Hoy 10 de Septiembre, se cumplen 100 años del naufragio del Valbanera. En este último viaje zarpó de Barcelona el 10 de agosto de 1919, para tomar rumbo a América con escalas en Cádiz, Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife, Santa Cruz de La Palma, San Juan de Puerto Rico, La Habana, Galveston y Nueva Orleans.
El Valbanera era un típico barco de pasaje como cualquier otro que acostumbraba a hacer la ruta de la península ibérica a América, pero este era, sin duda, uno de los favoritos de la Naviera Pinillos, Izquierdo y Compañía, y que para más detalles, había sido bendecido con el nombre de la Virgen de Valvanera, de la cual los Pinillos eran muy devotos. Una gracia y sin embargo, según la imaginería popular, nada pudo hacer contra la fatalidad que ya desde sus comienzos se le había augurado al advertir que el nombre de la virgen aparecía mal escrito en su casco, cuando, por descuido, se cambió la segunda “v” por una “b”. Decir que al Valbanera se le considera el Titanic de la emigración canaria. Su naufragio en 1919, con 488 muertos, constituye el peor desastre marítimo español en tiempo de paz.
El Valbanera fue un gran buque correo transatlántico. Un buque de casco de acero de 5.099. toneladas brutas y 131,90 metros de eslora. Propiedad de la compañía de navegación Naviera Pinillos, había sido construido en Glasgow en 1906 y alcanzaba una velocidad de crucero de 12 nudos. Su imagen colosal se dividía en Clase de Lujo, Clase Preferente y Primera Clase. Los camarotes de lujo debían encontrarse en la cubierta de botes, bajo el puente y solían tener aparte del camarote un pequeño saloncito, un baño y un W.C. El Valbanera llevaba dos de estos camarotes denominados A y B. El precio por persona era de 1250 pesetas. No es excesivamente caro si se tiene en cuenta que viajar en uno de estos departamentos de lujo en el Príncipe de Asturias e Infanta Isabel podía llegar a costar nada menos que 5000 pesetas de la época. La clase preferente estaría ubicada en la cubierta de paseo, en la cual también se encontraban los comedores y otros salones de primera clase. Eran cuatro camarotes de dos plazas con baño y W.C. y se denominaban camarotes C, D, E y F. La primera clase solía estar ubicada en la cubierta principal y por lo general eran camarotes de cuatro plazas.
La segunda clase estaba ubicada bajo la superestructura central del buque. Solían ser camarotes de cuatro o seis personas. Y la tercera clase solían ser camarotes de seis u ocho personas ubicados a proa y popa del buque. El precio del precio del pasaje era de 200 pesetas por persona. Decir que los emigrantes no ocupaban camarotes, se les alojaba en los entrepuentes de las bodegas en largas hileras de literas metálicas de varios pisos sin intimidad alguna. Las condiciones higiénicas y de ventilación seguían un reglamento bastante estricto y cuyo cumplimiento debía ser verificado por los inspectores de las Juntas Locales de Emigración. El pasaje de un emigrante en 1919 solía costar unas 75 pesetas hasta La Habana desde Canarias.
El vapor Valbanera, buque de bandera española naufragó con más de 488 personas. El buque zarpó de Barcelona, el 10 de agosto de 1919 donde sólo consta que embarcaron balas de tejidos, pero ningún pasajero. El 13 de agosto zarpó de Málaga con varias partidas de vino, frutos secos y aceitunas y 34 pasajeros, uniéndose a ellos 521 más en el Puerto de Cádiz un día después. El 17 de agosto de 1919 llegó a Las Palmas, donde embarcaron 259 pasajeros; 212 hicieron lo propio en Tenerife al día siguiente y el 21 de agosto, 106 pasajeros más se unieron al pasaje en el puerto de La Palma. Cuando salió de este último puerto con destino a San Juan de Puerto Rico, Santiago de Cuba, La Habana, Galveston y Nueva Orleáns, había a bordo 1142 pasajeros y 88 tripulantes. Al virar la cadena del ancla en el puerto de Santa Cruz de La Palma, se rumoreó que había perdido dicha ancla. Esto era considerado de mal agüero por los marineros de la época.
