domingo, 3 de mayo de 2020

Siempre presente

Mamá, nunca me olvido de ti, 
siempre te tengo presente, 
porque mi alma te añora 
y soy sangre de tu sangre. 
Cada noche miro al cielo 
por ver el lucero brillante, 
y presiento que estás ahí, 
en el cielo de los creyentes. 
Llevo grabado en el alma 
tu mirada chispeante, 
tu sonrisa desprendida 
y tu amor desbordante. 
Eres mi ángel de la guarda 
que Dios puso en mi semblante, 
para que a nada temiera 
hasta nuevamente encontrarte.

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