Y me di permiso de sentir una ilusión,
de esas que te elevan al cielo.
Quizá de miedo subir tan alto,
pero me di permiso de hacerlo.
Y me di permiso de llorar,
aunque muchos señalen las lágrimas como debilidad
y otros se asombren,
porque nunca me habían visto hacerlo.
Lloré y se me limpió el alma,
y me liberé de un gran peso.
Y me di permiso de pasar un poco el tiempo
haciendo lo que me gusta,
descansando, saliendo de la rutina,
divertirme sin mirar el reloj.
A veces es necesario permitirse eso.
Y me di permiso de reír,
aunque muchos no entiendan mi sonrisa,
temo no poder estar sonriente siempre,
pero no importa cuánto dure,
porque cada vez que sonrío algo de mi vida se ilumina.
Y me di permiso de soñar,
aunque algunas personas parecieran ser enemigos de los sueños.
Sé que soñar es el principio de todo lo que quiero lograr.
Y me di permiso de creer,
de abrir el corazón y confiar,
de mirar al cielo y esperar,
de no perder la fe,
aunque todo lo demás parezca estar en contra…
Y me di permiso para ser feliz…
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