Dios que me has creado.
Dios amado,
haz que mi corazón comprenda
la profunda sabiduría
con la que me creaste.
Ayúdame a entender
que mis puntos débiles
son de hecho una posibilidad de crecimiento,
que mis límites me llevan a nuevas fronteras
y que mis propios fracasos
me enseñan a triunfar.
¡Oh! Dios mío,
ayúdame a perfeccionar
cada elemento de mi humanidad.
Ayúdame a superar
todos mis rasgos negativos,
todas mis motivaciones perniciosas.
Enséñame a transformar el mal en bien.
R.Nachman de Breslau
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