Corre rápido. De las hermanas envidiosas, huye lejos, porque te desean el mal y te harán daño…
Las relaciones entre personas no siempre son fáciles, no todos nos despiertan simpatías ni empatías, pero entre la familia nos parece que todo debe ir siempre bien por eso de la consanguinidad, pero igual que cada persona es un mundo, cada familia tiene sus mundos.
En las relaciones las que más afecto despierta y más nos afectan son las familiares, y en las familiares las más cercanas, entre padres e hijos y entre hermanos. Pero como en todo, todo va bien mientras va bien, pero a veces por menos de nada (que siempre hay algo), puede trocarse todo.
Me supongo que, desde principios de los tiempos, entre familiares siempre ha habido desavenencias por rivalidades y envidias, y la envidia acarrea muchos males, tantos, que puede terminar en tragedia, y cuando hablamos de envidias y de tragedias siempre nos viene a la cabeza la historia de los hermanos Caín y Abel. Abel era una persona buena y eso despertó la envidia en Caín y como no soportaba que despertara admiración, terminó por matarle.
Pero en la Historia Sagrada hay otra historia de hermanos espeluznante. Una historia de crueldad máxima, es la historia de José:
José (o Iosef, en hebreo) fue el décimo-primer hijo de los doce varones que tuvo Jacob. La madre de José fue Raquel. Los hijos mayores viendo que su padre, Jacob estaba siempre pendiente de José, despertó la envidia en algunos de sus hermanos y estos contaminaron al resto. José tenía a su vez sueños en los que aparecía alzado por encima de éstos y prediciendo lo que iba a suceder en el futuro. Por ser el favorito y por ser en quién se fijó Jacob para que fuese su sucesor como patriarca hebreo, le elaboró una túnica de colores que lo distinguía, hecho que enfureció aún más a sus hermanos, quienes buscaron entonces una ocasión para vengarse.
Un día sus hermanos llevaron a sus animales a pastar a un lugar lejano de sus tiendas. Al pasar el tiempo y ver que no regresaban, Jacob envió a José a buscarlos y verificar que se encontraban bien. Cuando los hermanos de José lo ven llegar, algunos de ellos dicen: “¡Vamos a matarlo!”, pero el mayor, Rubén, dijo: “¡No, no hagan eso!”. Había en la zona un pozo profundo y seco y allí lo echaron. José gritaba desesperado pidiendo que lo sacaran, pero ellos no tenían ni piedad ni compasión para con José. Al día siguiente pasó por el lugar una caravana de mercaderes que se dirigía a Egipto y los hermanos lo vendieron como esclavo. José clamaba piedad, pero los hermanos no la tuvieron.
Entonces los malos hermanos idearon un plan para engañar a su padre; mataron un cordero del rebaño que pastoreaban y con su sangre mancharon la ropa de José. De regreso a su casa, fingiendo pena y dolor, contaron a su padre, Jacob, que José había sido atacado por lobos y solo encontraron sus ropas ensangrentadas. El padre reconociendo la ropa se la llevo a su pecho y lloró desconsoladamente la muerte de su hijo José.
Jacob estaba muy volcado en sus hijos pequeños, José y Benjamín, ya que su mujer, Sara murió al nacer el pequeño. La envidia es un mal que cuando anida en el corazón de un miembro de la familia, las malas acciones traen la desgracia a toda la casa. Es una desgracia que te toque tener de hermano a un ser despreciable. Increíble que unos seres humanos destilen tanta maldad. Es un peligro estar cerca de un ser dañino porque te puede contaminar. Y ¿por qué odiaban a José? Pues por ser un niño noble, servicial y de buenos sentimientos.
Impresiona la crueldad encarnizada de estos hermanos, hijos de Jacob. Dios se miró en Jacob, hombre bueno que cumplía como buen hijo y transmitía las buenas enseñanzas que Dios le dictaba.
Crueldad de estos hermanos al tener pensamientos y deseos de aniquilar a José.
