lunes, 14 de marzo de 2022

De golpe

 

De golpe a los que somos mayores de 60 años, nos transformaron en una persona anciana.

De golpe comenzaron a tratarnos como si fuéramos personas limitadas, a la que hay que ayudar porque sola no puede o no sabe. "¡Hay que encerrarlos!" dicen...

De golpe, el mundo se debate entre dejarnos encerrados o no; si valemos la pena vivos o no. O mejor dejarnos morir... teoría del descarte... Los de arriba de 65 son endilgados con el título de "los de más riesgo".

¿Quién construyó este mundo en el que ahora ustedes viven?

Déjennos cuidarnos solos. Nosotros, los que hasta hace media hora dirigíamos fábricas, organizaciones, instituciones o éramos profesionales independientes, algunos médicos de mucha experiencia; nos quieren tratar mal porque no valemos nada por la edad.

No hemos perdido ni la razón, ni el juicio. No nos cuiden de manera incorrecta; Consulten con nosotros qué hacer, tenemos sabiduría; experiencia, sentido común.

Somos los que hemos producido el capital de todo lo que disfrutan y de todo lo que tienen...

Tenemos menos miedo que ustedes, los más jóvenes. Y aún más, tenemos valores morales y sentimos... Sentimientos reales, no disfrazados.

Así como a un joven de 13 años no se equipara a uno de 25 y ambos están en diferentes etapas de la adolescencia; Una persona de 65 no se equipara a una de 90, siendo ambas personas mayores en edad.

No se equivoquen, a nuestra edad tenemos mucho para enseñar y ustedes mucho que aprender.

Ser mayor no es una plaga. Es un derecho que nos ganamos con trabajo y el respeto de muchas personas ajenas y aún con más admiración hacia nosotros que ustedes los que hoy nos tiran al cesto de la ropa sucia.

Y nuestro Derecho es un legado, nuestro, al que ustedes los jóvenes y dirigentes no querrán renunciar.

¡No nos pidan a nosotros que renunciemos! No, no nos vamos hacer a un lado. No somos jeringas desechables.

Somos la Generación que sostiene a los que hoy están triunfando, sin que les haya costado nada.

Valemos. Tenemos bien puestos el orgullo, el amor propio y nuestro sistema inmunológico. Así que no se confundan…

Dios bendiga a todos los que algún día serán viejos como yo.

 

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