Día Internacional de las Personas Sordas. Cada 28 de septiembre tiene lugar el Día Internacional de la Sordera. La Federación Mundial de Sordos fue quien promovió este día por primera vez en 1958 para conmemorar el primer congreso mundial de esta Federación.
La sordera tiene su hueco dentro del calendario de días mundiales. La comunidad de sordos lucha por la igualdad de oportunidades para las personas sordas y el 'Día Internacional de la Sordera' busca visibilizar los problemas auditivos que padecen estas personas, sus leyes y la cultura sorda.
La sordera puede ser genética o puede aparecer durante la vida postnatal (adquirida) por una enfermedad (trauma acústico, infección, toxicidad, envejecimiento). Pero también puede deberse a una alteración adquirida sobre una predisposición genética.
Según un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud:
466 millones de personas en todo el mundo padecen pérdida de audición discapacitante, de las cuales 34 millones son niños (1).
Se calcula que, en 2050, más de 900 millones de personas —es decir, una de cada 10— sufrirá una pérdida de audición discapacitante.
La pérdida de audición puede deberse a causas genéticas, complicaciones en el parto, algunas enfermedades infecciosas, infecciones crónicas del oído, el empleo de determinados fármacos, la exposición al ruido excesivo y el envejecimiento.
El 60% de los casos de pérdida de audición en niños se deben a causas prevenibles. En los niños, la otitis media crónica es una causa común de pérdida de audición.
1100 millones de jóvenes (entre 12 y 35 años de edad) están en riesgo de padecer pérdida de audición por su exposición al ruido en contextos recreativos.
Los casos desatendidos de pérdida de audición representan un coste mundial anual de 750 000 millones de dólares internacionales (2). Las intervenciones destinadas a prevenir, detectar y tratar la pérdida de audición no son caras y pueden resultar muy beneficiosas para los interesados.
La situación de las personas que padecen pérdida de audición mejora gracias a la detección temprana, a la utilización de audífonos, implantes cocleares y otros dispositivos de ayuda, así como con el empleo de subtítulos, el aprendizaje del lenguaje de signos y otras medidas de apoyo educativo y social.
Más del 5% de la población mundial (466 millones de personas) padece pérdida de audición discapacitante (432 millones de adultos y 34 millones de niños). Se estima que de aquí a 2050 más de 900 millones de personas - una de cada diez - padecerá pérdida de audición.
Por pérdida de audición discapacitante se entiende una pérdida de audición superior a 40dB en el oído con mejor audición en los adultos, y superior a 30dB en el oído con mejor audición en los niños. La mayoría de las personas con pérdida de audición discapacitante vive en países de ingresos bajos y medianos.
Aproximadamente una tercera parte de las personas mayores de 65 años padece pérdida de audición discapacitante. La máxima prevalencia en ese grupo de edad se registra en Asia meridional, Asia-Pacífico y el África subsahariana.
Pérdida de audición y sordera. Se dice que alguien sufre pérdida de audición cuando no es capaz de oír tan bien como una persona cuyo sentido del oído es normal, es decir, cuyo umbral de audición en ambos oídos es igual o superior a 25 dB. La pérdida de audición puede ser leve, moderada, grave o profunda. Afecta a uno o ambos oídos y entraña dificultades para oír una conversación o sonidos fuertes.
Las personas ‘duras de oído’ son personas cuya pérdida de audición es entre leve y grave. Por lo general se comunican mediante la palabra y pueden utilizar como ayuda audífonos, implantes cocleares y otros dispositivos, así como los subtítulos. Para las personas con una pérdida de audición más acusada pueden ser útiles los implantes cocleares.
Las personas ‘sordas’ suelen padecer una pérdida de audición profunda, lo que significa que oyen muy poco o nada y se comunican mediante el lenguaje de signos.
Causas de la pérdida de audición y la sordera pueden ser congénitas o adquiridas.
Causas congénitas: Las causas congénitas pueden determinar la pérdida de audición en el momento del nacimiento o poco después. La pérdida de audición puede obedecer a factores hereditarios y no hereditarios, o a diversas complicaciones durante el embarazo y el parto.
Causas adquiridas: Las causas adquiridas pueden provocar la pérdida de audición a cualquier edad y las causas muy variadas, desde enfermedades infecciosas, el uso de algunos medicamentos, la exposición al ruido excesivo, etc.
Consecuencias funcionales de la pérdida de audición: Una de las principales consecuencias es la limitación de la capacidad de la persona para comunicarse con los demás. En los niños con pérdida de audición desatendida, el desarrollo del habla se suele retrasar.
La pérdida de audición y las enfermedades del oído desatendidas, entre ellas la otitis media, pueden tener efectos muy perjudiciales en el rendimiento escolar de los niños.
Las personas afectadas suelen tener mayores índices de fracaso escolar y necesitan más asistencia educativa. Para una experiencia de aprendizaje óptima es importante que los niños tengan acceso a unos ajustes adecuados, los cuales no siempre están disponibles.
Consecuencias sociales y emocionales: Los problemas de comunicación pueden tener efectos importantes en la vida cotidiana y generar sensación de soledad, aislamiento y frustración, sobre todo en las personas mayores que padecen pérdida de audición.
Consecuencias económicas: La OMS calcula que los casos desatendidos de pérdida de audición representan un coste mundial anual de 750 000 millones de USD. Dicha cifra incluye los costes del sector sanitario (excluyendo el coste de los dispositivos de ayuda a la audición), los costes del apoyo educativo, la pérdida de productividad y los costes sociales.
