lunes, 18 de mayo de 2020

Ceguera

De tierra y saliva son los milagros
de luz y alegría se visten tus manos,
si dejo que toques mis ojos cegados,
si dejo que abras desvanes cerrados.
Con barro y caricias se curan los daños
que el barro restaura nuestro propio barro,
mientras las caricias van iluminando
caminos oscuros que vamos andando.
Soy yo, aquel que era ciego.
Soy yo, pero ahora ya veo.
Me tendiste la mano porque estaba enfermo.
Y sentí que tu amor me sanaba de nuevo.
Soy yo, aquel que era ciego.
Soy yo, pero ahora ya creo.
Que todos lo vean y puedan creerlo.
No existen cegueras si el amor vence al miedo.
De miedos y anhelos se llenan mis ruegos
de pasos pequeños que no llegan lejos,
porque soy yo mismo quien siente que es ciego
aunque el corazón sepa mirar por completo.
Enciende mi vida, enséñame a comprender
que es más ciego el que mira, pero no quiere ver,
que sólo el corazón puede guiarme a través
de temores que ciegan y no dejan "ser".
Soy yo, aquel que era ciego.
Soy yo, pero ahora ya creo.
Salomé Arricibita

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