De acuerdo a la Real Academia Española, el machismo es una
“actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres”. Esta
definición se expresa, por ejemplo, en las dificultades que experimentan las
mujeres para llegar y permanecer en espacios de decisión, la violencia de
varones hacia mujeres o también de varones hacia otros varones que no encajan
en el modelo de masculinidad hegemónica.
El machismo es una forma de hipermasculinidad usada para describir una actitud de superioridad del hombre sobre la mujer, con características tales como agresividad, dominancia, valentía, promiscuidad, virilidad, sexismo, autonomía, fortaleza, papel proveedor y restricción en la expresión emocional. Es decir, que es el conjunto de actitudes, creencias y prácticas orientadas a la promoción y mantenimiento de una supuesta superioridad de los hombres por sobre las mujeres en todos los ámbitos de la vida: afectivo, educativo, económico, político, social y cultural. Es un comportamiento que violentan injustamente la dignidad de la mujer. Esa forma de sexismo terrorífico caracterizado por la prevalencia del varón, está en la base de múltiples desigualdades y violencias en contra de las mujeres; afecta el bienestar físico y mental de los propios hombres, y genera múltiples problemas en la convivencia social y familiar. El machismo exige una rendición incondicional, el machismo mata.
Podemos decir que la palabra machismo proviene del término macho que a su vez tiene origen en la palabra en latín «mascūlus» que hacía referencia a los cachorros de sexo masculino, más tarde en un latín más ordinario el término se convierte en «masclu» cuya traducción literal al español sería "machito".
El machismo no tiene perdón, pero el feminismo tampoco.
Es como propulsar la paz mediante la guerra.
¿El machismo es igual a feminismo? No. El machismo es igual a
hembrismo. El feminismo es un movimiento político y social con perspectiva
filosófica que postula el "principio de igualdad de derechos de la mujer y el varón".
El feminismo lucha por el reconocimiento de las mujeres como sujetos humanos y
de derecho y sostiene que ningún ser humano debe ser privado de ningún bien o
derecho a causa de su sexo. Busca conseguir para las mujeres la equiparación en
igualdad en todos los ámbitos con el varón, y eliminar la dominación y
violencia de los varones sobre las mujeres.
Definición de feminismo. A lo largo de los últimos años la
palabra feminismo ha ido tomando relevancia en muchos contextos, en algunos de
ellos rodeada de una connotación negativa, hasta hacerse un hueco en cualquier
debate político o de bar. El feminismo no es odiar a los hombres, ni querer la
supremacía de las mujeres. No es una moda, aunque efectivamente, está de moda,
es mucho más que eso. La Real Academia Española (RAE) define el feminismo como
“el principio de igualdad de derechos de la mujer y el varón, así como el
movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del
feminismo”. Aun así, todavía hay cierta reticencia a declararse abiertamente
feminista o a apoyar esta ideología por parte de algunos grupos a causa del
desconocimiento de su significado.
Feminismo no es un antónimo de 'machismo'. El feminismo no
busca la superioridad de la mujer respecto al hombre, sino que es la ideología
que defiende la igualdad en aspectos sociales, culturales y económicos entre
ambos sexos. A pesar de ello, la similitud semántica de la palabra con el
concepto de machismo hace que en muchas ocasiones adquiera un significado
incorrecto en el que se la considera una especie de ‘antónimo’ de esta. En ese
sentido, el error de interpretación más habitual del concepto ‘feminismo’ lo
hace adoptar el significado que actualmente ostenta la palabra ‘hembrismo’.
El ‘hembrismo’, que no es un concepto recogido todavía por la
RAE, es popularmente conocido como la palabra equivalente al machismo, aunque
en sentido contrario. Así, el ‘hembrismo’ impulsa la preponderancia de la
mujer, mientras que el machismo privilegia al hombre, ni una parte ni la otra apuesta
por la igualdad de género. Esta idea también suele vincularse al concepto de la
misandria, que es el desprecio a los varones.
Esta formalidad en el lenguaje, que puede parecer una
trivialidad para el lector afectado de machismo, no es tal banalidad, debido a
que el lenguaje y sus formas expresivas están revelando el significante de los
significados con que nos expresamos. Si se quiere -y para el caso particular
que nos ocupa- es un indicador revelador de hasta qué punto está influida por
ideologismos la separación sexista entre hembras y machos, cuando la misma es
sólo una separación de orden biológico.
Muchos consideran que el feminismo está viviendo actualmente
su ‘época de oro’ por la notoriedad que ha adquirido en la vida cotidiana, pero
también existe mucha discrepancia al respecto. Lo que existe es mucha
propaganda desde el gobierno formado por populistas, que potencia el feminismo
desde el activismo radical, degenerando el término y generando una mala defensa
de los derechos de la mujer. Tanto el machismo como este mal llamado feminismo,
pecan de lo mismo, se retan en duelo de poderes entre machos y hembras, creando
odios de unos para con los otros.
Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente
diferentes y totalmente libres. Rosa Luxemburgo.