En los países en desarrollo, los niños con pérdida de audición y sordera rara vez son escolarizados. Asimismo, entre los adultos con pérdida de audición la tasa de desempleo es mucho más alta. Una gran proporción de los que tienen empleo ocupan puestos de categoría inferior en relación con la fuerza de trabajo en general.
La mejora del acceso a la educación y a los servicios de rehabilitación profesional, así como la sensibilización de los empleadores acerca de las necesidades de las personas con pérdida de audición, permitirá reducir las tasas de desempleo de estas personas.
Prevención: En general cabe presumir que la mitad de los casos de pérdida de audición pueden prevenirse a través de medidas de salud pública. Vacunando a los niños contra las enfermedades de la infancia. Controlar las infecciones con el tratamiento adecuado y evitar los ambientes ruidosos.
Detección y tratamiento: La detección e intervención tempranas son fundamentales para minimizar las consecuencias de la pérdida de audición, en el desarrollo y el rendimiento escolar del niño. En los lactantes y niños pequeños con pérdida de audición, la detección y el tratamiento tempranos en el marco de programas de detección auditiva neonatal pueden mejorar los resultados lingüísticos y escolares del niño. Los niños sordos deberían tener la oportunidad de aprender el lenguaje de los signos junto con sus familias.
La detección de las enfermedades del oído y la pérdida de audición en los ámbitos preescolar, escolar y profesional también es una herramienta eficaz para identificar y tratar la pérdida de audición en una etapa temprana.
La situación de las personas que padecen pérdida de audición puede mejorar con la utilización audífonos, implantes cocleares y otros dispositivos de ayuda auditiva.
La logoterapia, la reeducación auditiva y otros servicios conexos también pueden ser beneficiosos. Sin embargo, la producción mundial de audífonos satisface menos del 10% de las necesidades mundiales y del 3% en los países en desarrollo. En entornos de ingresos bajos, la falta de baterías y de servicios de ajuste y mantenimiento de los audífonos es también un obstáculo importante. En todo el mundo, muchas personas que sufren pérdida de audición se beneficiarían del acceso a audífonos e implantes cocleares asequibles y adecuadamente adaptados, así como a servicios de seguimiento.
Las personas que padecen pérdida de audición pueden aprender a comunicarse mediante la lectura de los labios, los textos escritos o impresos y el lenguaje de signos. La enseñanza del lenguaje de signos beneficiará a los niños con pérdida de audición, y los subtítulos y la interpretación al lenguaje de signos en la televisión facilitarán el acceso a la información.
El reconocimiento oficial de los lenguajes de signos nacionales y el aumento del número de intérpretes de esos lenguajes es importante para mejorar el acceso a los servicios de lenguaje de signos. Fomentar la creación de organizaciones de personas con pérdida de audición y grupos de apoyo para padres y familiares y reforzar la legislación de derechos humanos también pueden ser medidas favorables para una mayor inclusión de las personas con pérdida de audición.
Las personas con baja audición, podemos remediar el problema con audífonos, aun así, en ambientes ruidosos, no siempre podemos seguir bien una conversación, pero no tenemos que pedir disculpa por ello.
Con problemas de audición hay millones de personas trabajando en los diferentes estratos sociales y pasan desapercibidos. Por ejemplo, actores que no sabías que padecen sordera.
Normalmente los vemos actuando en cines o televisión interpretando papeles de lo más variado, y nos pasa totalmente desapercibido que padecen graves problemas auditivos. Para ellos, su sordera no les ha supuesto una barrera para dedicarse a la interpretación.
Jodie Foster… La actriz, a la hora de hablar de su vida privada, es muy reservada, pero le contó a un periodista que un problema de audición al que no había prestado atención le obligaba a llevar un audífono.
Rob Lowe… No tratarse las paperas a tiempo trae graves consecuencias, sino que se lo digan a Rob Lowe. El actor perdió por completo la capacidad auditiva de su oído derecho cuando solo tenía 9 meses.
Whoopi Goldberg… La ganadora de un premio Oscar utiliza audífonos desde hace varios años debido a la pérdida de audición que experimentó en los años que pasó escuchando música a todo volumen. Por ello, advierte a los demás que no escuchen música demasiado alto “porque no poder escuchar no es nada divertido”.
Robert Redford… Hay ocasiones en las que los actores se arriesgan demasiado al realizar escenas peligrosas. Ese fue el caso de Robert Redford durante el rodaje de su aclamada película 'Cuando todo está perdido' (2013), en la que daba vida a un marinero perdido en el Océano Índico. Pasó día tras día sumergido en un enorme tanque de agua, donde con una manguera lo bombardeaban con agua. El resultado fue una infección que le provocó una pérdida de audición del 60% en su oído izquierdo.
Halle Berry… La actriz estadounidense perdió el 80% de la audición de su oído izquierdo debido a los golpes que le propinó uno de sus exnovios. Como consecuencia, Berry no desaprovecha ninguna ocasión para concienciar sobre la violencia de género y ayudar a otras mujeres.
La sordera te aísla pero, puedes conectar con el espacio, extiende los brazos al infinito y te fundes con la naturaleza que te acoge en su silencio con su diversidad de sonidos...
Ahora, que no hay peor sordo que el que no quiere oír. Ya dijo, Victor Hugo: “Qué importa la sordera del oído cuando la mente oye, la verdadera sordera, la incurable sordera es la de la mente.”
Fotografía: mohamed_hassan
Fotografía: mohamed_hassan
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