Desde la antigua Grecia nos llegó la mitología y con ella una
cantidad importante de historias y mitos, como seguramente ya todos sabrán. La
famosa mitología griega nos dejó en el campo de las artes su propia creencia o
culto a los seres casi divinos (o divinos en algunos lugares) como lo son las Musas.
Las Musas son las divinidades inspiradoras de las artes. Ellas,
las Musas bajan a la Tierra a susurrar ideas e inspirar a aquellos mortales que
las invocamos. Sí, las Musas son fuente de inspiración. En griego antiguo, las
Musas eran las diosas inspiradoras de las artes y las ciencias. A lo largo de
la historia, la palabra, Musa, se ha utilizado para describir la inspiración creativa
de la expresión artística.
En el contexto moderno, la idea de una musa ha evolucionado y
puede referirse a una persona, independientemente de su género, que inspira a
alguien en algún ámbito creativo.
La musa es aquello que sirve de inspiración a un artista. La
noción proviene de la mitología griega, donde las musas eran deidades que
habitaban en el Parnaso o en el Helicón y protegían las artes y las ciencias.
Pese a que su genealogía varía según la fuente, suele
considerarse que las musas eran hijas de Zeus y Mnemósine, nacidas al pie del
monte Olimpo, en Pieria. El número de musas tampoco es preciso, aunque existen
nueve musas canónicas.
En la mitología griega, las nueve musas son diosas de las
distintas artes, como la música, la danza y la poesía. Dotadas de maravillosos
talentos artísticos, también poseen gran belleza, gracia y encanto. Sus dones
de canto, danza y alegría ayudaron a los dioses y a la humanidad a olvidar sus
problemas e inspiraron a músicos y escritores a alcanzar cotas artísticas e
intelectuales cada vez mayores.
Las musas son las hijas de Zeus y de la titán Mnemosyne
(Memoria) después de que durmieran juntos nueve noches consecutivas. Las nueve
musas son:
Calíope. tradicionalmente la más importante (de voz bella y
que representa la poesía épica y también la retórica.
Clío: que glorifica y representa la historia.
Erato: hermosa y que representa el canto.
Euterpe. deslumbrante y que representa la poesía lírica.
Melpómene: que canta y representa la tragedia.
Polimnia: que canta y representa los himnos a los dioses y a
los héroes.
Terpsícore o Estesícore: que deleita con la danza.
Talía: que florece y representa la comedia.
Urania: celestial y que representa la astronomía.
No obstante, a todas ellas habría que añadir una figura más.
Nos estamos refiriendo a Safo de Lesbos, que fue considerada por el filósofo
griego Platón como la décima musa. Safo podemos decir que fue una poetisa que
consiguió un importante papel en la literatura del momento gracias a sus poemas
de contenido amoroso.
También se asociaron algunos objetos con las Musas que ayudan
a identificar sus talentos particulares. Calíope suele llevar una tablilla y un
estilete, Clío un pergamino, Euterpe un doble aulos (o flauta) y Talía una
máscara de teatro.
El concepto en la poesía. Además, hay que subrayar que existe
la expresión «alumno de las musas» que se utiliza para referirse a los poetas. Los
poetas de la antigüedad creían que las musas les presentaban los sucesos que
luego relatarían en sus poemas. Por eso no dudaban en invocar a las musas, ya
que consideraban que su poder los inspiraría en sus trabajos literarios.
Se creía que las musas clásicas vivían en el monte Olimpo,
donde entretenían a su padre y a los demás dioses olímpicos con su gran arte y
sus amplios conocimientos, pero la tradición posterior también las situó en el
monte Helicón, en Beocia, donde había un importante centro de culto a las
diosas, o en el monte Parnaso, donde el manantial de Castalia era el destino
favorito de poetas y artistas. En el monte Olimpo, Apolo Musagetes era, en
cierto modo, el jefe del coro de las musas, aunque su vinculación no se
limitaba a la música, ya que engendró muchos hijos con su grupo musical.
Calíope, la musa de la poesía épica, fue la madre de Orfeo, el maravilloso
jugador de lira cuyo padre, según algunos, era el propio Apolo.
Definitivamente yo tengo una musa; no, no en el sentido de
pertenencia egoísta y definitiva, sino en el sentido de existencia, hay siempre
en todo momento una Calíope que me exalta al observar un horizonte la cual
conquistar, del cual saldría una aventura sin lugar a dudas; una Melpómene,
porque no hay alegrías ni soluciones sin turbulencias ni tragedias y una Talía,
pues al final la vida es una comedia, y aún más allá de esta vida nos espera
una divina comedia.
Que las musas nos sigan inspirando, pero que nos coja siempre
trabajando.
Fotografía: Internet
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