Sobre la poesía se puede contar y cantar… como Bécquer:
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas? Poesía eres tú.
Decía, Duque de Rivas que: «Poesía es sentir hondo, pensar alto y hablar claro».
La palabra poesía proviene del término latino poēsis, que a su vez deriva de un concepto griego. Se trata de la manifestación de la belleza o del sentimiento estético a través de la palabra, ya sea en verso o en prosa. De todas formas, su uso más usual se refiere a los poemas y composiciones en verso.
Aunque es difícil establecer el origen de la poesía, se han hallado inscripciones jeroglíficas egipcias del año 2.600 A.C., que se consideran la primera manifestación poética de la que se tenga registro. Son canciones, de las que se desconoce la música, que poseen significación religiosa y que aparecen desarrolladas en distintos géneros, como odas, himnos y elegías.
En la antigüedad, la poesía tuvo un carácter ritual y comunitario, en especial en pueblos como los sumerios, los asirio-babilónicos y los judíos. Además de la religión, fueron surgiendo otras temáticas, como el tiempo, las labores cotidianas y los juegos.
Existen ciertas normas formales que hacen que un texto sea considerado como parte de la poesía, como los versos, las estrofas y el ritmo. Este tipo de características forman parte de la métrica de la poesía, donde los poetas aplican sus recursos literarios y estilísticos. Cuando un grupo de autores comparten las mismas características en sus poesías, suele hablarse de la conformación de un movimiento literario.
Entre las principales características de la poesía, puede mencionarse el uso de elementos de valor simbólico y de imágenes literarias como la metáfora, que necesitan de una actitud activa por parte de quien lee los poemas para poder decodificar el mensaje.
La Poesía sanadora… Leí que la poesía de por sí, es sanadora. El lenguaje corriente, a pesar de su riqueza, es muy limitado. Muchos de nosotros hemos tenido esa sensación, alguna vez, de no encontrar las palabras para expresar un sentir, sin embargo, cuando nos adentramos en el juego de crear imágenes con las palabras, somos capaces de dar luz a cosas a menudo intangibles y difíciles de pronunciar. Gracias a la poesía, trascendemos los conceptos y creamos otros nuevos con mucha más profundidad.
Según un estudio, el cerebro humano está programado para amar la poesía, reacciona electro fisiológicamente a las estructuras poéticas, tan solo una fracción de segundos después de oírla.
En 1932, el poeta británico estadounidense T.S. Eliot argumentaba: «La poesía genuina puede comunicar antes de que se entienda». Y en un artículo publicado en la revista Frontiers in Psychology, el profesor Guillaume Thierry y sus colegas de la Universidad de Bangor (Reino Unido) han demostrado que, de hecho, parece que tenemos una apreciación inconsciente de la construcción poética.
«La poesía», explica el profesor Thierry, «es un tipo particular de expresión literaria que transmite sentimientos, pensamientos e ideas acentuando las restricciones métricas, la rima y la aliteración». Sin embargo, ¿podemos apreciar el sonido musical de la poesía independientemente de su significado literario?
Importancia del oído. Para abordar esta cuestión, Thierry y su equipo crearon conjuntos de muestras de oraciones que conformaban o violaban las reglas de construcción poética de una forma tradicional de poesía galesa llamada Cynghanedd. Estas oraciones fueron presentadas aleatoriamente a una serie de participantes en el estudio, todos ellos hablantes nativos del galés, pero sin conocimiento previo de esta construcción poética. Inicialmente, se les pidió a los participantes que calificaran las oraciones como «buenas» o «no buenas», dependiendo de si encontraban o no que fueran estéticamente agradables para el oído.
El estudio reveló que el cerebro de los participantes categorizaba implícitamente las oraciones tipo Cyngahanedd ortodoxas como «sonoramente buenas», en comparación con las oraciones que violaban las reglas de construcción de estas composiciones.
Poesía y cerebro. Los autores también analizaron los potenciales relacionados con eventos (ERP) de todos los participantes. El ERP es la medida de la respuesta cerebral (en términos fisiológicos) ante un evento sensorial específico, en este caso la poesía. Se descubrió así que, en los participantes, el ERP se daba una fracción de segundo después de que estos escucharan la palabra final de cada construcción poética.
Esta respuesta electrofisiológica cerebral de los participantes se produjo solo cuando estos fueron expuestos a repeticiones consonánticas y patrones rítmicos característicos de la Cynghanedd, pero no cuando dichos patrones no eran respetados. Curiosamente, las respuestas positivas del cerebro a las Cynghanedds estuvieron presentes incluso aunque los participantes no pudieran decir explícitamente qué versos eran correctos o cuáles presentaban errores de ritmo o repeticiones sonoras.
El profesor Thierry concluye: «Es la primera vez que mostramos el procesamiento inconsciente de construcciones poéticas por parte del cerebro y, por supuesto, es extremadamente emocionante pensar que uno puede inspirar la mente humana sin ser notado».
La poesía es un arte y se expresa desde adentro, para el poeta, escribir es una forma de acercarse a su yo, a su interior para intentar mostrar sus pensamientos y sus sentimientos. Los versos hablan de cómo es la persona y de cómo le gustaría ser, de sus sueños y realidades, de vivencias y deseos.
Versos al tiempo, versos al viento. Versos libres, libre vuelo. Versos para escuchar con la frescura del aire y el rumor del océano.
La poesía sigue teniendo una legión de adeptos. La poesía lleva implícito un aprendizaje. A través de la poesía podemos conocer a la gente de cada tiempo, podemos acercarnos al pasado para mostrar quiénes hemos sido y quiénes podemos ser. Podemos transmitir y contagiar las emociones. La sensibilidad es el motor de los sentimientos que despierta la ternura y el cariño.
«Cada poema es único. En cada obra late, con mayor o menor grado, toda la poesía. Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre: Ya lo llevaba dentro». Octavio Paz.
Fotografía: Kinga Cichewicz.
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