Señor, hoy quiero darte gracias por
toda mi gente.
Gracias por todos esos nombres que
están en mi vida,
que llenan y que evocan episodios
compartidos.
Gracias por todas esas personas que
pueblan mi día a día
y que me acompañan por algunos tramos del camino.
Gracias por todos esos momentos de
celebración o de rutina.
Por las conversaciones donde otros se
asoman a mi historia
y yo me asomo a otras historias.
Gracias por las miradas que hablan.
Gracias por los esfuerzos compartidos
para conseguir algo.
Gracias porque están ahí, aunque a
veces no estemos cerca.
No permitas Señor que me invada esa
mala nostalgia
que se atasca en el pasado y se
lamenta.
Que pueda recurrir siempre a esa
memoria que evoca
episodios que me hacen fuerte y me dan motivos para luchar.
Ilumina un horizonte hacia el que caminar,
con la seguridad de que hay vivencias que nadie me puede arrebatar.
Señor, hoy traigo ante tu presencia cada uno de los rostros
que formaron y constituyen parte de la población de mi corazón:
mi familia, los amigos de mi infancia, juventud y madurez,
todos los que han estado a mi lado, por un pequeño
o largo tiempo,
con alguna misión en mi vida y dejó en mí Tu huella.
Señor, bendice el corazón de cada uno de mis compañeros de viaje,
enséñame a abrazarlos con el
corazón y la oración,
porque han estado presentes y son
parte del sustento
sobre el que se ha construido mi vida. Gracias.
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