Cuentan que un maestro estaba acabando una clase con sus discípulos, cuando uno de los alumnos le preguntó:
—Maestro, ¿unas últimas palabras de sabiduría que pueda transmitirnos?
—Podrán superar casi cualquier dificultad recordando dos simples frases—, respondió el sabio.
—¿Y cuáles son esas dos frases, maestro?
—La primera: lo que es, es. La segunda: lo que no es, no es—, contestó.
Ante la sorpresa de los alumnos, que mostraban caras de estupefacción y de no entender mucho lo que acababa de decirles, el maestro prosiguió a dar una explicación.
—Son muchos los que malgastan su tiempo concentrándose en lo que no es, es decir, habitan en cosas que no son reales. Si algo es real, si es, ya se trate de un noble sentimiento o un resentimiento como la ira o un hecho objetivo como un descenso en los negocios, es una pérdida de tiempo desear que no lo sea. Lo que podemos hacer si algo es real, es aceptarlo tal como es, y después decidir si queremos emplear la energía necesaria en intentar modificarlo. Si decidimos hacerlo, entonces habrá que poner toda esa energía en las acciones a emprender. Esto es básicamente todo lo que hace falta para tener éxito en la vida, en las relaciones y en los negocios—, así concluyó el sabio su lección magistral.
Eso es verdad: Conversaciones, amistades, relaciones, cualquier cosa forzada no vale la pena. Lo que fluye, fluye, lo que se bloquea, se bloquea. Lo que es, es...
Eso es verdad: Conversaciones, amistades, relaciones, cualquier cosa forzada no vale la pena. Lo que fluye, fluye, lo que se bloquea, se bloquea. Lo que es, es...
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