Aunque, al parecer, el Gobierno tenía conocimiento desde principios de año de que un virus desconocido nos acechaba, los españoles hace dos meses nos vimos sobresaltados con un confinamiento, porque un terrorífico virus, el Covi-19, nos había invadido y su ataque era mortal, tanto, que toda persona contagiada se convertía en una ‘bomba de relojería’ con capacidad de contagiar a todas las personas con las que se relacionara, tanto en la familia, como en el trabajo, en lugares de ocio y recreo…
Cuando nos informaron no era una epidemia se hablaba de pandemia. Impactados y consternados por lo trágico de la noticia, por las advertencias sanitarias y por la orden de confinamiento y paralización de toda actividad, no reaccionas, no llegas a creer que eso sea cierto.
Esto era inimaginable… Puede que en algún momento pudieras sentir miedo a esa guerra nuclear encubierta, porque los países invierten millones para demostrar la potencia de sus arsenales, pero nunca pensábamos que un diminuto bicho pudiera sembrar el pánico en el mundo.
Y en la actualidad estamos viviendo una situación impensable, todo iba muy rápido, todos íbamos acelerados mirándonos el ombligo y de pronto, un virus nos invade y paraliza el mundo y nos ataca despiadadamente y nos encierra en las casas y nos mete el miedo en el cuerpo y la incertidumbre nos embarga y las cifras de los abatidos son escalofriantes y la situación de los hospitales terrorífica y pedimos que pase esta pesadilla porque nos reconocemos frágiles y nos sentimos débiles y el tiempo pasa y las noticias nos confunden, unos a otros se desdicen y nos ocultan información y se falta a la verdad, y ya no nos creemos a nadie y nos sentimos abandonados en manos de la suerte...
Y en estos difíciles momentos también hay mucho que agradecer a todas esas personas que han trabajado y trabajan sin descanso, (a más de uno le ha costado la vida) por ayudar y contribuir con su esfuerzo a que la vida de la sociedad se vea afectada lo menos posible. Un reconocimiento y agradecimiento para los Hospitales donde el personal sanitario se esfuerza por salvar vidas, a todo el personal de limpieza y mantenimiento. A los supermercados. A las farmacias. A las Fuerzas de orden. A los trabajadores del campo. A los transportistas. A los panaderos. A todos los que están atentos a prestar sus servicios… ¡Gracias!
Mientras los enfrentamientos políticos no resuelven nada, no podemos ocultar nuestra preocupación y consternación frente al panorama desolador e inquietante que vivimos, y es lógico que el miedo y la incertidumbre nos ronde, porque las políticas han fallado, se empezó tarde y mal, y porque esta crisis sanitaria traerá otras crisis no menos trágica, ya que muchas familias van al paro y si no hay trabajo no entra dinero, y si no hay dinero no se puede comprar para comer y si no se come hay hambre, y es muy duro pasar hambre… Pido a Dios que esta pesadilla pase pronto, porque hay millones de familias que están sufriendo las consecuencias del devastador virus, y al parecer, este virus 'coronavirus' vino para quedarse, por tanto, el dolor y la tragedia nos acompañará por tiempo...
No nos relajemos, cuidémonos, no perdamos el miedo, seamos responsables: por ti, por tu familia, por tus amigos, por aquellos que se quedaron en esta lucha, por tener un futuro mejor que el que se nos viene encima. Esto no es un mal sueño, es la realidad de un capítulo de nuestras vidas, que esperamos que llegue a su fin y con ello la gratitud de vivir con esperanza un nuevo amanecer.
Ahora toca solidarizarnos con los que sufren la enfermedad y sus familias y desear su pronta recuperación. Tenemos que solidarizarnos con los que no pudieron superar la enfermedad, acompañemos a las familias en el dolor en un momento tan difícil y en una circunstancia tan traumática en la que muchos familiares ni siquiera se han podido despedir de sus seres queridos con normalidad y como debiera de ser...
Y qué casualidad, estos versos de Rosalía de Castro parecen estar escritos justo para esta ocasión…
¡Cuán triste se ha vuelto el mundo!
¡Ah!, por do quiera que voy
sólo amarguras contemplo,
que infunden negro pavor,
sólo llantos y gemidos
que no encuentran compasión...
¡Qué triste se ha vuelto el mundo!
¡Qué triste le encuentro yo!...
Fotografía: Internet
Fotografía: Internet
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