Será que uno a cierta edad se vuelve más selectivo para todo o ya más cansado y
con todo lo vivido elije lo que le queda más cómodo y lo que le da más paz.
Será que a una cierta edad los amigos son tal vez menos pero
más sinceros, nos quedamos con lo que nos hacen bien y más buenos, los que nos
ayudan a crecer y se dejan ayudar al mismo tiempo.
Será que los años nos ponen en el camino compañeros de vida y
trabajo que tanto nos enseñan y se forman vínculos fuertes y verdaderos.
Será que a cierta edad se empieza a respirar más calma y al
que agrede lo corremos, al que miente con maldad lo ignoramos, al resentido lo
alejamos y buscamos abrazarnos a aquellos que como nosotros buscan bajar el
resto del camino en equilibrio emocional sorteando las batallas y los éxitos
que la vida nos depara.
Será que el trabajo sigue siendo el sustento, pero ya
empezamos a soñar con otras cosas que llenen nuestro tiempo.
Será que descubrimos a nuestros padres a veces muy tarde y
entendemos que no eran super héroes sino almas lindas que dieron lo mejor que
de ellos pudieron con aciertos y desaciertos.
Será que el amor se transforma, las miradas confiesan lo que
sienten, no mienten, no hay peleas zonzas ni desencuentros que duelan, sino más
bien la vida misma con las risas y las penas en buena compañía.
Será que la soledad también se disfruta, no es necesario
tanto ruido ni griterío, el sillón, una manta, un buen libro y una copa de vino
alcanzan para cerrar los ojos y hundirnos en algún sueño o algún lindo
recuerdo.
Será que la vida va pasando y las piezas se siguen
acomodando, pero sin tanto apuro pensamos en cómo vivir y como moverlas.
Será que la vida nos hace más sabios si supimos aprovechar
cada fracaso, cada dolor, cada desencanto para volvernos más fuertes, más
sensibles, menos perfectos, más humildes, menos ambiciosos y más humanos.
Será... Será…
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