Oh, María, aurora del mundo nuevo, Madre de los vivientes, a
Ti confiamos la causa de la vida: mira Madre el número inmenso de niños a
quienes se impide nacer, de pobres a quienes se hace difícil vivir, de hombres
y mujeres víctimas de violencia inhumana, de ancianos y enfermos muertos a
causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu Hijo sepan anunciar con firmeza y
amor a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida. Alcánzales la
gracia de acogerlo como don siempre nuevo, la alegría de celebrarlo con
gratitud durante toda su existencia y la valentía de testimoniarlo con solícita
constancia, para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad, la
civilización de la verdad y del amor, para alabanza y gloria de Dios Creador y
amante de la vida. Amén.
San Juan Pablo II
No hay comentarios :
Publicar un comentario