sábado, 30 de abril de 2011

Las huellas del camino

Huellas en la arena.


Mis ensoñaciones están inmersas en mis mejores pensamientos, con mis mejores recuerdos…

Yo no camino hacia un sendero de sombras del pasado, porque la luz de mi pasado me orienta hacia el futuro, aunque sí que quisiera borrar todas las huellas tristes del camino, para que la nostalgia sea más dulce, pero debo de reconocer que también la tristeza contribuye a fortalecer el crecimiento personal. Desde la reflexión y el sosiego de los latidos de mi corazón, se calma mi mente con la visión de la eternidad del tiempo y me tranquilizo con la música del agua y el silbido del viento que vive en la ensoñación de mi memoria.

Cada noche me entrego a la magia del sueño reparador y al amanecer el paisaje se presenta maravilloso, cargado de misterio y frente al paisaje entono un cántico de esperanza y siento mis raíces más arraigadas y las estrellas más cercanas.

Los brazos maternales me acunan y un ángel me dice, no sé si soñando o dormida, celebra la vida, a nada te aferres, porque en este mundo nada es para siempre, por eso no hieras sentimientos, poned las mejillas y llenadla de besos… sé dulce y sencilla.

No guardes tesoros, mejor si los brindas. Ofrécele a todos besos y sonrisas. Amar es lo más grande, ama sin medida y grita ¡te quiero! que el cielo te guía y protege tus pasos con la fuerza que anida en el amor verdadero… eterna alegría.

Horrendo es el odio y también la mentira. Horrendo es el rostro de quien mal te mira, llevando en su alma rencores y envidias, más lo niegan siempre para dejarte herida, no tienen conciencia y la llevan remordida, de noches de insomnios que atormentan su vida. Miserables andantes, gente que vaga por sus callejones llenos de su propia basura maloliente. Los que albergan tan mezquinos sentimientos hasta su sonrisa los afea.

Me da lástima la tristeza de esos tristes corazones que viven tan tristemente.

No pierdas un segundo en ser mezquino y ruin… Sé agua que corre al encuentro del océano y deja que fluya en ti la fuerza del universo. Contagia emociones, reparte ternura, que la calidez de tus brazos sean alas para subir al cielo.

¡Qué sentido tiene! ¿Qué hacemos en este planeta? No creo que sea para ver pasar el tiempo, tengo la certeza de que existe un sentido más profundo del que conocemos y vivimos. Creo que estamos aquí para aprender a amar y para evolucionar espiritualmente.

«La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar».

En la vida los momentos con más dificultad, que llamamos fracasos, son los mejores profesores para encontrar razones que nos estimulen y ayuden a comprender y a avanzar con más sabiduría. Para hacer frente a todas las vicisitudes, debemos desarrollar nuestra capacidad de resistencia frente a las tentaciones de desánimo y abatimiento.

A la vida no vinimos para atesorar dinero y comer mejor, esa no es la razón ni la misión de la vida. Recuerda, que al final del camino serás examinado en el amor, sólo cuenta el bien que hiciste a tus semejantes: Las huellas del amor trascienden, ama sin medida y contribuye a mejorar la vida de los más débiles.

Si vives angustiado sin motivo aparente, ese es un aviso de que no estás a gusto con tu estilo de vida, reflexiona y escucha tu alma, con su sabiduría te indica el camino a seguir. Las huellas de la vida nos invitan a avanzar con armonía y con valores morales; senda del equilibrio interior.

En el camino del corazón están las huellas que nos ayudan a encontrar la razón de la vida. Un camino que, como en todos, encontrarás dificultades, pero recuerda que no estamos solos. Junto a nuestros pasos se reflejan las inseparables huellas del amigo que no falla y en las que no reparamos.

Vamos tan absortos con nuestro ruido interior y nuestro egoísmo que no deja paso a que penetre la verdadera Luz. El Amor.

Sólo en momentos de desesperación clamamos, injustamente, «¿dónde estás?» Y Él te dice: «Estoy aquí, junto a ti». Tú le dices: «Cuándo te busco en las dificultades, no veo tus huellas a mi lado». Él contesta: «En esos momentos te llevo en mis brazos».

Desde mi corazón pero firme en mi razón, deseo que encuentren en su alma las huellas del camino que les conduzca al paraíso de la paz, de la serenidad y del sosiego, el lugar de la felicidad, para que encuentren el sentido a la vida y la razón de vivir.

MIS CAMINOS AMADOS

Allá perfilo el pinar,
en una noche muy negra
y en el cielo limpio y claro
bailan luceros y estrellas.

A mí me baña la luna
por mis caminos amados,
donde mis padres y yo
fuimos nacidos y criados.

Andando por mis caminos,
veo marcadas las huellas,
que me atraen como imán
y me amarran a mi tierra.

Tierra donde mis raíces
brotaron en una cuna,
con las nanas de mi madre
y de mi padre, la ternura.

Aún siento aquel calor
y el abrazo de mi cueva.
Lo llevo en mi corazón
guardado, hasta que muera.

Fotografía: babbagecabbage, cc.

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