se fue y un cierto anhelo por estar allí otra vez, y cierras los ojos para recrear esas escenas que son parte de tu existencia.

La Real Academia define la nostalgia con dos acepciones. La primera es "la tristeza melancólica originada por una perdida" y la otra "la pena por verse ausente de la patria o de los deudos o amigos". Ninguna de las dos es muy positiva. Esto se debe a la propia historia de la emoción. Sin embargo, en 1979, de la mano del sociólogo americano Fred Davis y su libro 'Anhelo del ayer': una sociología de la nostalgia cambia su antigua valoración y se convierte en una emoción positiva asociada al recuerdo de personas, situaciones o lugares que una vez nos hicieron felices. De hecho, en estos tiempos convulsos donde el futuro es incierto y las relaciones se resquebrajan por menos de nada, la cara amable de la nostalgia es un sentimiento en auge. El ¿por qué? lo explican los psicólogos:

Genera seguridad. El pasado es un lugar seguro al que volver si puedes recordar un momento difícil que lograste superar y conectar así con tu yo más fuerte.

Favorece la identidad. En momentos de cambios la nostalgia reconecta con aquella persona que un tiempo fuiste y que quizás ahora no puedes ver. Es mirar una foto tuya de otros tiempos y decir ¡Esa soy yo!

Da un significado a tu vida. Favorece la comprensión del presente a través de la propia historia, con el beneficio añadido de aceptar el paso del tiempo asentándose en lo bueno sucedido no en los traumas del ayer.

Incrementa la autoestima. El arrepentimiento insiste sobre lo que no pudiste hacer o no hiciste bien; evocar lo bueno vivido abre un espacio a la acción: "Si una vez fui así, puedo volver a serlo".

Incrementa el optimismo. Científicos de la Universidad de Southampton (Reino Unido) pidieron a un grupo de jóvenes que recordaran su pasado. Los que evocaron recuerdos nostálgicos se sentían más felices. Ayuda a afrontar las dificultades del presente.

Reduce la sensación de soledad. Conectar con lo que fuiste como individuo o lo que somos como sociedad dirige la mirada hacia los demás y crea sensación de unidad. Evita el aislamiento, pues te impulsa a llamar a amigos, a volver a ciertos lugares, etc.

Disminuye el dolor y el sufrimiento. Algunos estudios demuestran que baja las citoquinas proinflamatorias que están involucradas en las vías del dolor. Además, refuerza la memoria de los tiempos felices frente a los infelices, lo que aminora el sufrimiento.

La nostalgia positiva la que te retrotrae a esos buenos momentos llenos de alegría vividos con personas que ya no están, como puede ser los padres o abuelos, seres queridos que son parte de tu infancia o juventud.

“Señor, en la otra orilla de la vida ya tengo mucha gente. Cuando paseo por los lugares conocidos recuerdo a los ausentes. Cuando miro fotos revivo la memoria de los que ya no están. He ido superando el dolor, pero no la nostalgia. Confieso que a algunas de las personas que ya no están las sigo necesitando. Señor, creer en Ti es una bendición. Sé que las personas que echo en falta están contigo purificados en tu amor. Sé que esperan sin prisas. Sé que desean que culmine mi vida feliz y realice los sueños por los que todavía vivo. Es cierto, no los he perdido, se han adelantado y me han dejado mucho camino hecho y mucho amor derramado. Señor, diles que los quiero con toda mi alma y que les recuerdo con cariño y agradecimiento. Gracias Jesús por tenerlos contigo. Muchos besos para ellos, sé que ellos también me envían besos”.

La memoria es el diario que todos llevamos con nosotros: Oscar Wilde.

