Manifestaciones concretas del amor de Dios:
Saludar, siempre y en todo lugar.
Dar las gracias, aunque no "debas" hacerlo.
Recordarle a los demás cuanto los amas.
Sonreír con amor a esas personas que ves a diario.
Escuchar sin prejuicios las historias de otros.
Estar atento a quién te necesita para ayudarle.
Ayudar para que otro pueda descansar.
Levantarle los ánimos al que esté triste.
Celebrar las cualidades o éxitos de los demás.
Corregir con amor, no callar por miedo.
Pedir explicaciones cuando no entiendas algo.
Relacionarse con sinceridad y sin faltar a la verdad.
Tener buenos detalles con los que están cerca de ti.
Colaborar en las tareas de la casa.
Ayudar a los demás a superar obstáculos.
Llamar por teléfono a tus padres,
si tienes la fortuna de
tenerlos.
Gran sabiduría del Papa Francisco en esta propuesta de Cuaresma.
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