sábado, 5 de marzo de 2022

El justo valor de los recuerdos


 

Recordar es vivir dos veces... El valor de los recuerdos positivos es uno de los principales elementos de estabilidad, un refugio con una capacidad extraordinaria para protegernos. Decía Pío Baroja que: “En buena parte somos la prolongación de nuestro pasado; el resultado de un recuerdo”.

En este sentido, el cerebro es un órgano capaz de almacenar, ordenar y priorizar todos nuestros recuerdos. De hecho, en psicología se utilizó durante muchos años la metáfora del ordenador para hablar del cerebro y en especial de la memoria. Una memoria que no es otra que la ciudad de la remembranza.

Los psicólogos indican que todos nuestros recuerdos tienen una relación muy estrecha con las emociones, por eso somos capaces de experimentar nuevamente las emociones originales cuando los volvemos a situar en el foco de nuestra atención. Un recuerdo agradable puede devolvernos esa paz interior perdida, restaurar esa autoestima lastimada. Por contra, si esa experiencia vivida se traduce en un recuerdo amargo, lo último que querremos será rememorarlo.

“A veces no conoces el verdadero valor de un momento hasta que se convierte en memoria”. Dr. Seuss.

Hay que darle valor a los recuerdos... La psicóloga Raquel Aldana nos va a ayudar a despertar los recuerdos y viajar por ellos, sigámosla: Te propongo que cierres los ojos y pienses en tu infancia, que recuerdes el aroma de la casa de tus abuelos, el olor del cabello de tu madre, los besos de buenas noches de tu padre, las peleas y los juegos con tus hermanos, la intensidad del amor en la adolescencia, la ilusión en la infancia. Recuerda algo, lo que quieras, pero siéntelo. ¿Lo has hecho? Ahora estás en disposición de entender que de lo que te vengo a hablar hoy es de la nostalgia… Sentir nostalgia no tiene edad ni cultura, tanto los adultos como los niños lo hacemos y probablemente con mayor frecuencia de lo que creemos.

“Disfrutar del pasado es vivir dos veces”. Marcus Valerius Martialis.

En realidad, esto no es nuevo para nadie porque somos perfectamente conscientes de que de vez en cuando lo hacemos y somos capaces de hacerlo con total naturalidad. Sin embargo, es relevante la razón por la que recurrimos al anhelo y el efecto que tiene en nosotros… El pasado es la antesala del futuro. Recrearse en los recuerdos contribuye a serenar el estado de ánimo, elevar nuestra autoestima y fortalecer nuestras relaciones interpersonales. 

La nostalgia es una fuente de equilibrio y bienestar psíquico. Parece que, aunque en ocasiones suframos por ello, rememorar y sentir intensa y vívidamente esos recuerdos es una manera de mantenernos en forma emocionalmente. Además, la nostalgia nos tiende un puente entre el pasado y el presente, lo cual nos ayuda a percibir la continuidad de nuestro yo y ser conscientes de que compartimos muchas cualidades con la persona que fuimos. La nostalgia produce esa sensación de que el ayer y el hoy se funden armoniosamente.

De todas formas, no siempre la nostalgia ha tenido esta connotación tan variada; si atendemos a la etimología de la propia palabra nos daremos cuenta de que deriva de los términos griegos (nóstos) "regreso" y (álgos) "dolor" y, por tanto, en sentido literal describe el dolor que produce el deseo de regresar al pasado. Sin embargo, hoy en día asociamos esto a múltiples conceptos positivos, como recordar viejos tiempos felices que nos hacen sonreír, explica la psicóloga Raquel Aldana.

Los recuerdos y sus efectos. Es posible que en más de una ocasión te hayas torturado anhelando un tiempo anterior en el que te acompañaba una persona significativa que ya no está a tu lado, pero es probable que cuando recuerdas tu infancia te sientas bien y sonrías para tus adentros con la misma risa infantil de entonces.

A veces tendemos a ser más nostálgicos cuando estamos tristes y turbados. Se debe a dos razones, una negativa y otra positiva. La primera es que podemos atender a ese bucle de “cualquier tiempo pasado fue mejor”, solidificando la base del sufrimiento y derrotándonos. La segunda cumple esa función positiva elevando nuestro bienestar si atendemos a los recuerdos que nos motiven a realzar nuestro ánimo y a seguir ilusionándonos.

No se si soy una persona triste con vocación de alegre, o viceversa, o al revés. Lo que sí sé es que siempre hay algo de tristeza en mis momentos más felices, al igual que siempre hay un poco de alegría en mis peores días. Mario Benedetti.

Utiliza tus recuerdos con inteligencia. También hemos dicho que rememorar puede ayudarnos a fortalecer nuestros vínculos. Recordarás lo que te une a los demás, lo importante y valioso que eres para ellos y lo significativo que resultó tu apoyo o el suyo para lograr superar ese bache. Nadie estaba tan cerca de esa persona como tú, ¿verdad?

Con todo ello, dar rienda suelta a nuestros recuerdos puede hacernos mucho bien, pero tenemos que poner especial cuidado en que estos no sirvan para hundirnos más si es que nuestro estado anímico no es bueno. La nostalgia no sólo nos proporciona bienestar, sino que también posee un efecto preventivo para protegernos de los pensamientos negativos que nos turban en el día a día.

Puedes acudir a tus recuerdos para calmar tu mal humor, para relajarte, para sonreír y para darte motivos para seguir creando otros tantos y bonitos recuerdos. Abre tu álbum de fotos y relee viejas cartas, encuentra el lugar que corresponde a tus recuerdos y no dejes que se pierdan en el olvido, porque están ahí para hacerte feliz. La vida es una sucesión de vivencias que en el tiempo nos ayuda a revivir reavivando los recuerdos.

El pasado puede servirnos como sofá para lamentarnos o como trampolín para seguir creciendo. La opción está en tu pensamiento.

Los recuerdos nos animan a revivir lo importante de nuestra vida y a dejar de ocultar lo que sentimos, porque cada momento contiene la magia que nosotros le impongamos.

“Los recuerdos son una forma de aferrarte a las cosas que amas, las cosas que eres, las cosas que no quieres perder”. Anónimo

Recordar es gratificante, no hay nada como viajar al interior de los recuerdos. Mira en tus recuerdos. Cierra los ojos y piensa en tu infancia, siente la presencia alegre de tus padres, el calor de la familia, el aroma de la casa de los abuelos, los juegos con tus hermanos, la escuela, el olor de campo y del pan recién hecho, el sonido del viento, el canto de los pájaros... Recuerda todo aquella que conforma tu existencia, porque nosotros somos el pasado vivido con proyección a un futuro por vivir.


Fotografía: Internet

 

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