sábado, 13 de marzo de 2021

Las emociones


 

¿Qué son las emociones? Las emociones son estados afectivos que experimentamos. Reacciones subjetivas al ambiente que vienen acompañadas de cambios orgánicos -fisiológicos y endocrinos- de origen innato. La experiencia juega un papel fundamental en la vivencia de cada emoción. Se trata de un estado que sobreviene, súbita y bruscamente, en forma de crisis más o menos violentas y más o menos pasajera.

Todos nos hemos preguntado alguna vez qué son las emociones. Podríamos definirlas como el “pegamento de la vida”, esa materia invisible pero intensa que nos conecta a los nuestros, que nos permite ser partícipes de la realidad, riéndola, admirándola, sorprendiéndonos ante sus maravillas y entristeciéndonos también con sus sinsabores.

Una emoción no causa dolor. La resistencia o supresión de una emoción es lo que verdaderamente causa dolor y sufrimiento. Frederick Dodson.

Las emociones tienen una gran importancia y utilidad en nuestras vidas, puesto que nos ayudan a responder a lo que nos sucede y a tomar decisiones, mejoran el recuerdo de sucesos importantes y facilitan nuestras relaciones con los demás. No obstante, también pueden hacernos daño cuando suceden en el momento inapropiado o con la intensidad inapropiada.

Las emociones no solo nos hacen sentir algo, sino que nos suelen empujar a hacer algo, tal es el caso, que el impacto de sentir una emoción negativa provocan cambios en nuestra fisiología, como aceleración del corazón, sudoración, ansiedad, etc. Las emociones poseen también una cualidad imperativa, que significa que pueden interrumpir lo que estamos haciendo y surgir en nuestra conciencia lo queramos o no, nuevos impulsos.

Las emociones son reacciones que todos experimentamos. Son conocidas por todos nosotros, pero no por ello dejan de tener complejidad. Aunque todos hemos sentido la ansiedad o el nerviosismo, no todos somos conscientes de que un mal manejo de estas emociones puede acarrear un bloqueo o incluso la enfermedad.

En el proceso que incluye las emociones, explica la psicóloga de familia Marta Guerri que, en el ser humano la experiencia de una emoción generalmente involucra un conjunto de cogniciones, actitudes y creencias sobre el mundo, que utilizamos para valorar una situación concreta y por tanto, influyen en el modo en el que se percibe dicha situación.

Durante mucho tiempo las emociones han estado consideradas poco importantes y siempre se le ha dado más relevancia a la parte más racional del ser humano. Pero las emociones al ser estados afectivos indican estados internos personales, motivaciones, deseos, necesidades e incluso objetivos. Aun así, es difícil saber a partir de la emoción cual será la conducta futura del individuo, aunque los rasgos nos puede ayudar a intuirla.

A los pocos meses de vida comenzamos a expresar emociones básicas como el miedo, el enfado o la alegría. Algunos animales comparten con nosotros esas emociones básicas. En los humanos se van haciendo más complejas gracias al lenguaje, porque usamos símbolos, gestos, signos y significado.

Hay que tener en cuenta que cada individuo experimenta una emoción de forma particular, dependiendo de sus experiencias anteriores, aprendizaje, carácter y de la situación concreta. Algunas de las reacciones fisiológicas y comportamentales que desencadenan las emociones son innatas, mientras que otras pueden adquirirse, pero también hay quienes interpreta una emoción para ocultar unas intenciones o unas acciones.

Las emociones tienen diferentes funciones, y las categorías básicas de las emociones son bien conocidas: Alegría, tristeza, sorpresa, miedo, ira, asco o aversión… Las emociones son fácilmente visibles a través de las expresiones faciales y su lenguaje dentro de las diferentes culturas es muy similar, por tanto, hablamos de un lenguaje internacional. También hay que decir que, las mujeres tienen más sensibilidad para captar mejor las expresiones faciales o las señales emotivas y esta sensibilidad aumenta con la edad.

