Un día, un grupo de científicos metió cinco monos en una habitación donde había un racimo de plátanos y la única forma de alcanzarlos era mediante una escalera. El experimento se diseñó de tal forma que cuando uno de los monos subía la escalera para coger un plátano, automáticamente el resto de los monos eran bañados con agua helada.
Los monos aprendieron rápido. Para cuando el tercer mono quiso subir la escalera, los otros lo agarraban antes de que subiera para evitar el castigo del agua. Muy pronto, ninguno se dejó llevar por la tentación de subir y dejaron la escalera en paz.
Pero entonces los científicos cambiaron uno de los monos por otro nuevo, que, obviamente, no sabía nada del agua. Como buen mono, lo primero que hizo fue intentar tomar un plátano pero de inmediato recibió una buena paliza. Los científicos fueron cambiando a los monos hasta reemplazar a todos los originales, y, sin embargo, los nuevos monos seguían sin atreverse a subir la escalera y le pegaban al que se acercara a ella, a pesar de que ninguno de los cinco monos habían sido jamás bañado con agua fría.
Estoy segura de que este experimento daría los mismos resultados con seres humanos. Hacemos muchas cosas sin saber por qué, simplemente se han hecho así, porque «las cosas son así». Como seres sociales que somos, compartimos una visión del mundo más allá de nuestra mentalidad particular.
De nuestros antepasados heredamos prejuicios, sistemas y tradiciones. Imitamos casi siempre sin cuestionar su razón. Aquí es cuando dos cabezas no siempre piensan mejor que una, no mientras las dos piensan lo mismo o ni siquiera piensan. A esto se le llama «mentalidad colectiva» o, incluso, «inteligencia colectiva» y en la psicología está relacionado con la 'Weltanschauung' o 'Cosmovisión'.
La cosmovisión es una estructura que contiene los paradigmas culturales de una época o región, reglas por las cuales las personas se han de comportar. Por ejemplo, los monos del experimento han decretado que no se puede subir o acercarse a la escalera, y ningún otro mono lo cuestiona. Se tienen que respetar los paradigmas que tu sociedad te impone, si no lo haces, serás etiquetado, excluido o castigado por los demás.
Sí, así funciona la mente humana y nada nos hará cambiar.
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