LA GRAN INVOCACIÓN DEL TIBETANO:
Desde el punto de Luz en la Mente de Dios,
que afluya luz a las mentes de los hombres.
Que la Luz descienda a la Tierra,
desde el punto de Amor en el Corazón de Dios,
que afluya amor a los corazones de los hombres.
Que Cristo retorne a la Tierra
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