Ilusionada y feliz
un día me casé contigo;
prometiéndonos amor,
felicidad y cariño.
Pronto se desplomaron
las alegrías y los sueños;
mi vida ya no era mía,
pasó a tener otro dueño.
En monstruo te convertiste,
feroz y sin sentimientos.
Me acosas a todas horas
hasta quitarme el aliento.
Tus manos que acariciaban
ahora son látigos de fuego;
y tu mirada enfurecida
en ojos que eran luceros.
La boca que me besaba
y susurraba ¡te quiero!
Grita ahora enloquecida.
Todo ahora son desprecios.
En el hombre amoroso
una bestia se ocultó;
me atormenta su presencia,
es un ser sin compasión.
Agoniza mi esperanza
atrapada en un infierno
y mi casa es la cárcel
con verdugo y prisionero.
¡Liberadme, por piedad!
de esta fiera que desprecio.
El miedo ya me acobarda
y escaparme, ya no puedo.
No hay comentarios :
Publicar un comentario