Un país es la nación por la que su gente trabaja, lucha y hasta expone su vida para defenderla. Yo, estoy orgullosa de mi país, España, del aire que respiro en mis Canarias, de la tierra que piso en mi isla Gran Canaria y del lugar donde nací, mi Juncalillo de Gáldar. Tengo un país maravilloso para extasiarme contemplando sus hermosos paisajes. Un país para gozarlo por su clima y por su ambiente acogedor. Un país fértil para comérselo por la gran variedad de alimentos que ofrece la tierra, pero su gente, alguna de su gente lo ha convertido en el país de la vergüenza.
¡Vaya año que llevamos! Vamos de escándalo en escándalo. Es un goteo de hechos y tímidas imputaciones que van exasperando a los españoles. Ya es bien sabido cómo se las gastan los espabilados que se sientan en los despachos públicos, para llenarse los bolsillos de los dineros públicos, más que los bolsillos, las cuentas corrientes en paraísos donde sus nombres se ocultan tras una clave. Hay que ver cómo se las ingenian para que no se descubran sus artimañas con una maraña de nombres y un entramado de empresas ficticias para despistar y esconder sus nombres, y son tan cínicos que van de señores con corbatas de seda. Los ladrones son ladrones con corbata o sin ella. Para estos innombrables de cuello y corbata lo importante no es conseguir un puesto público para trabajar por el bien común, lo importante es llegar al dinero público para ponerlo a su servicio mangando todo el que puede. Seguro que estos pillos a esa forma de proceder no lo llama corrupción, lo llamaran oportunidad.
No se habla de otra cosa. Los españoles de bien cada día estamos más indignados porque la corrupción sobrepasa todos los límites pensables y eso que lo que ha salido a la luz es sólo la punta del iceberg. Lo que va aflorando es una nimiedad y hasta da la impresión que estos chanchullos salen por casualidad, no porque la Justicia ni el Gobierno se haya empeñado en descubrir a los que utilizan la política para delinquir. Está claro que la «casta», con tantos privilegios que se tienen atribuidos, se ha puesto al país por montera y lo que va destinado al bienestar de todos, ellos se lo apropian porque se creen con derecho a llevárselo calentito… ¿Si todos los españoles somos iguales, por qué algunos siguen teniendo tantos beneficios? Es de justicia que las prebendas desaparezcan. Todos tenemos derecho a trabajar y a que se nos pague dignamente por ello. Pues eso, los políticos que cobren su salario y que se paguen sus gastos como todo el mundo.
Es de vergüenza el sistema de hacer política que se ha implantado en España. Han sido los periodistas los que han descubierto la forma y modo de proceder en política, y ya se sabe, cuando se empieza a tirar del hilo se va descubriendo lo que hay en la madeja. Ahora es el Gobierno el que tiene que enmendar los errores de gestión, y que la Ley acabe con los aforamientos para que no deje inmune a estos delincuentes y sus trapicheos no queden impunes. Es justo que se haga justicia.
Es increíble ver como estos corruptos ladrones ni siquiera se ruborizan cuando son preguntados, es más, defienden su honorabilidad frente a los rumores. Es hora de acabar con la impunidad y los aforamientos, y que se hagan públicos todos los delitos de estos listillos que se creen intocables: amparados por el ‘sistema’ han traspasado los límites de la legalidad.
Hace unos meses en unas declaraciones, el Presidente de Tribunal Supremo y del Consejo del Poder judicial, Carlos Lesmes, pedía cambiar la ley para perseguir al defraudador y no sólo al «robagallinas». No tiene dudas de que Justicia y regeneración van de la mano: «Todos debemos empujar en el fortalecimiento de esta institución; si la Justicia no funciona no cabe la regeneración democrática en nuestro país».
En su intervención, que tuvo lugar en la sede del diario LA RAZÓN, Lesmes aludió a la necesidad de llevar a cabo una auténtica regeneración de las instituciones democráticas como un elemento «indispensable» para salir de la crisis. En este punto fue cuando aludió a la importancia que tiene la Justicia, ya que sin un «fortalecimiento» de esta institución no será posible ese objetivo de una auténtica regeneración. Junto a ello, señaló las prioridades que, en su opinión, debe abordarse para mejorar la Justicia actual, prioridades en las que, señaló, han coincidido en las grandes cuestiones tanto el último Gobierno del PSOE como el actual del PP.
Lesmes señaló la necesidad de abordar de inmediato una reforma de la actual Ley de Enjuiciamiento Criminal, para que, entre otros factores, se pueda abordar, tanto por las fuerzas de seguridad como por los jueces y fiscales de forma más eficiente y eficaz, la persecución de los nuevos tipos de delincuencia, la corrupción u otras investigaciones complejas. La actual Ley de Enjuiciamiento Criminal, manifestó al respecto y con un ejemplo más que gráfico, está pensada para «el robagallinas, no para el gran defraudador, no para los casos como los que estamos viendo ahora donde hay tanta corrupción». Por ello, añadió en este punto, hay una necesidad «imperiosa» de elaborar una nueva Ley de Enjuiciamiento criminal, algo en lo que han coincidido los principales partidos, ya que la principal carencia de la Justicia en la lucha contra la corrupción es que el sistema legal procesal «no es el adecuado», sino «muy defectuoso». Por ello, incidió en la necesidad de modificar una ley que muestra la «incapacidad de nuestro sistema legal para afrontar este tipo de situaciones realmente novedosas», y pidió más protagonismo en la investigación para los fiscales como ocurre en otros países europeos y menos peso a los jueces que llevan las macrocausas porque el modelo basado en el juez de instrucción es decimonónico.
