domingo, 3 de mayo de 2020

Madre siempre


El corazón de la madre es el único capital del sentimiento que nunca quiebra, y con el cual se puede contar siempre y en todo tiempo con toda seguridad. 

A una madre hay que homenajearla cada día, pero no podría pasar el Día de la Madre sin hacerle un homenaje y hablar de ella en presente, lo que significa, lo que me aporta, lo que representa y lo que la necesito. Mi madre es mi vida, mi corazón, mi modelo, mi almohada, mi bastón; me hace sentir, me enseña, me tranquiliza, me acompaña a pesar de tener que vivir sin ella, todo lo que me aportaba estando a mi lado, en la distancia lo sigo percibiendo, porque la sigo queriendo con toda mi alma.

Hablar de mi madre y de mi padre y no acabo, su esencia está en mí, en mí sigue vivo su cariño, su latir, su imagen, sus palabras… Mi madre siempre ha sido y es mi referente. Era el pilar de mi casa y de su extensa familia. Para mí es el ejemplo de la resistencia física y emocional, de la superación frente a los golpes que le dio la vida, y su esfuerzo constante, su tenacidad, su coraje por salir adelante.

Para mí mi madre es la mejor definición del amor incondicional, porque soy su hija y yo como hija la quiero, la respeto y admiro. Y ella te quiere por tus virtudes y los proclama a los cuatro vientos con verdadero orgullo y una sonrisa en la boca. Es el espejo donde puedes ver tu felicidad, la verás feliz si ella te ve feliz, y la verás triste si te ve triste. Si vas a ella con sinceridad y confianza, te prestará apoyo incluso cuando te has equivocado, porque una madre es única y siempre estará ahí. 

Tus brazos siempre se abrían cuando quería un abrazo. Tu corazón comprendía cuando necesitaba una amiga. Tus ojos tiernos se endurecían cuando me hacía falta una lección. Tu fuerza y tu amor me guiaron, y me dieron alas para volar. 

Estoy muy orgullosa de mi madre, y todo el que la conoció la quiso por su sencillez su bondad y generosidad. Mi madre es mi referente y todo un ejemplo a imitar. Mi madre es inspiración, entrega incondicional, amor sin fisuras, ayuda constate y sacrificio, porque me cuida y está pendiente de que esté bien. Una madre siempre quiere la felicidad de sus hijos aún a costa de la suya. Pero hay hijos egoístas y desagradecidos que no ven a su madre con buenos ojos y la desacreditan. ¡Qué pena de hijos! 

Las madres son únicas, no sólo porque nos han dado la vida, sino porque nos dan su vida cada día de nuestras vidas. Sin ellas no hubiéramos llegado a ser lo que somos hoy en día. Nos cuidan, protegen, nos ayudan a crecer, nos dicen las verdades que duelen para corregirnos, pero también son las únicas que nos hacen sonreír cuando otros no lo consiguen. 

Mi madre fue la mujer más bella que jamás conocí. Todo lo que soy, se lo debo a mi madre. Atribuyo todos mis éxitos en esta vida a la enseñanza moral, intelectual y física que recibí de ella. George Washington. 

Ser madre no significa solo mecer la cuna, ese solo es el comienzo, el momento en el que una madre se da cuenta de que es capaz de hacer cualquier cosa por un mundo al que ha dado la vida. Ese mundo es ese hijo en el que hay millones de ilusiones… Ser madre significa cambiar tu vida, tu tiempo y tu forma de pensar por tus hijos. Significa dar todo tu corazón y entregar tus fuerzas cada día para sacar a tus hijos adelante y enseñarle a vivir. Significa tener una razón de ser para el resto de tu vida. Querer aprovechar y exprimir cada momento al máximo. Tener sentimientos encontrados al ver cómo tus hijos crecen, sintiendo dicha y nostalgia cuando avanzan dando pasos de gigante por la vida. Ser madre significa nunca más estar sola en el pensamiento, pues una madre siempre piensa doble: por sus hijos y por ella. Una madre se siente tremendamente afortunada porque sabe que sus hijos son el mayor tesoro que podría tener.