La mujer no tiene que estar en lucha con nadie… Dios creo al
hombre: varón y mujer los creó. Aquí nadie sobra, Dios nos hizo complementarios
no rivales, aunque el varón necesita de la mujer para nacer.
Yo soy mujer, femenina, y estoy con las mujeres que trabajan
día a día por construir un mundo mejor. Estoy con la mujer que deja huella sin
pisotear a nadie, con la mujer que celebra ser mujer los trecientos sesenta y
cinco días del año, que con su callado trabajo contribuye al progreso de la
sociedad, porque sociedad somos todos juntos. Soy mujer no feminista, soy
persona ante todo y desde mi punto de vista los gritos en las calles sobran,
porque todo lo que se grita y se reclama son derechos que nos pertenecen y
están recogidos en la Constitución, la que nos ampara y protege, por tanto,
entiendo que son los gobiernos de turno los que tienen que hacer que se cumpla
la Ley. Soy mujer desde que nací, decir mujer es decir femenina. Me niego a
recibir un ramito de flores, un lazo o una pegatina que me reivindique como
femenina, que no feminista, no apruebo el machismo ni el feminismo. Soy mujer y
orgullosa de serlo.
Decir que, los movimientos de lucha por la igualdad entre
hombres y mujeres nacieron en Francia a finales del siglo XVIII, ligados a la
Revolución Francesa. Curiosamente, la
palabra ‘feminista’ tiene un origen misógino, surgido de “Hombre-mujer” escrito
por Alejandro Dumas, hijo.
Hoy el término feminismo lo han degenerado y raya el
radicalismo violento, de ahí, que se hayan dividido, porque las
feministas de pro no quieren confundir a la sociedad. Esta nueva corriente radicalizada, grosera, demagoga, inculta, amoral ha provocado una división de lucha que nada tiene que ver con
el feminismo, porque son equiparables al machismo. Éstas no representan a ninguna mujer culta.
Como mujer yo me avergüenzo de ese histerismo que vocifera consignas que no dignifican a la mujer. Que cada cuál haga lo que quiera, allá cada cuál, pero
que nadie me obligue a seguir comportamientos denigrantes y obscenos,
prostituyendo mi cuerpo y convirtiéndolo en trampas de muerte para la vida:
sexo libre, aborto, eutanasia… y con esta frase lo bordan, ”Sola y borracha,
quiero llegar a mi casa”. Es escandaloso que ese eslogan sea el lema del
ministerio del gobierno de un país y se pueda reivindicar libremente estas atroces barbaridades. Ese feminismo separatista, es una de las ramas más
radicales del feminismo, que no está basada en un principio de igualdad. En
cambio, reconoce las diferencias, naturales o adquiridas, entre hombres y
mujeres, y sostiene que, dada esa diferencia, la mujer debe mantenerse al
margen de toda relación con el varón, como única forma de desarrollarse
plenamente. También defiende el sexo lésbico como única vía para el pleno
desarrollo de la sexualidad femenina.
Este nuevo movimiento violento, nace de un populismo
mezquino y ha conseguido destruir las relaciones humanas entre la mujer y el
varón. Por supuesto que nadie tiene derecho a maltratar a nadie, y quién lo
haga, que caiga la justicia sobre esa persona. Bien es verdad que entre los
varones hay más maltratadores, pero también hay mujeres maltratadoras, y la ley
se inclina por escuchar a la mujer y tomar medidas a la primera, y puede darse
el caso que la mujer mienta y acuse en falso, y mientras se espera un juicio,
el varón está acusado de maltratador, alejado de sus hijos siendo inocente, y
eso es injusto. La justicia no puede ser injusta, porque no se puede acusar y
castigas sin juzgar los hechos. En estas injusticias tiene mucho que ver esa
nueva corriente de feminismo radical que odia al varón y va a por él.
Estamos de acuerdo que nadie quiere que maltraten a sus
hijas, pero tampoco que acusen en falso a sus hijos. Sabemos que este es un
tema muy sensible y enseguida te tachan de machista si tu opinión no comulga con sus consignas... No nos
desaforemos, usemos la lógica y el raciocinio: Yo digo que un hombre no
maltrata, maltrata un maltratador. Un hombre no viola, viola un violador. Un hombre
no humilla, humilla un cobarde, pues a esos infames les debe caer todo el peso de
la Ley, porque un hombre es un ser humano igual que una mujer y si queremos
igualdad, empecemos por el respeto.
Con este panorama, la convivencia entre parejas se vuelve difícil, por no decir que imposible, porque al primer punto discrepante la desconfianza se adueña del ambiente; y ya solo el amor no es suficiente, también es necesario confiar, y cuando se desconfía de las intenciones del otro, el miedo se apodera sobre todo de los varones, porque basta conque a una mujer se le ocurra acusarlo para ser detenido por maltrato, y cuando se habla de maltrato se habla de palabras mayores; y en estos casos la presunción de inocencia salta por los aires... Y, algo habrá que hacer para que no paguen justos por pecadores.
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