Preocupante esto dicho por un juez… Tras estas declaraciones te quedas sin palabras. Lo de robar no es nuevo pero nuestras Leyes están hechas para dejar pasar a un elefante y atrapar a una mosca… Si sobre la corruptela política no existe una Ley de Enjuiciamiento criminal, te preguntas ¿por qué no está contemplado ni tipificado ese delito? ¿Por qué el Ejecutivo no Legisla con premura? ¿A qué espera? Decía Tacitus: «En un estado donde abunda la corrupción, las leyes deben ser muy numerosas».
Paradójicamente, a pesar de la crisis en estos últimos años, en España han aumentado el número de millonarios. También se dice, y eso se palpa, que ha aumentado el número de pobres… Es evidente, los unos se lo quitan a los otros y salen las cuentas. Las noticias sobre pobreza son alarmantes: los sin techo aumenta un 40%. Los centros de acogida están desbordados. Unicef alerta de la pobreza infantil. Los pobres están ahora aún peor. Los ingresos de las familias han dado un salto de 10 años hacia atrás. Sin embargo, los que tienen sus arcas llenas (nadie se pone rico trabajando honestamente), desde su puesto privilegiado, te quieren convencer de que todo va mejor que nunca y si tú no lo quieres ver es tú problema. Tanto en la vida real como en política, todas las medias verdades son las peores mentiras.
Cuando un hombre miente a sabiendas, se incapacita éticamente para ejercer un cargo de responsabilidad pública y, políticamente, en España existen muchos incapacitados ejerciendo. Pero por desgracia, para librarnos de esa manada aparecen estos salvapatrias nada democráticos revestidos de verborrea barata que para separar sus malas ideas de los ideales de los demás partidos los denomina «casta», porque ellos se definen como las ‘hermanitas de la caridad’ y sin embargo, en su breve trayectoria, ya llevan una estela apestosa donde queda al descubierto la clase de casta que son sin querer ser la casta que hay, y ya les llueve las querellas por su proceder poco ético de eludir impuestos y demás lindezas.
España necesita que gente honrada y honesta trabajen por recuperar la confianza y la ilusión de un pueblo desengañado y sufriente, pero, a día de hoy, ¿quién puede creer en unos fantoches que van sobrados de altanería insultante y sin capacidad de discernir lo políticamente correcto? Se lanzan a la aventura sin ideologías, ni programas fiables, tampoco les respalda sus promesas. Entonces, ¿en que se basa ese ‘poderoso partido’? Será en lo que se denomina la literatura. Pero la literatura es un arte y no tiene punto de comparación. Pero ¿qué mano mueve estos hilos?
No cabe duda de que la fuerza de un partido no reside en su líder, la fuerza reside en los seguidores que repudiando lo que hay anhelan el cambio. No sé cómo este partido se ha convertido tan rápidamente en un fenómeno sin tener bases, ni proyectos, ni programa sólidos. El único objetivo es ganar como si estuvieran en una competición; a esta nueva «casta» lo que les obsesiona es ganar. No ganar para solucionar los problemas sociales, lo que quieren es ganar al PP. El de la ‘colita’ declaró recientemente que «La obligación de un revolucionario siempre, siempre, siempre es ganar… y para ganar tienes que trabajar con los ingredientes que tienes». Ingredientes…, una Universidad pública como coto privado, un alumnado que más que recibir conocimientos reciben adiestramiento y muchos otros que, decepcionados y desilusionados, se agarran a lo primero que vocifera consignas que quieren oír. El populismo no trae cambio, no es estable, es como la espuma que sube y desaparece. Todos estamos cansados de tanto engaño y de tantos ladrones, pues con más cuidado debemos andar y no confiar en charlatanes poco creíbles que vociferan atropelladamente sin ofrecer soluciones ni comprometerse socialmente…
Cuando decido acompañar a alguien, primero quiero saber cuál es su rumbo, yo no voy con quién no conoce el camino. En democracia no hay que ir a ciegas a la aventura, el camino ya está abierto. Que la desesperación no nos conduzca al despeñadero. Si estamos mal, estos «sí se puede» te condenan a ir a peor. Estamos en Democracia. La justicia es la base de la democracia. Exijamos nuestros derechos, pero no nos abandonemos en manos de los que cerrarán las nuestras, y no es para meter miedo, es lo que se ve venir… No nos aferremos a nuestra perdición. Ojo, estudiantes, jubilados, parados, no se dejen arrastrar que cuando se vayan a dar cuenta será tarde para arrepentirte. Que estos oportunistas no se aprovechen de tu oportunidad. No te deslumbres, que estos iluminados buscan la luz para ellos pero llevarán el País a la ruina.
Si la corrupción ha convertido a España en un país de vergüenza, con los ‘podemos salvapatria’, además seremos un país de pena.
Una petición a ustedes, los que se meten a políticos: no apelen al miedo sino a la esperanza. Les pido que trabajen con ilusión para recuperar las cotas de bienestar que España se merece. Trabajen por una sociedad más justa e igualitaria para que todos tengamos la oportunidad de vivir dignamente. Que aflore la democracia y por sí sola brillará la justicia social.
No, mi País no es de vergüenza. Vergüenza esos caciques que se han ido asentando por todos los rincones de esta hermosa tierra, estos puyoles granados que se blesan un rato y la lista inagotable de ladrones que por ley tendrían que devolver el dinero y purgarse en la cárcel para escarnio y ejemplo. La patria verdadera de los corruptos está en los paraísos fiscales, porque lo único que aman es el dinero.
La corrupción indigna y duele hasta hacer saltar las lágrimas. Ni una lágrima más; que triunfe la democracia y que la Justica imparta justicia, y que ¡Viva, España! La de todos, sin distinción.
Fotografía: Ludovic Bertron
, cc. Desaturada de la original.
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