El 3 de mayo se festeja el Día de la Santa Cruz. Hay varias versiones sobre el origen de las celebraciones de la Santa Cruz y aquí, algunas de ellas:
Santa Elena de la Cruz. Según crónicas antiguas, el 3 de mayo del año 292, Santa Elena encontró la Cruz donde murió Cristo. La emperatriz Elena, esposa de Constancio Cloro, estaba obsesionada en encontrar la Cruz de Cristo, por ello pidió a su esposo la autorización para demoler el templo dedicado a uno de los dioses romanos, construido sobre el Monte Calvario, pues estaba segura de encontrar la reliquia bajo el gran templo.
Para ello movilizó a muchos trabajadores de la construcción y precisamente el 3 de mayo bajo los escombros aparecieron, no una sino tres cruces, por lo que dedujo que una correspondía a Cristo y las otras a los ladrones crucificados a su lado: Dimas y Gestas.
Pero, ¿cómo saber cuál era la Cruz de Jesús? La emperatriz Elena mandó que le llevasen a su presencia un difunto próximo a ser sepultado y lo colocaran encima de cada una de las cruces, y cuando le tocó en una, específicamente, recobró la vida. Ya no había duda, esa era la Cruz en que murió el Redentor del mundo. Por esta razón la emperatriz Elena fue canonizada y se le venera como Santa Elena de la Cruz.
Cruces de Constantino. Otra historia con mucho de leyenda, refiere, que a la muerte de Constancio Cloro fue proclamado emperador su hijo Constantino quien, cuando marchaba hacia Roma con sus tropas para enfrentar a los bárbaros de Majencio, que pretendía apoderarse del imperio romano y cuyo ejército era muy superior. Sintiendo Constantino que necesitaba una ayuda extraordinaria, pidió auxilio al Dios de los cristianos y su oración fue atendida. Esa tarde, hacia la puesta del sol, apareció en el cielo y a la vista de todo el ejército una Cruz luminosa con la inscripción "In hoc signo vinces" (Con este signo vencerás). Esa misma noche se le apareció Cristo en sueños mandándole que hiciese una bandera tomando como modelo la Cruz que se le había aparecido y la portara en todas las batallas.
Así lo hizo: Majencio fue derrotado y en su huida se ahogó en el Río Tíber; desde aquel día como prenda de su victoria, Constantino mandó poner la cruz como remate de su corona, lo mismo que en las banderas y en lo alto del Capitolio. Como primer acto de gobierno promulgó el edicto de Milán en el año 313, por el cual concedió a los cristianos la libertad de culto, restituyéndosele las iglesias y demás pertenencias de que habían sido despojados.
También se cree que en Hispanoamérica la celebración del Día de la Santa Cruz se heredó desde la época prehispánica, previa modificación de los evangelizadores españoles después de la Conquista, y tiene su antecedente en los rituales practicados por las culturas precolombinas para la petición de lluvias y la obtención de buenas cosechas, que se efectuaban al inicio del ciclo agrícola, alrededor de los primeros días de mayo. Cuando los evangelizadores españoles llegaron al antiguo territorio mexicano, modificaron algunas creencias para que tuvieran similitudes con las de la religión católica.
Así, durante la Colonia (1521-1821), el ritual prehispánico para la petición de lluvia a Tláloc, dios de la lluvia, se transformó en rezos para las buenas cosechas y se incorporó a la devoción de la Santísima Cruz, la cual se ubicó el primer domingo de mayo dentro del calendario católico, que es el mes mariano o de la Virgen María, día en que se le hace la petición a su hijo Jesús.
En la actualidad, por muchos pueblos de España se festeja el ‘Día de la Cruz’, grandes cruces son expuestas engalanadas con flores de mil colores y la gente las visitan y pueden elegir la más bellas artísticamente.
Recuerdo yo de niña, en mi pueblo, Juncalillo, que en las entradas de todas las casas se colocaba una cruz enramada con las flores que llenaban los patios. Ilusionada me unía a mi madre para ayudarla en un día tan especial, porque por entonces era un día festivo. Las cruces permanecían por varios días, hasta que se secaban las flores.
Mi pueblo, como señal de pueblo cristiano lo corona una gran Cruz situada en 'La montaña de Valerón'. Esa montaña está rodeada de montañas y desde allí se divisa todo el pueblo. La Cruz era enramada con las flores que llevaban la gente; allí se celebraba la Santa Misa y quienes debían promesas la cumplían acercándose de rodillas hasta los pies de la Cruz. Decir que aún hoy, la gente que queda en el lugar sigue enramando la Cruz.
Decir que, la Cruz nos identifica como cristianos, no es un simple adorno, recordadlo siempre: Es el símbolo de quiénes seguimos y amamos al Señor.
La Cruz sólo se entiende desde el amor, amor sin límite que Dios tiene por cada uno de nosotros, por cada persona que lo acepta en su vida.
“En la cruz ¿fue Cristo el que murió..., o fue la muerte la que murió en Él? ¡Oh qué muerte…, que mató a la muerte!”, San Agustín de Hipona,
“Nadie puede tocar la Cruz de Jesús sin dejar en ella algo de sí mismo y sin llevar consigo algo de la Cruz de Jesús a la propia vida”. Papa Francisco.
Recuerda que no fueron los clavos los que sostuvieron a Jesús en la Cruz, fue su inmenso amor por ti.
Cargaste mi cruz, Señor; tú Cruz es mi cruz: Señor, dame fortaleza, sabiduría y paciencia para llevar mi cruz diaria irradiando amor a todos los que me rodean.
Fotografía: Internet
Fotografía: Internet
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