Al expresarnos, las expresiones faciales también afectan a la persona que nos está mirando alterando su conducta. Si observamos a alguien que llora nosotros nos ponemos tristes o incluso podemos llegar a llorar, pero ¡ojo! con no caer en la trampa del llanto de cocodrilo, ese falso llanto interpretado con el fin de que caigas en sus redes y sucumbas a su estrategia. Por tanto, podemos ser contagiados por emociones negativas y podemos secundarlas, por otro lado, se suelen identificar bastante bien la ira, la alegría y la tristeza de las personas que observamos. Se identifican peor el miedo, la sorpresa y la aversión.

Todas las personas nacemos con unas características especiales y diferentes, pero muchas veces la manera que tenemos de comportarnos o de enfrentarnos a los retos de la vida, son sobrevenidos por las mismas circunstancias que nos sorprenden con lo inesperado o inexplicable. Las vicisitudes de la vida a veces nos pone a prueba y nos obliga a reaccionar de la manera que menos daño nos produzcan, y vamos aprendiendo y nos vamos haciendo fuertes para no dejarnos pisar por aquellos que pretende contaminar tus emociones.

Las emociones cumplen una finalidad muy concreta: permitir que nos adaptemos a lo que nos rodea para garantizar nuestra supervivencia. Esto mismo ya nos lo indicó Charles Darwin en su momento, al demostrarnos que también los animales tenían y expresaban emociones y que semejante don les facilitaba a ellos y también a nosotros, avanzar como especie y colaborar entre nosotros para lograr dicho propósito.

Hay otra serie de términos y conceptos muy relacionados con este tema como, por ejemplo, los sentimientos. Éstos son más duraderos que las emociones, son temporales y están más vinculados a la reflexión. No suelen estar relacionados con sensaciones físicas intensas, son más suaves y no ponen en marcha comportamientos de manera inmediata.

Condicionados por tanta hipocresía y maldades, a veces controlamos las emociones e intentamos no mostrar los sentimientos. Cuando te rodean gente de malos principios, tratas de cuidarte y protegerte. Son tantas las experiencias que llevamos en nuestros hombros que, de un modo u otro, aprendemos a vivir y por cautela aparentamos reprimir nuestros afectos, nuestros miedos o nuestras pasiones para amoldarnos a un estado de represión emocional. Pero, si nos paramos a pensar unos segundos, una cosa es aparentar y otra es reprimir; los sentimientos no se pueden reprimir, aunque si se pueden controlar en las manifestaciones, porque caeremos en la cuenta de que somos seres emocionales y tenemos una necesidad natural que nos impulsa a dejar aflorar sentimientos y emociones.

No existe ni un solo momento en nuestro día a día en el que estemos libres de emociones, aunque no todas las sabemos identificar. Todo lo que aprendemos en nuestra vida está en parte determinado por nuestro estado emocional de base y en todo lo que se origina hay un sentir y un latir.

Cambia tu atención y cambiarás tus emociones. Cambia tu emoción y tu atención cambiará de lugar. Frederick Dodson.

Emoción siento al recordar mi niñez, una niñez feliz junto a mis queridos padres y hermanos en un lugar cerca del cielo, rodeada de naturaleza y de la familiaridad de gente sencilla y trabajadora. Un lugar de puertas abiertas y de corazones serviciales... Sí, las emociones quedan registradas en todas nuestras vivencias, por eso al recordar podemos revivir las emociones que marcaron el recuerdo. Aunque nadie puede volver atrás y hacer un nuevo comienzo, cualquiera puede empezar de nuevo y hacer un nuevo final.

De momento estamos vivos, contra viento y marea; surcando un barco a la deriva, sin mástil y sin bandera. El viento mece, como una cuna, las olas empujan por donde quiera, hasta que el barco encalle, en cualquier playa de arena.


Fotografía: Internet

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