Dios creo al hombre: mujer y varón los creo... Dios nos creo a imagen y semejanza suya, quiere decir que tenemos una esencia de Él, tanto mujer como varón que no se puede negar, y en eso somo iguales, somos humanidad juntos.
Si el varón y la mujer fueron creados a imagen de Dios, esto
los hace iguales en dignidad moral y espiritual como personas; sin embargo,
fueron creados con diferencias esenciales, las cuales le otorgan dignidades
particulares. El solo hecho de que el uno sea varón y la otra sea mujer, ya
establece una gran diferencia que otorga unas facultades en pro de la diversidad complementaria.
La humanidad, seres vivos que nacen, crecen, se reproducen y mueren. Compuestos de cabeza, tronco y extremidades y formados de materia voluble y espíritu que trasciende. Aunque pertenecientes al reino animal, se diferencian por el raciocinio ya que estamos dotados de dones y valores como la consciencia, inteligencia, voluntad, libertad y por ello capacitados para razonar y discernir sobre todo lo que les rodea, pero los sentimientos y las emociones son los que les va dictando la manera de afrontar cada situación, y en la toma de decisiones intenta dar respuesta a los interrogantes que se presentan.
Aunque biológicamente diferentes, la igualdad de género
implica que la humanidad, varones y mujeres, deben recibir los mismos derechos, beneficios,
igualdad de oportunidades, mismas sentencias y ser tratados con el mismo
respeto en todos los aspectos de la vida cotidiana: trabajo, salud, educación. La igualdad de género es un
principio constitucional que estipula que varones y mujeres son iguales ante la
ley, lo que significa que todas las personas, sin distingo alguno tenemos los
mismos derechos y deberes frente al Estado y la sociedad en su conjunto.
¿Somos los hombres, mujeres y varones, iguales o diferentes? Los
filósofos prefieren hablar de identidad en vez de igualdad. En realidad, somos
iguales y diferentes simultáneamente y en lo mismo. Somos iguales por ser
personas; por participar de la misma naturaleza; ambos tenemos cuerpo y
espíritu. Y a la vez somos diferentes en cuanto al cuerpo, a la psicología y al
modo de ver las cosas.
Sin embargo, somos más iguales que distintos, pues la
diferencia se calcula únicamente en un 3%. Esto lo afirman los genetistas que
evidencian que todas las células de nuestro cuerpo son sexuadas. Hasta las de
los dedos de las manos son o XX o XY. -Seguramente la endocrinología aumente
ese %, porque la diversa combinación de hormonas condiciona bastante la
biología y la psicología-. Pues bien, ese pequeño % presente en todas las
células, lo está igualmente en todos los ámbitos de nuestra personalidad.
La mayoría conocemos las diferencias biológicas entre los varones
y las mujeres: los varones tienen cromosomas sexuales X e Y, mientras que las
mujeres tienen dos cromosomas X. También sabemos que los genes de estos
cromosomas pueden actuar de forma diferente en varones y en mujeres.
Sin embargo, un estudio reciente asegura que, aparte de los
genes X e Y, todo un tercio de nuestro genoma se comporta de forma diferente
dependiendo del género. Estos nuevos datos plantean retos para la ciencia, la
medicina e incluso la igualdad de género.
El genoma humano. Tanto los varones como las mujeres tienen
prácticamente el mismo conjunto de genes, unos 20.000. La única diferencia
física en la composición genética está en los cromosomas sexuales. El cromosoma
Y solo lo tienen los hombres y, aunque el cromosoma X está presente en ambos
sexos, las mujeres tienen dos copias de este cromosoma y los varones solo una.
El cromosoma humano Y solamente contiene 27 genes y uno de
ellos es el gen que determina el sexo (SRY) y que produce el cambio inicial en
el conjunto de células del embrión de 12 semanas que desarrolla los testículos.
Hasta hace poco se pensaba que la mera presencia o ausencia del gen SRY era lo
que distinguía a los varones de las mujeres.
Que si cromosomas que si genomas, pero estamos hablando de nuestros inicios como personas. La gestación es el período de tiempo entre la concepción y el nacimiento. Todo empieza igual para mujeres y varones; un igual comienzo para terminar el varón creyéndose superior a la mujer... Así nos personamos los seres humanos… Los gametos femeninos, es decir las células sexuales femeninas, se denominan óvulos, mientras que los gametos masculinos, es decir las células sexuales masculinas, se denominan espermatozoides. Cuando ambos gametos, masculino y femenino se fusionan, generan una célula que se conoce como cigoto o huevo fecundado la cual contendrá dos conjuntos de cromosomas (célula diploide).
La ovulación ocurre cuando un óvulo se desprende de uno de
los ovarios, hacia la mitad del ciclo menstrual. Si en este preciso momento un
espermatozoide se encuentra con el óvulo en las trompas de Falopio, se puede
producir la fecundación. El zigoto es la célula resultante de la unión del
espermatozoide con el óvulo. Es una estructura celular que posee toda la
información genética necesaria para desarrollarse y convertirse en un bebé.
En la fecundación ya queda determinado el sexo del bebé. El óvulo solo tiene cromosoma X pero el
espermatozoide tiene cromosoma X o Y. Dependiendo del cromosoma que aporte el
espermatozoide, el bebé será niño o niña:
Cromosoma X (óvulo) + Cromosoma X (espermatozoide) = NIÑA
Cromosoma X (óvulo) + Cromosoma Y (espermatozoide) = NIÑO
Cada bebé es único, con su propio ADN, que lo forman 46
cromosomas que determinarán la herencia genética del bebé.
