Para mejor entendernos, la psicóloga, Eva María Rodríguez, nos da las claves para aprender a decir, con asertividad, lo que realmente piensas.
La asertividad es una estrategia de comunicación basada en decir las cosas sin agredir ni someter la voluntad del otro, defendiendo los propios deseos y opiniones. Pero decir lo que realmente se piensa, dándose a valer y sin “pisar” al otro no es siempre una tarea fácil. No obstante, es fundamental para establecer relaciones sanas y también para ser feliz manifestar las propias convicciones y defender los propios derechos.
La asertividad es una forma de expresión consciente, directa y equilibrada cuyo objetivo es defender la ideas, deseos y sentimientos propios sin perjudicar u ofender al otro. Para ello, es necesario tener autoconfianza y autocontrol, así como evitar dejarse llevar por las emociones.
Hay que saber ser muy asertivos para saber decir lo que realmente deseas decir de forma asertiva, respetando a los demás y haciéndote respetar a ti mismo. En muchas ocasiones, decir lo que realmente se piensa ahorra muchos problemas, especialmente cuando se trata de decir “no”. Si lo dices bien, no tendrás que volver a repetirlo y los demás te respetarán más.
Errores comunes en la comunicación: Lo que no debes hacer. Si quieres ser asertivo, debes evitar estos errores en tu comunicación con los demás. Combinados estos tres puntos, dificultan enormemente la comunicación con los demás:
-No digas “siento que” como si fuera una declaración de tus sentimientos o una afirmación sobre ti mismo. Ejemplo: Siento que eres un pésimo oyente cuando me interrumpes cuando hablo.
-No acuses al otro conjeturando lo que crees que quiere hacer. Ejemplo: Me siento como si quisieras iniciar una pelea.
-No interpretes los comportamientos del otro. Ejemplo: Creo que no me llamaste para salir ayer porque ya no te intereso.
Claves de la asertividad: Lo que debes hacer para superar los errores anteriores y poder mantener relaciones sanas, evitando las malas interpretaciones, las siguientes claves son muy útiles para aprender a decir lo que piensas y para que el otro sepa qué quieres decir.
Habla en primera persona tantas veces como sea posible. El otro no se pondrá a la defensiva y mantendrá la atención para ver qué tiene que hacer para cambiar sin sentirse atacado. La clave es la descripción de los propios sentimientos y de por qué se han desencadenado los mismos. Ejemplo: Me duele que no me hayas preguntado qué tal me ha ido el día.
Describe por qué te sientes así, cuál es la causa de tu estado anímico. No se trata de acusar, sino de explicar qué te pasa cuando ocurre algo con claridad y sin dar lugar a malas interpretaciones. Ejemplos: “Me asusto cuando gritas”, “me entristece que no digas nada cuanto te cuento mis problemas”.
Pide lo que necesitas para solucionar el problema. Sin pedir lo que quieres, solo estás expresando tus sentimientos, pero no estás dándole al otro las claves para mejorar la situación. Dar por supuesto que el otro sabe lo que tiene que hacer es un mal hábito. Pon el énfasis en lo que sientes y en lo que el otro puede hacer para ayudarte o mejorar. Ejemplo: “Me duele que no me hayas preguntado qué tal me ha ido el día. Me siento mejor cuando te interesas por mí”.
El ABC de la asertividad: Estructura de las frases asertivas para comunicarte de forma asertivamente, el profesor Craig Malkin, de la Universidad de Harvard, propone una sencilla estructura de comunicación: “Me siento A (sentimiento), cuando haces B (acción). Me sentiría mejor si C (petición)”.
Parece fácil, aunque lleva un poco de tiempo hacerlo de forma automática. La buena noticia es que funciona. Solo hace falta practicar, para que la asertividad, a la hora de decir las cosas sea una conducta diaria.
Fotografía: ROverhate
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