Una vieja leyenda sioux cuenta la visita que Toro Bravo, el guerrero más valiente, y Nube Azul, la hija del jefe de la tribu, hicieron al hombre más anciano del lugar.
—Estamos preparando nuestra boda, por eso le pedimos que haga un conjuro que nos garantice que permaneceremos unidos el resto de nuestras vidas—, le rogaron al hechicero.
Tras meditar un rato, el anciano los miró y les dijo:
—Hay una cosa que podéis hacer. Nube Azul, tú subirás a aquella cumbre y, tan sólo con tus manos y una red, cazarás el halcón más hermoso y me lo traerás.
La joven asintió. A continuación, el viejo se dirigió al novio:
—Tú, Toro Bravo, escalarás hasta la cima del Trueno y capturarás el águila más fuerte que veas. Deberás traerla viva ante mí el mismo día que he citado a Nube Azul.
El día convenido, los jóvenes se presentaron con dos preciosas aves. El anciano les ordenó:
—Ahora, atadlas entre sí por las patas y lanzadlas a volar.
El halcón y el águila sólo lograron revolcarse por el suelo y acabaron a picotazos. Después de dejarlas en libertad, el hechicero les explicó:
—Vosotros sois como un águila y un halcón; si os atáis uno al otro acabaréis haciéndoos daño. Si queréis que el amor perdure debéis aprender a volar juntos… pero jamás atados.
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