¿Qué son las emociones? Las emociones son estados afectivos
que experimentamos. Reacciones subjetivas al ambiente que vienen acompañadas de
cambios orgánicos -fisiológicos y endocrinos- de origen innato. La experiencia
juega un papel fundamental en la vivencia de cada emoción. Se trata de un
estado que sobreviene, súbita y bruscamente, en forma de crisis más o menos
violentas y más o menos pasajera.
Todos nos hemos preguntado alguna vez qué son las emociones.
Podríamos definirlas como el “pegamento de la vida”, esa materia invisible pero
intensa que nos conecta a los nuestros, que nos permite ser partícipes de la
realidad, riéndola, admirándola, sorprendiéndonos ante sus maravillas y
entristeciéndonos también con sus sinsabores.
Una emoción no causa dolor. La resistencia o supresión de una
emoción es lo que verdaderamente causa dolor y sufrimiento. Frederick Dodson.
Las emociones tienen una gran importancia y utilidad en
nuestras vidas, puesto que nos ayudan a responder a lo que nos sucede y a tomar
decisiones, mejoran el recuerdo de sucesos importantes y facilitan nuestras
relaciones con los demás. No obstante, también pueden hacernos daño cuando
suceden en el momento inapropiado o con la intensidad inapropiada.
Las emociones no solo nos hacen sentir algo, sino que nos suelen empujar a hacer algo, tal es el caso, que el impacto de sentir una emoción negativa provocan cambios en nuestra fisiología, como aceleración del corazón, sudoración, ansiedad, etc. Las emociones poseen también una cualidad imperativa, que significa que pueden interrumpir lo que estamos haciendo y surgir en nuestra conciencia lo queramos o no, nuevos impulsos.
Las emociones son reacciones que todos experimentamos. Son
conocidas por todos nosotros, pero no por ello dejan de tener complejidad.
Aunque todos hemos sentido la ansiedad o el nerviosismo, no todos somos
conscientes de que un mal manejo de estas emociones puede acarrear un bloqueo o
incluso la enfermedad.
En el proceso que incluye las emociones, explica la psicóloga
de familia Marta Guerri que, en el ser humano la experiencia de una emoción
generalmente involucra un conjunto de cogniciones, actitudes y creencias sobre
el mundo, que utilizamos para valorar una situación concreta y por tanto,
influyen en el modo en el que se percibe dicha situación.
Durante mucho tiempo las emociones han estado consideradas
poco importantes y siempre se le ha dado más relevancia a la parte más racional
del ser humano. Pero las emociones al ser estados afectivos indican estados
internos personales, motivaciones, deseos, necesidades e incluso objetivos. Aun
así, es difícil saber a partir de la emoción cual será la conducta futura del
individuo, aunque los rasgos nos puede ayudar a intuirla.
A los pocos meses de vida comenzamos a expresar emociones
básicas como el miedo, el enfado o la alegría. Algunos animales comparten con
nosotros esas emociones básicas. En los humanos se van haciendo más complejas
gracias al lenguaje, porque usamos símbolos, gestos, signos y significado.
Hay que tener en cuenta que cada individuo experimenta una
emoción de forma particular, dependiendo de sus experiencias anteriores,
aprendizaje, carácter y de la situación concreta. Algunas de las reacciones
fisiológicas y comportamentales que desencadenan las emociones son innatas,
mientras que otras pueden adquirirse, pero también hay quienes interpreta una
emoción para ocultar unas intenciones o unas acciones.
Las emociones tienen diferentes funciones, y las categorías básicas de las emociones son bien conocidas: Alegría, tristeza, sorpresa, miedo, ira, asco o aversión… Las emociones son fácilmente visibles a través de las expresiones faciales y su lenguaje dentro de las diferentes culturas es muy similar, por tanto, hablamos de un lenguaje internacional. También hay que decir que, las mujeres tienen más sensibilidad para captar mejor las expresiones faciales o las señales emotivas y esta sensibilidad aumenta con la edad.