Si hay un amor que podamos llamar verdadero es el amor sincero de una madre, un amor que a su vez es eterno e infinito. En realidad, ser madre implica seguir los pasos de unos pequeños maestros, los hijos, hasta que se hacen grandes. Con solo existir y sin saberlo los hijos les enseñan a amar de manera incondicional. 

La maternidad no significa sonreír siempre, sino también llorar a mares. Requiere muchas noches de insomnio fundiendo a la almohada en un asfixiante abrazo. Significa un sinfín de preocupaciones; horas de correr tras sus hijos; días, meses y años inventando cientos de maneras para camuflar las verduras y el pescado; aguantar peleas y tolerar con toda la paciencia del mundo la infinidad de sinsentidos que tiene la vida. 

Ningún idioma puede expresar el poder, belleza y heroísmo del amor de una madre. Edwin Chapin 

Lo que una madre hace por sus hijos nadie más lo haría. A una madre le duele más que a nadie decir NO a sus hijos, retarles, medir sus fuerzas, verle caer, abandonar sus sueños o desaprovechar sus capacidades… Pero conoce la importancia de los límites y pretende que sus hijos los aprendan. 

Una madre no puede vivir por sus hijos, pero sí procura compartir lo máximo con ellos. Por eso, una madre intenta cada día coser unas alas enormes y ligeras que permitan a sus hijos volar muy muy alto. Una madre quiere que a sus hijos les vaya todo bien en la vida, pero también quiere que haya tormentas y aprendan a navegar en alta mar. Sabe que sus hijos tienen que pasear de la mano de sus demonios, liberarse de las cargas y tropezar mil veces con la misma piedra. Ven mejor que nadie los defectos en sus hijos, sin embargo, los aceptan y los esconden. Saben si sus hijos no están bien con solo mirarlos, puesto que las madres son las más expertas detectoras de emociones. 

El sacrificio de una madre está también en vivir con culpa los errores de sus hijos. Sentirse culpable y responsable de los problemas de la persona a la que más amas en este mundo es tremendamente doloroso. Por eso una madre carga sobre su espalda demasiado equipaje. Quizás esto es un acto heroico, pero sobre todo es generoso. 

Probablemente sacrificar metas o aspiraciones por cuidar de los hijos, no hace de una madre un ser valiente, pero sí la persona más tenaz y generosa del mundo. Las noches en las que sus hijos despiertan con fiebre, enfrentarse al mundo y superar todos los miedos, sacar a sus hijos adelante y protegerlos ante todo eso es lo que hace a las madres el mejor ejemplo de valentía y amor. 

Las madres no son las personas más fuertes del mundo. Su debilidad es su punto fuerte y este siempre será el amor hacia los que cada día encienden su corazón y sus ganas de vivir. Sabes mamá, existe un lugar en el que nadie puede apartarme de ti, un lugar en el que tú me perteneces: en mi alma mi corazón y mi mente: Te llamo, Mamá, pero se pronuncia, la mujer más valiosa del mundo...

Mamá, cómo no te voy a querer, si me llevaste en tu vientre, después en tus brazos y me ofreciste tu hombro... Quererte es poco... ¡Gracias Mamá! ¡Muchas Felicidades! ¡Te quise, te quiero y te querré!

Porque ser madre significa desconocer que existe la distancia, el imposible, el obstáculo. Porque ser madre significa estar presente en el corazón del hijo esté donde esté... Hoy por desgracia habrán madres que estarán tristes porque no recibirán ninguna felicitación de sus hijos. Madres buenas que aún recibiendo el desprecio de sus hijos los siguen amando y piden a Dios por ellos con la esperanza de recuperar su cariño.

Honra a tu madre y a tu padre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios te da. Deuteronomio 5:16.

Algunos hijos sirven con orgullo a sus padres, porque así lo quieren y quieren dar lo mejor de sí. Otros sirven con desprecio porque se desprecian a ellos mismos.

Fotografía: Internet

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