La gente
en general cree que no tiene tiempo para ser amable, como por ejemplo: dejar
pasar primero al otro; ceder su asiento a alguien de más edad o a una madre con su bebé; sonreír para dirigirse a los demás, decir gracias y pedir por favor.
No
estamos solos y los demás también están apurados, y pueden tener problemas más
graves que los nuestros, como estar enfermos, tristes o deprimidos.
El otro
forma parte de uno mismo; no tendríamos conciencia de nosotros mismos si no
existiera, y aunque no lo creamos, lo necesitamos tanto como a nuestro propio cuerpo.
Hay mucha
gente que trabaja a toda hora para nuestro bienestar; si no fuera por ellos no
tendríamos ni pan, luz, ni agua, ni ambulancias, ni alimentos cuando lo necesitamos.
Seamos
agradecidos y aprendamos a tener buen trato, porque cuando tú actúas bien, el primer beneficiado eres tú mismo.
No
importa lo fuerte que seamos, siempre llega un momento en el cual todos
necesitamos de un gesto empático o de un abrazo.
En medio
de una gran alegría, no hagas promesas. En medio de un gran enojo, no respondas
mensajes.
No
podemos cambiar la actitud de las personas, pero podemos elegir no entrar en su
juego.
La
memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y
gracias a ese artificio logramos sobrellevar el pasado que pesa.
Gabriel
García Márquez
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