Al expresarnos, las expresiones faciales también afectan a la
persona que nos está mirando alterando su conducta. Si observamos a alguien que
llora nosotros nos ponemos tristes o incluso podemos llegar a llorar, pero ¡ojo!
con no caer en la trampa del llanto de cocodrilo, ese falso llanto interpretado con
el fin de que caigas en sus redes y sucumbas a su estrategia. Por tanto, podemos ser contagiados por
emociones negativas y podemos secundarlas, por otro lado, se suelen identificar
bastante bien la ira, la alegría y la tristeza de las personas que observamos.
Se identifican peor el miedo, la sorpresa y la aversión.
Todas las personas nacemos con unas características especiales y diferentes, pero muchas veces la manera que tenemos de comportarnos o de enfrentarnos a los retos de la vida, son sobrevenidos por las mismas circunstancias que nos sorprenden con lo inesperado o inexplicable. Las vicisitudes de la vida a veces nos pone a prueba y nos obliga a reaccionar de la manera que menos daño nos produzcan, y vamos aprendiendo y nos vamos haciendo fuertes para no dejarnos pisar por aquellos que pretende contaminar tus emociones.
Las emociones cumplen una finalidad muy concreta: permitir
que nos adaptemos a lo que nos rodea para garantizar nuestra supervivencia.
Esto mismo ya nos lo indicó Charles Darwin en su momento, al demostrarnos que
también los animales tenían y expresaban emociones y que semejante don les
facilitaba a ellos y también a nosotros, avanzar como especie y colaborar entre
nosotros para lograr dicho propósito.
Hay otra serie de términos y conceptos muy relacionados con
este tema como, por ejemplo, los sentimientos. Éstos son más duraderos que las
emociones, son temporales y están más vinculados a la reflexión. No suelen
estar relacionados con sensaciones físicas intensas, son más suaves y no ponen
en marcha comportamientos de manera inmediata.
Condicionados por tanta hipocresía y maldades, a veces controlamos
las emociones e intentamos no mostrar los sentimientos. Cuando te rodean gente de
malos principios, tratas de cuidarte y protegerte. Son tantas las experiencias
que llevamos en nuestros hombros que, de un modo u otro, aprendemos a vivir y
por cautela aparentamos reprimir nuestros afectos, nuestros miedos o nuestras
pasiones para amoldarnos a un estado de represión emocional. Pero, si nos
paramos a pensar unos segundos, una cosa es aparentar y otra es reprimir; los
sentimientos no se pueden reprimir, aunque si se pueden controlar en las
manifestaciones, porque caeremos en la cuenta de que somos seres emocionales y
tenemos una necesidad natural que nos impulsa a dejar aflorar sentimientos y
emociones.
No existe ni un solo momento en nuestro día a día en el que
estemos libres de emociones, aunque no todas las sabemos identificar. Todo lo que
aprendemos en nuestra vida está en parte determinado por nuestro estado
emocional de base y en todo lo que se origina hay un sentir y un latir.
Cambia tu atención y cambiarás tus emociones. Cambia tu
emoción y tu atención cambiará de lugar. Frederick Dodson.
Emoción siento al recordar mi niñez, una niñez feliz junto a mis queridos padres y hermanos en un lugar cerca del cielo, rodeada de naturaleza y de la familiaridad de gente sencilla y trabajadora. Un lugar de puertas abiertas y de corazones serviciales... Sí, las emociones quedan registradas en todas nuestras vivencias, por
eso al recordar podemos revivir las emociones que marcaron el recuerdo. Aunque
nadie puede volver atrás y hacer un nuevo comienzo, cualquiera puede empezar de
nuevo y hacer un nuevo final.
De momento estamos vivos, contra viento y marea; surcando un barco a la deriva, sin mástil y sin bandera. El viento mece, como una cuna, las olas empujan por donde quiera, hasta que el barco encalle, en cualquier playa de arena.
Fotografía: Internet
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