El tiempo pasa que vuela; casi ayer era niña y hoy me veo en la vejez... Yo digo que recordar es revivir para reavivar momentos inolvidables, y a lo largo de mi larga vida, son tantos, aunque también hay momentos para olvidar... Otra cosa sería estar 'enfermo de nostalgia', cosa posible cuando la añoranza nos sume en una gran tristeza. Todos los efectos positivos pueden transformarse y convertirse en una emoción dolorosa, como la melancolía que conlleva amargura, apego, tristeza y apatía. A veces, también rencor o arrepentimiento. Sigmund Freud ya la asoció con lo que hoy son los trastornos depresivos. Esta transformación de la nostalgia en su lado más negativo, se produce cuando idealizas el pasado: "Cualquier tiempo pasado fue mejor". La nostalgia tampoco es cronofobia, donde el paso del tiempo es vivido con obsesión y angustia, que aumenta cada vez que pronunciamos: "Yo antes era...". Esto es evidente, todos hemos sido más jóvenes, más estudiosos y muchas cosas más... lo importante es haber sido una buena persona con educación y valores. Los años pasan y las fuerzas y capacidades no son las mismas, pero los valores perduran por siempre.

Sabemos que la vida es una escuela y cada experiencia un aprendizaje. Venimos a la vida sin instrucciones, son los buenos padres los que nos inculcan valores y nos conducen con su ejemplaridad, luego los hijos crecen y cogen caminos que nada tienen que ver con las enseñanzas recibidas, pero de todo se aprende: de lo bueno para hacerlo mejor, y de lo malo para no repetirlo. Vivir feliz no solo depende de los caminos que elegimos, también depende de quienes nos acompañan en el viaje, y la vida es más bella cuando te rodeas de buena gente. Aunque la vida no se trata tanto de ser feliz como de vivir en paz, cuando buscas la paz de tu mente, encuentras la paz de tu alma. Sabemos que la felicidad es como una mariposa, va y viene, revolotea, se aleja y vuelve; si la persigues, nunca la alcanzarás. No tenemos alas para volar, pero tenemos sueños que nos elevan más alto. Si pudiéramos convertir la rutina en sorpresas, los enfados en sonrisas  y la tristeza en esperanza, seriamos más felices. Verdaderamente, la alegría de la vida está en las cosas sencillas, cada amanecer nos trae nuevas esperanza, nuevas oportunidades y nuevas bendiciones. Vivir con fe, no solo ayuda a recorrer el camino, sino que además, nos ayuda sobrellevar la cruz de nuestro destino. Y al final, siempre quedan los recuerdos.

La nostalgia es un sentimiento que se construye literalmente a partir de los recuerdos y es como una herramienta, más bien una máquina del tiempo para el cerebro que evoca momentos que ya pasaron. La nostalgia es como un caramelo agridulce; es reconfortante cuando el recuerdo que traes es agradable y todavía te conecta con las personas y las emociones que contiene vivencias del ayer, y al rememorarlas resurgen las emociones alegres y amorosas que son un revulsivo de fuerzas y esperanza que ilumina la soledad de los últimos días. 

La nostalgia sirve de puente entre el pasado y el futuro, pero, sobre todo, es una ayuda si nos hace saborear el presente. Cada momento tiene su nostalgia, porque cada cambio en la vida tiene una razón diferente. Solo es peligrosa si se eterniza. O si se convierte en una 'industria de la nostalgia' al servicio de determinadas ideas que exaltan un hipotético pasado grandioso y nos desconectan (en lugar de reubicarnos) de quienes somos como individuos. En palabras de la escritora Sveltlana Boym en 'El futuro de la nostalgia', es positiva si nos ayuda a reflexionar y a restaurar la persona que en realidad somos. En ese caso, siempre producirá más alegría que tristeza. 

El abrigo de la nostalgia nos resguarda del frío de la melancolía. Verdaderamente, estamos hechos de recuerdos de palabras de sueños de días que no podemos olvidar. El pasado no se olvida; el pasado va contigo, porque tú eres tu pasado y el presente está condicionado por el pasado… Y gracias a los recuerdos del pasado, la nostalgia tiene un lugar donde anida el calor de parte de tu existencia vital.   


Fotografía: Internet


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