Nos hacemos un lío, nos queda claro que en la fecundación ya
queda determinado el desarrollo del sexo: que si cromosomas X, que si cromosomas
Y, que si testosterona, estrógenos y progesterona… pero algo se nos escapa
porque de repente llegan los síndromes de Swyer y La Chapelle a poner el asunto patas arriba. Mujeres XY sin hormonas sexuales y varones con dos cromosomas X.
A ver si al final esto de la determinación del sexo no va a ser tan sencillo…
Sí, la verdad es que básicamente los desencadenantes de que
seas un varón o una mujer son los cromosomas sexuales X e Y. Biológicamente,
claro. Imagina que eres un embrión. La fecundación se ha dado y has pasado por
las distintas fases del desarrollo. De repente llega a un punto en el que te
encuentras con que tienes unas cuantas estructuras llamadas conductos de Wolff,
de Müller y un primordio gonadal. ¿Qué haces ahora con ellos? Pues tú, como
sabio embrión que eres, revisas en tus cromosomas si tienes el cromosoma sexual
Y con el gen SRY. En caso afirmativo este gen se expresa y… ¡ZAS! Se
transforman en testículos los primordios gonadales. Además, se da una regresión de los conductos
de Müller y un mantenimiento de los conductos de Wolff. ¿Que no está este gen
SRY? Pues los conductos de Müller se mantienen, degeneran los de Wolff y… ¡ZAS!
Te aparecen un par de ovarios.
Este es el argumento de la historia de los sexos… Historia de un óvulo y
un espermatozoide: Casi dos semanas más tarde de una relación sexual, un solo
espermatozoide y un óvulo se encuentran en la trompa de Falopio. Cuando dicho
espermatozoide entra en el óvulo, ocurre la concepción. El espermatozoide y el
óvulo combinados se llaman zigoto.
El zigoto contiene toda la información genética (ADN)
necesaria para convertirse en un bebé. La mitad del ADN proviene del óvulo de
la madre y la mitad del espermatozoide del padre.
El zigoto pasa los próximos días bajando por la trompa de
Falopio. Durante este tiempo, se divide para formar una bola de células llamada
blastocisto. Un blastocisto está compuesto de un grupo interno de células con
una cubierta externa.
El grupo interno de células se convertirá en el embrión. El
embrión es lo que se convertirá en bebé. El grupo externo de células se
convertirá en estructuras, llamadas membranas, las cuales nutren y protegen al
embrión.
Una vez que el blastocisto llega al útero, se incrusta en la
pared uterina. En este momento el revestimiento del útero es grueso y suave para
brindarle soporte al bebé. El blastocisto se adhiere firmemente a la pared del
útero y recibe los nutrientes necesarios para crecer desde la primera semana y
allí pasará nueve meses.
Las diferentes fases se cuentan por semanas. La semana 5 es
el comienzo del "período embrionario"; es decir, cuando se desarrollan
todos los principales sistemas y estructuras del bebé.
Las células del embrión se multiplican y comienzan a asumir
funciones específicas. Esto se llama diferenciación. Se desarrollan todas las
células sanguíneas, las nefronas y las neuronas. El embrión crece rápidamente y
los rasgos externos del bebé empiezan a formarse.
El cerebro, la médula espinal y el corazón del bebé empiezan
a desarrollarse y el tracto gastrointestinal del bebé comienza a formarse.
Genes, proteínas y tejidos trabajan para ir dando forma a esa
personita inocente que nace a la vida llorando, pero los “machitos” al crecer se
convierten en canallas y creyéndose seres superiores avasallan y maltratan a
las mujeres que lo engendran y los trae al mundo. Si una mujer lo concibe, lo
acoge en su vientre y lo cuida, y qué pronto se olvidan de que le deben la
vida.
Mujer, varón, diferentes e iguales. Iguales en dignidad y
derechos y deberes. Diferente constitucionalmente. Hay que reconocer que la
mujer es el sexo fuerte y el varón el sexo bruto. Al varón lo denominamos ‘el
hombre’ y ‘hombre’ es genérico a toda la humanidad, pero llamarse hombre les da
más superioridad, más poder… Como verán yo los refiero ‘varón’.
Nos queda claro que, el sexo no lo determina los genitales,
el sexo lo determinan los cromosomas, como a las dos semanas de la concepción. El
embrión cuando se implanta en el útero materno ya tiene el sexo definido y eso
que aún es como un granito de judía. Por lo que se entiende que los atributos
sexuales responden a una orden intrínseca.
La igualdad de género está en el centro mismo de los derechos
humanos y los valores de las Naciones Unidas. Un principio fundamental de la
Carta de las Naciones Unidas, aprobada por los dirigentes del mundo en 1945, es
“derechos iguales para hombres y mujeres” y la protección y el fomento
de los derechos humanos de las mujeres como responsabilidad de todos los
Estados.
“La desigualdad y la discriminación son la norma, en todas
partes. El progreso se ha desacelerado y, en algunos casos, se ha dado marcha
atrás. Hay un fuerte e implacable retroceso de los derechos de las mujeres.”
La mujer del siglo XXI, ni independiente, ni segura, ni con voz…
Pero queda bien sumarse a la parafernalia de la apariencia. En el politiqueo
mucha teoría y poco poner en práctica. No solo con las manifestaciones se
logran avances, los avances se consiguen con Leyes que se obliguen a cumplir. Debería
estar tipificado como delito no cumplir la Ley de igualdad... Hay Leyes, pero no
se cumplen, por tanto, es papel mojado…
“Detrás de una mujer poderosa se encuentra ella misma
luchando contra todo cada día”.
La mujer tiene el gran tesoro de dar vida, ternura y alegría. Papa Francisco.
Fotografía: Internet
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