La carpa japonesa (koi) tiene la capacidad natural de crecer de acuerdo con el tamaño de su ambiente. Así, que en un pequeño estanque generalmente no pasa de los cinco o siete centímetros, pero si lo dejan en un lago puede llegar a crecer tres veces más ese tamaño.
De la misma manera, la gente tiene la tendencia a crecer de acuerdo con el ambiente que la rodea. Sólo que, en este caso no estamos hablando de características físicas, sino de desarrollo emocional, espiritual, e intelectual.
Mientras que la carpa está obligada, por su propio bien, a aceptar los límites de su mundo, nosotros somos libres de establecer las fronteras de nuestros sueños. Si somos un pez más grande que el estanque en que estamos siendo criados, en lugar de adaptarnos a este, debemos buscar el mar, aunque la adaptación inicial sea incómoda y dolorosa, debemos intentarlos para crecer y desarrollarnos como mejores personas...
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