Cuando salió de este último puerto con destino a San Juan de Puerto Rico, a Santiago de Cuba, La Habana, Galveston y Nueva Orleans había a bordo 1142 pasajeros y 88 tripulantes. Al virar la cadena del ancla en el puerto de Santa Cruz de La Palma, se rumoreó que había perdido dicha ancla. Esto era considerado de mal agüero por los marineros de la época. Tras hacer escala en San Juan de Puerto Rico, el Valbanera llegó a Santiago de Cuba, donde realmente empieza el misterio que rodea el naufragio del barco. La mayor parte de sus 1.152 pasajeros tenía billete hasta La Habana, pero por diversos motivos desembarcaron en Santiago 742, lo que sin duda les salvó la vida. En su momento se habló de presagio o premonición, pero las causas tal vez fueron más prosaicas: el lugar de trabajo de muchos emigrantes se encontraba más cerca de Santiago que de La Habana; otros piensan que simplemente se trató de una coincidencia. El mismo día 5 zarpa el Valbanera hacia La Habana con 488 personas a bordo ¿Sabía el Capitán Cordero que se estaba formando un huracán en el Golfo? Probablemente no, porque los métodos de predicción meteorológica de la época no se asemejaban ni remotamente a los actuales.
Tras haber hecho escala en San Juan de Puerto Rico, arriba el 5 de septiembre el Valbanera a Santiago de Cuba y es aquí precisamente donde comienza el misterio que envuelve el naufragio del vapor. La mayor parte del pasaje tenía billete para La Habana. Sin embargo, 742 pasajeros decidieron desembarcar en Santiago. Es evidente que esta decisión salvó sus vidas. El porqué de este desembarque masivo continúa siendo un misterio. Una familia que había embarcado en La Palma, los Zumalave, había pasado toda la travesía intentando tranquilizar a su hija pequeña, que desde el embarque se había mostrado muy nerviosa, sumida en un estado de gran ansiedad. Al atracar el buque en Santiago, el nerviosismo se troncó en histeria. La pequeña suplicaba a sus padres que abandonasen el vapor, ya que tenía la certeza de que este se iba a hundir. Después del naufragio, varios pasajeros sobrevivientes afirmaron que una niña de Las Palmas, de apenas cinco años, llamada Ana Pérez Zumalave, antes de abordar, suplicaba llorosa: «Yo no me embarco ahí. Ese vapor se va a pique». Era tanta su insistencia que la madre llegó a regañarla, pero ya en el muelle la pequeña repitió sin consuelo: «Mamá va contenta, pero yo no: este barco se hunde». Tal era el estado de la niña que finalmente la familia decidió desembarcar.
El 7 de septiembre de 1919 zarpó de Santiago de Cuba con destino La Habana conociéndose la inminencia de un huracán. El buque esperaba llegar a puerto a tiempo para esquivarlo. El 9 de septiembre el vapor trató de entrar en el puerto en La Habana, pero el temporal se lo impidió. La nave naufragó a causa de la fuerte tormenta el 10 de septiembre, notablemente alejada de su ruta, cerca de Rebecca Shoals, en la costa de Florida.
El Valbanera naufragó la noche del 9 al 10 de septiembre, posiblemente quedó sin gobierno por avería en la máquina y el timón y la fuerza huracanada del viento y la mar lo arrojaron sobre un bajo arenoso en Half Moon Shoal. Al embarrancar volcó sobre el costado de estribor y fue cubierto por las olas embravecidas. Con anterioridad probablemente había perdido la antena de la telegrafía por lo que no pudo emitir ninguna señal de socorro. No hubo supervivientes, ni testigos ni se hizo ninguna investigación oficial.
El día 19 en Half Moon Shoal (Banco de la Media Luna) a unas cien millas al norte de La Habana un barco de la Armada estadounidense vio que algo sobresalía del agua. El vapor Valbanera se había hundido apenas a doce metros de profundidad, por lo que el palo se encontraba emergido. De la superficie del agua sólo asomaban los pescantes de babor de la toldilla de popa y el mástil de popa. El buque se encontraba a 12 metros de profundidad reposando sobre su costado de estribor. Misteriosamente, no encontraron ningún cadáver y todas las lanchas salvavidas estaban en su sitio. No había ni rastro de los 488 pasajeros y tripulantes que se habían hundido con el barco. Dichos restos aún son visibles cuando baja la marea en el extremo oriental de los Cayos de la Florida.
La tragedia del Valbanera está envuelta en el mayor de los misterios, pero su historia no se ha olvidado, y con motivo del centenario del naufragio se han organizado una serie de actos en Gran Canaria y Tenerife, para que se mantenga viva la memoria de las 488 personas que desaparecieron en el mar, entre ellos más de 300 canarios que partieron en busca de una vida mejor.
Fotografía: Internet
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