Crueldad en verlo llegar y desear matarlo.
Crueldad en echarlo a un pozo y no apiadarse de sus gritos desesperados.
Crueldad en venderlo a unos mercaderes como esclavo.
Crueldad en coger dinero a cambio de la vida de un hermano.
Crueldad en que saben la dura vida que le espera como esclavo, pero ni así tienen compasión.
Crueldad en inventarse semejante mentira para engañar a su padre.
Crueldad en inventarse semejante mentira para engañar a su padre.
Crueldad en despojarle de sus ropas y matar un animal para impregnarla de sangre y llevárselas al padre como prueba de su muerte.
Crueldad al no compadecerse del padre al conocer la 'falsa noticia'.
Crueldad en fingir y reírse del dolor del padre.
Crueldad en mantener la farsa por años.
Crueldad de crueldades la crueldad de estos malditos e indeseables hermanos.
Aquí cabe preguntarse si entre estos diez hermanos no había alguno con buen corazón. Seguro que sí había alguno más bueno y sensato, pero lo que pasa en estas circunstancias es que el temor a estar fuera del grupo y quedar solo, hace que calles aunque no aceptes y al callar tienes que seguir las directrices de las mentes calenturientas, con lo cual, sin ser malvado actúa como ellos.
Esto parece una historia lejana que no se puede dar en la realidad, pero por desgracia estas historias se repiten a través de los tiempos, y el caso de Flor tiene mucho que ver con José. Los buenos padres de Flor transmitieron a sus hijos los valores para ser las mejores personas, pero como al crecer cada persona elige como quiere ser, hoy la ética y moral de esos hermanos está lejos de las enseñanzas y valores transmitidos por sus padres.
Queriendo silenciar a Flor no solo han pretendido echarla al pozo y venderla con infamias, sino que se ríen a la cara de todas las fechorías que le hacen y se alegran cuando un hermano que sin ser maestro quiere dar lecciones y la veja y humilla sin dar la oportunidad de defensa. Flor quisiera saber la razón de tanta sinrazón. ¿El por qué de ese comportamiento? Puede ser que en esos corazones anide rabia y rencor (por su pasado comparativo) y por eso no pueden manifestar ni empatía ni simpatía por esa hermana que les hace presente su pasado. En estas circunstancias la unión de un grupo responde a la necesidad de proteger sus malas acciones más que a un verdadero cariño.
Hay personas que aunque no lo aparenta viven cargando en su corazón envidias, odios y rencores, y a la primera de cambio te dan una sorpresa. Son como un volcán dormido que sin avisar lanzan llamaradas con la intención de hacer daño, dañar es la manera de vengarse del que le hace sombra. Lo que sorprende es la facilidad con que algunos se contagian y les secundan. También hay que decir que malévolamente se lo trabajan y para eso hay que recurrir a injurias y calumnias y como buenos actores recurren al chantaje emocional, no hay cosa que más impresione que una lágrima fácil.
En el caso de José fueron los varones los que llevaron la desgracia a la casa, las hermanas estaban libres de culpa. Y en el caso de Flor fueron las féminas las sembradoras del mal, pero arrastraron a los varones. Entre ellos todo lo que hacen está bien, aunque sea horrendo, sin embargo van de jueces implacables, teniendo a sus espaldas una vida poco ejemplar. Para dar lecciones hay que estar limpio; no hay nada más vacío que la moral de los inmorales. Dentro de estos círculos del mal viven encadenados y nadie se atreve a desentonar ni a manifestar su desacuerdo para no ser desleal con quienes beben los vientos.
Con la intención de ayudar a la gente a ser buena gente, decía, Pearl S. Buck: No puedes obligarte a ti mismo a sentir algo que no sientes, pero si puedes obligarte a hacer el bien a pesar de lo que sientes.
Con la intención de ayudar a la gente a ser buena gente, decía, Pearl S. Buck: No puedes obligarte a ti mismo a sentir algo que no sientes, pero si puedes obligarte a hacer el bien a pesar de lo que sientes.
