jueves, 21 de mayo de 2020

Pensamientos de Dalai Lama

Reflexiones del líder espiritual sobre la vida, el secreto de la felicidad y la paz interior. Su opinión del amor, la bondad, el afecto, la compasión y la religión y los sentimientos negativos como el enojo, el orgullo, la ira y el odio: 

Creo sinceramente que todos los seres humanos somos de la misma naturaleza, tanto a nivel mental como emocional. Todos nosotros tenemos el potencial para ser personas felices y buenas y también lo tenemos para ser malas y perjudiciales. 

Creo que el potencial para todas estas facetas está presente en nosotros. Lo importante es tratar de fomentar, en cada uno de nosotros, los aspectos positivos y útiles y tratar de reducir los negativos. Aunque los aspectos negativos puedan, a veces, traer cierta satisfacción a corto plazo, a la larga sólo aportan sufrimiento. 

Las actitudes positivas nos traen siempre fortaleza interior. Con fortaleza interior tenemos menos miedo y más confianza en nosotros mismos, y resulta más fácil extender nuestro afecto hacia los demás sin barrera alguna, ni religiosa ni cultural ni de ningún otro tipo. Es, por lo tanto, muy importante reconocer nuestro potencial para lo bueno y lo malo y después, observarlo y analizarlo cuidadosamente. Esto es lo que yo llamo fomentar el valor humano. Mi principal interés es fomentar la comprensión del valor más profundo del ser humano. 

El valor humano más profundo es la compasión, un sentimiento afectuoso y comprometido. Estas cualidades básicas del ser humano son muy importantes, tanto si se es creyente como si no se es, y no importa cuál sea la religión que se practique; sin ellas no se puede ser feliz. Algunas personas cuentan con una disposición mental adecuada para seguir una fe religiosa. Hacer uso de la fe religiosa para fomentar estos valores humanos básicos es muy positivo. 

El mensaje de las principales religiones del mundo es básicamente el mismo: amor, compasión y perdón. Lo que varía es el modo en que fomenta cada religión tales cualidades. Pero dado que todas ellas aspiran más o menos a la misma meta: vivir una vida más feliz; ser personas más compasivas y crear un mundo más compasivo, el hecho de que los métodos sean distintos no representa un problema. El logro último es lo importante. Las principales religiones del mundo tienen el mismo potencial para ayudar a la humanidad y, puesto que existe una gran variedad de disposiciones mentales entre los seres humanos, necesitamos, lógicamente, religiones distintas. 

La variedad es beneficiosa. La armonía entre las diferentes tradiciones religiosas es otro asunto importante. Por eso me esfuerzo siempre en fomentar la armonía entre religiones.

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