Cuenta la fábula que durante la Edad de Hielo muchos animales murieron a causa del frío, y el destino no reservaba un final distinto para nuestros amigos puercoespines.
Con gran temor por su futuro, estos animalitos decidieron juntarse en grupos para protegerse entre sí, pero tuvieron un gran inconveniente: las heridas causadas por las espinas de sus compañeros.
Un poco desilusionados, los puercoespines se separaron, pero el frío creciente pronto los congeló y muchos animales terminaron muriendo ¿Qué podían hacer?
Ante tan dramático problema tenían dos opciones… Morir a causa de las bajas temperaturas o agruparse y aceptar las espinas de los demás compañeros…
Y eligieron la segunda opción, entendiendo que para poder recibir el calor de los demás tendrían que adaptarse a la convivencia y aprender a soportar las pequeñas heridas que los seres próximos les podrían causar. Sólo así pudieron sobrevivir.
Así es. La mejor relación no es aquella que une a personas perfectas, sino una en la que cada individuo aprende a vivir con los defectos de los demás y admira sus cualidades.
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