Los hijos de Jacob vivían encadenados a su gran maldad. Ellos eran conscientes de la realidad de su barbarie, pero crearon una realidad paralela para justificarse entre ellos mismos. Parecían una piña, se les veía siempre juntitos aparentando unidad, pero no se separaban porque desconfiaban unos de otros, controlándose para que nadie se fuera de la lengua y se descubriera la macabra comedia. Maldita unión de hermanos que se alían para maltratar a uno de su sangre. Pero ¿es que no había uno que tuviera sangre en las venas y dijera ¡qué estamos haciendo, es nuestro hermano!? Y ¿con qué cara miraban a un padre desgarrado de pena y dolor? Hay que decir que frente a tamaña tragedia la gente se vuelca en apoyar y consolar a los doloridos sin saber lo que hay en el corazón de cada persona. Seguro que sentían lástima y se unían al duelo familiar por la trágica muerte del joven José, y esa panda de hermanos fingiendo estar sumidos en un llanto sin consuelo; pero la desgarradora verdad era que tras la facha de esas bestias se escondían unos bárbaros crueles sin escrúpulos.
Sabemos cómo termina la historia de José. Dios estaba con él y de esclavo pasó a ser la mano derecha del Faraón. La hambruna hizo que sus hermanos llegaran hasta Egipto y fueran reconocidos por José, no así sus hermanos, ellos no sabían que le había deparado la vida, estaba claro que como esclavo le esperaba una dura existencia, pero lo que nunca pensaron es que pudiera llegar a tener tanto poder como el Faraón.
José después de hacerles pasar por unas serias circunstancias se descubre, y los hermanos arrepentidos le piden perdón por todo el daño que le han causado. José puede ver que sus hermanos han cambiado, ya no son viles ni faltos de bondad y al ver la sinceridad de su arrepentimiento les perdona, y pide que su padre Jacob sea llevado a Egipto dónde la familia vuelve a ser una familia reunida y unida.
José liberó a sus hermanos de la maldad y de las trampas de sus propia crueldad. José nació bueno y no pudo dejar que se pudrieran en sus miserias, por todo lo que le hicieron sufrir y padecer. José es tan generoso que les da a sus hermanos la oportunidad de vivir libres de sus mezquindades, con la paz del perdón y el sosiego de la buena gente.
Y Jacob, ¿cómo se sentiría Jacob al conocer las atrocidades a la que fue sometido su hijo José al que daba por muerto? Terrible para Jacob saber la verdad y descubrir tanta crueldad en sus hijos mayores. Un padre desea que sus hijos sean las mejores personas del mundo y ver que son seres perversos y despiadados, eso es decepcionante y rompe el corazón de un buen padre.
Hay que ser muy mala gente para mantener una farsa durante décadas sin importarles el sufrimiento del padre, ni el sufrimiento de un hermano. Estos hermanos sin alma ni sentimientos se reían del dolor de su padre y de su hermano. No hay palabras para describir tanta crueldad… Pero, ¿cómo puede vivir una persona con tanta maldad dentro?
La envidia mata el corazón. Eso de que la gente nos envidie por lo que somos o tenemos al final no es nada bueno, aunque muchas veces no se puede evitar, no siempre está en nuestras manos.
Me siento bien con todo lo que hago, sé que lo hago con la mejor intención e intentando que nadie se sienta ofendido. Así son las cosas si quieres vivir en paz contigo mismo y con los demás.
La crueldad tiene corazón humano y la envidia humano rostro; el terror reviste divina forma humana y el secreto lleva ropas humanas. Me siento orgulloso de ser habitante de este planeta, por mucho que existan personas que solo piensan en hacerlo inhabitable.
Hay hermanos que no son hermanos. Cuando veas que tus hermanos te quieren tirar al pozo: Huye rápido. Corre lejos…
Fotografía: Internet
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