martes, 5 de abril de 2011

Reflexiones

Una mujer reflexiona mientras mira a través de la ventana.


Reflexionar es meditar detenidamente y de manera concentrada sobre todo lo que acontece y afecta a la vida personal y al entorno: lo que se ve, lo que se escucha, lo que se siente y lo que se palpa. Sentimientos y emociones que conforman la genética familiar y sus valores, sus creencias, su cultura; estos son los pilares de la formación de la personalidad del individuo.

Pensar es como vivir dos veces. Pensar hay que pensar para buscar respuestas a situaciones, acciones y hechos, pero muchas preguntas quedan en el aire…

«El profundo reposo está dentro de uno mismo». En mi mundo de silencios encuentro todo lo que necesito, la paz, las fuerzas, la serenidad, la paciencia para poder enfrentarme a unas realidades sociales que están destruyendo los valores y los pilares fundamentales que sustentan y sostienen la principal fuente existencial del hombre, y eso está creando 'vacíos' que conducen a la persona a experimentar sensaciones de lo más desoladoras, y por eso buscan desesperados algo en que fundamentar u olvidar su existencia y se adentran en mundos de adiciones y se convierten en seres errantes y esclavos de su mal entendida libertad.

«En esta vida no hay éxitos ni fracasos, premios ni castigos. Sólo consecuencias».

Reflexiono y me pregunto, ¿Por qué la sociedad de hoy en día está tan narcotizada? ¿Quién, o quienes, está matando las conciencias? Sólo aquellos que comparten intereses y objetivos solapadamente y utilizando los medios de comunicación tratan de confundir, cuando no pueden convencer para, poco a poco, ir envenenando y paralizando a ese mercado al por mayor que es la sociedad, para manipularla y conducirla hacia las causas que ellos se proponen y persiguen para su propio beneficio.

Los medios matan, y lo malo de lo peor es que la sociedad nos hemos convertido en instrumentos en manos de políticos y personas sin escrúpulos. Ladrones que nos quieren robar los pensamientos para dominar nuestra mente, arrebatando nuestra humanidad. Aniquilando nuestra conciencia quedamos sin memoria y seremos víctimas de esos invasores, fríos y calculadores, que van infectando almas y atrofiando corazones, con la pretensión de apoderarse de la voluntad de sus adeptos, que paralizados y sin capacidad de sospechar de ciertos mensajes, no podrán poner en duda las mentiras disfrazadas de verdad y dócilmente conducidos, como si de un rebaño se tratara y obedientes a la voz de su amo, como marionetas en el universo de nunca jamás. ¡No! No seamos esclavos de las ideas de otros…

Me pongo a reflexionar sobre tantas cosas, porque razonando puedo comprender y si comprendo puedo aceptar. Últimamente se habla mucho de cierto mal que afecta sutilmente a quienes les interesa, por beneficio, por venganza o por lo que sea. ¡Cuidado de no decir, de no hacer, porque puede producir un «daño psicológico»! Esa «patología» en sí misma es una trampa, porque todos nos podemos acoger alegremente a ese mal.

Haber quién le dice a alguien que sufre de «daño psicológico», sin más, para salir del paso, o para poner en marcha el mecanismo de acoso y derribo. Las enfermedades psicológicas es algo serio y no se puede frivolizar con un problema grave. Diagnosticar alegremente creo que tiene un doble filo... 
¿Qué quieres abortar? Alegas daño psicológico… y conseguido.
¿Qué, te cae mal el profe? Alegas que el niño sufre un daño psicológico… y a la calle con el profe.

Claro que se puede estar afectado psicológicamente por muchas situaciones reales y sangrantes, pero lo malo es que, valiéndose maliciosamente de un mal inexistente, lo que pretenden es dañar a alguien.

En fin, pienso que en otro tiempo, cuando no existía esa enfermedad, estábamos más curtidos para afrontar cualquier contratiempo. A los niños, si en un momento dado se les daba una torta, que no maltrato, no le producía daño psicológico, le producía saber estar más atento y obediente para el aprendizaje. Los niños iban descalzos y con poco abrigo, en lugar de daño psicológico, se curtían y fortalecían.

Hoy no se puede decir que no a nadie porque le puede afectar el daño psicológico, y quien causa ese daño puede toparse con la Ley.
Si yo digo: «¡Eso no se hace así, eso está mal hecho!» Creo que no es para producir un daño psicológico, sino para instruir, y sin embargo se toma como un daño.
Con estas delicadezas nos vamos a producir muchos más «daños psicológicos», porque puede suceder, que quien culpándote de haberle producido ese mal, lo que trata es de producirte ese mal. ¡Mala cosa ese mal!

«Los pensamientos de un hombre son los más importante de su vida… Pero sus recuerdos son su vida misma».

Quiero seguir utilizando con lógica mi raciocinio, para que mis pensamientos vuelen libres y libremente poder reflexionar al son de los latidos de mis sensaciones y emociones, para forjar mi vida serena y sosegada con acciones bien hechas y con buenos recuerdos.

Fotografía: David Masters, cc.

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