El 10 de enero de 1890, S.S. León XIII, en la Encíclica Sapientiae Christianae, decía lo siguiente sobre los deberes de los ciudadanos cristianos:
“Ceder el puesto al enemigo, o callar cuando de todas partes se levanta incesante clamoreo para oprimir a la verdad, propio es, o de hombre cobarde, o de quien duda estar en posesión de las verdades que profesa. Lo uno y lo otro es vergonzoso e injurioso a Dios; lo uno y lo otro, contrario a la salvación del individuo y de la sociedad: ello aprovecha únicamente a los enemigos del nombre cristiano, porque la cobardía de los buenos fomenta la audacia de los malos”.
En todo tiempo los cristianas han sido perseguidos y burlados, pero la firmeza en su fe ha sido más fuerte. Hoy los cristianos seguimos firmes en nuestra fe, y pedimos a Dios que nos fortalezca para perseverar en el ejemplo con la sapiencia de santos testigos: la fe de Abraham, la fidelidad de Job, la riqueza de Jacob, la sabiduría de Salomón, el valor de David, la vida de Moisés, la gloria de José, la victoria de Jesús…