“Pido un minuto de silencio, no puedo con tanto ruido”: Emilio Calatayud, juez de menores de
Granada.
¿Has sentido en algún momento que no logras concentrarte
porque estás pensando demasiadas cosas a la vez, que tu cerebro está tan
saturado de información que incluso empiezas a estresarte? Esto es algo que
muchos podemos estar experimentando, pues el entorno en el que nos
desarrollamos expresa demasiados estímulos que nos llevan a saturarnos.
Los seres humanos tenemos un sistema cognitivo que tiene una
capacidad limitada de procesamiento de información, y aunque está diseñado para
llevar a cabo esta función, no puede hacerlo con todo lo que le llega, por lo
que prioriza qué cosas son importantes y cuáles no, dependiendo de las metas u
objetivos que tenemos en cada momento.
Sin embargo, cuando esta capacidad limitada se supera, surge
la sobrecarga cognitiva, que se presenta cuando recibimos más información de la
que podemos procesar, lo cual puede generar que se vea afectada la capacidad de
una persona para resolver problemas, tomar decisiones y controlar sus emociones
o su conducta.
“Procesar la información implica percibirla, es decir, que
nuestros órganos detecten todo lo que hay en nuestro alrededor, todo lo que
oímos, lo que sentimos, lo que vemos, lo que recordamos. Es muchísima
información la que procesamos”, explica la doctora Vicenta Reynoso Alcántara, profesora de
la Fes Iztacala de la UNAM.
“Tragamos” información sin conciencia. Se prioriza cantidad
sobre calidad y dividimos la atención en varias tareas en lugar de focalizar en
una sola. Ansiedad, estrés e incluso ataques de pánico son algunas de las
secuelas que señalan los expertos. Dicen, también, que nos volvemos menos
felices.
Y, cuando el exceso de mensajes colapsa la mente, hasta el
cuerpo se resiente, y cuerpo y mente dicen ¡basta! Si bien es común sentirse bloqueado y
saturado mentalmente, hay que estar vigilantes a los síntomas y aprender a
controlar la situación, para que no nos afecte el cansancio por saturación
mental: Desmotivación, problemas de atención, aislamiento, dificultad para
concentrarnos y pensar… El que más o el que menos, todos, alguna vez nos hemos
visto saturados, sentimos que hemos llegado al límite de
nuestras fuerzas y capacidad de razonar frente a tantos estímulos discordantes, porque muchas de las noticias no son información, son insensateces que no encajan en la cordura, y cuando no podemos asimilar una idea, no podemos dar respuesta. Es lógico que frente a tantos estímulos nos sintamos confundidos e incapaces
de hacer nada ni de pensar nada. Voces de aquí y de allá, es ruido molesto y perjudica.
Si además, notamos dolor muscular, fatiga extrema, problemas
al dormir y hasta taquicardias eso quiere decir que podemos estar cerca del
colapso mental, también conocido como ataque de nervios o “mental breakdown”.
En resumen: tu cuerpo y mente dicen ¡basta! Y eso hay que controlarlo para
evitar males mayores. Estamos sometidos a un bombardeo de noticias, no
asimilamos una y llega otra más cargante, más el estrés de las
responsabilidades diarias; la casa, el trabajo, la vida misma… El agotamiento
físico y mental en el que el cansancio es cada vez más grande y el estado de
ánimo se encuentra cada vez más desgastado es una constante que puede
derivarnos en un colapso mental, un bloqueo que suele aparecer como respuesta a
un estado de estrés intenso.
Esto sucede cuando el cerebro no puede responder con
efectividad a una demanda que viene del exterior porque detecta que ya tiene
suficiente y no puede dar más, entonces se bloquea y el cuerpo también se ve
imposibilitado de dar respuestas a acciones que habitualmente hacemos. No
podemos atacar ni huir, explica Anna Romeu, presidenta de la Sección de
Psicología de las Emergencias del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña
(COPC).
Cuando el cerebro se satura y se ciega por exceso de
información. Un equipo de investigadores de la University College London ha
hallado los mecanismos que provocan que el cerebro se vuelva 'ciego por falta
de atención' cuando se le satura de información, lo que provoca una reducción
de la respuesta de la corteza visual a determinados estímulos.
La doctora Nilli Lavie, del Instituto de Neurociencia cognitiva de la University College London, explicó, en el marco del Congreso europeo de neurociencia (FENS) que se celebró el 2012 en Barcelona, los cambios que se producen cuando una persona se concentra intensamente en una tarea, lo que puede llegar a provocar que no perciba cosas que estén a plena vista: "Concentrarse en una tarea que requiere el manejo de mucha información tiene una fuerte repercusión sobre como el cerebro responde al resto del entorno: reduce tanto el nivel como la precisión (sintonización) de la respuesta neuronal hacia todo aquello que no pertenezca a esa tarea", ha señalado Lavie.
Estos efectos sobre las neuronas explicarían la llamada
'ceguera por falta de atención'. Aunque el entorno no cambie, la respuesta del
cerebro a la sobrecarga genera una incapacidad para percibir aquello que en
otras circunstancias sería perfectamente visible fuera del foco principal de
atención.
La doctora Lavie y su equipo han demostrado como este
fenómeno está presente incluso en una tarea de procesamiento básica: la
detección de orientación de los estímulos. "Para poder percibir las formas
de los estímulos visuales es fundamental detectar su orientación. Con una
respuesta imprecisa y débil a la orientación de estímulos es imposible
construir una percepción coherente del entorno que no es atendido",
asegura la investigadora. A la hora de realizar una tarea de atención de alto
contenido informativo, la corteza visual del cerebro deja de responder a
aquello que está fuera del foco de atención. Hace más de una década la doctora
Lavie propuso la teoría de "sobrecarga de información", que explicaba
la razón de que la 'ceguera por falta de atención' sólo se produjese ante
tareas que exigen procesar mucha información.
Silenciemos los ruidos ruidosos. El mundo está lleno de charlatanes; nos los cruzamos constantemente y no podemos decirles: "¡cállate! cierra la boca". El poder de mantener la boca cerrada en un mundo de ruido incesante, tiene mucho mérito. Seguro que si no estuviéramos tan saturados de noticias mejoraría nuestro estado emocional.
Cuando sea posible, no escuchar nada ni decir nada. El humorista de principios del siglo XX Will Rogers dijo que: "Nunca hay que perder una buena oportunidad de callarse. Os sorprendería la cantidad de buenas ocasiones que hay. Usad las palabras como si fuesen dinero y gastadlas sabiamente".
Buscad el silencio. El ruido enferma. La sobrecarga de información nos lleva a un estado de agitación y sobreestimulación constante, lo que nos provoca problemas de salud e incluso puede acortar nuestra vida. Desconectad. Relajaros. Pasad tiempo sin vuestro móvil y sin chismorreos. No habléis, no leáis, no miréis, no escuchéis; darle un respiro al cerebro para reactivar el sosiego, la creatividad y volvernos más sanos y productivos. Las investigaciones sugieren que el silencio puede ayudarnos incluso a desarrollar células cerebrales. No hay mejor bien que vivir sanos de cuerpo y de mente.
Hay quienes le tienen miedo al silencio porque en el silencio escuchan su conciencia... Pero está claro que una mente saturada no puede tomar decisiones coherentes; hagamos caso a los expertos y dejemos descansar la mente, ganaremos en bienestar y salud.
Fotografía: Internet
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